Santa Marta, joya del Caribe colombiano, revive su pasión futbolera con el regreso del Unión Magdalena a la primera división, regalo del ‘Ciclón’ que une generaciones y enciende sueños renovados.
RUGIDO DE VUELTA
Es la cuelga del Unión Magdalena a
Santa Marta por el 500° cumpleaños
Y también es el aguinaldo para los habitantes de ‘La perla de América’ —‘Ciudad de Bastidas’—, en esta temporada navideña.
Adaptación especial sobre un informe del periodista William Gómez Polo
Santa Marta, ‘La perla de América’, próxima a celebrar sus 500 años de fundación, gozó, hace pocos días, como no lo hacía desde aquel histórico 15 de diciembre de 1968.
En aquella ocasión, el Unión Magdalena conquistó su único título de campeón del fútbol profesional colombiano al empatar 2-2 ante el Deportivo Cali en un vibrante partido de vuelta, tras haber vencido por la mínima diferencia en el Pascual Guerrero.
Cincuenta y seis años después —también a mediados de diciembre—, esa misma pasión se desbordó nuevamente cuando ‘El ciclón bananero’, liderado por el estratega Jorge Luis Pinto, logró el ascenso a la primera división.
La reciente hazaña llegó tras vencer en una reñida tanda de penaltis al aguerrido Llaneros FC, sellando el campeonato del Torneo de la B. La ciudad recibió este triunfo como un valioso aguinaldo de Navidad o como una cuelga anticipada por su cumpleaños 500 el 29 de julio próximo.
Hace algo más de una semana, las calles samarias se llenaron de azul y rojo en una fiesta que evocó la gloria de 1968. Los samarios, emocionados, gritaban al unísono: “¡El Unión volvió!”.
El camino al regreso
La gesta de este ascenso comenzó cuando Eduardo Dávila Armenta, dueño del club y personaje polémico —odiado y criticado, ensalzado y amado no solo por los hinchas del equipo, sino por la prensa y un vasto sector de la comunidad samaria—, tomó una decisión audaz: contratar a Jorge Luis Pinto. Este técnico santandereano, de amplia trayectoria internacional, había iniciado su carrera como preparador físico del Unión Magdalena en el segundo quinquenio del decenio de los 70.
El más reciente reencuentro entre Pinto y Dávila —entre 1988 y 1990 había sido técnico del elenco samario— marcó el inicio de un proyecto ambicioso que buscaba devolver al Unión Magdalena al lugar que, para muchos, nunca debió abandonar.
Con disciplina férrea y una estrategia clara, Pinto logró consolidar un equipo competitivo que se destacó a lo largo del torneo. Las victorias clave y la resiliencia del plantel llevaron al Unión al tan ansiado enfrentamiento final. El desenlace en los penaltis, con nervios de acero, aseguró el título y el regreso del Ciclón Bananero a la máxima categoría del fútbol colombiano.
La alegría de un pueblo
Esta vez, Santa Marta se estremeció de emoción, como en aquel lejano 68 cuando los bananeros alzaron su primer y único título. Los más veteranos recordaron con nostalgia esos días de gloria, mientras que una nueva generación de hinchas se sumó al fervor futbolero que caracteriza a los samarios.
Aquel triunfo de 1968 se obtuvo con una alineación de lujo, conformada por Justo Sayas, Aurelio Palacio, Ramón ‘Moncho’ Rodríguez, Líder Toledo, Obdulio Torres, Pablo Huguet; José Quiñones, Pedro Vásquez, Ramón Rodríguez; Eugenio Samaniego, Manuel ‘Maracaná’ Manjarrez y Raúl Peñaranda. Arbitraje del chileno Mario Canessa García.
Hoy en día, los seguidores del Ciclón Bananero logran recordar este épico día y anhelan volver a verlo disputando una final del campeonato nacional.
El retorno a la A no solo significa un triunfo deportivo, sino también una oportunidad para revitalizar el fútbol en la región. Para Santa Marta, ciudad turística y cultural, contar con el Unión Magdalena en la élite del fútbol colombiano es un motivo de orgullo y una vitrina para su desarrollo.
Un sueño renovado
El ascenso del Unión Magdalena —un año después de haber bajado de categoría— es más que un logro deportivo; es una prueba de que la pasión y la perseverancia pueden superar cualquier adversidad. Los hinchas, con su fe intacta, sueñan ahora con revivir aquellos días de gloria y ver nuevamente al Ciclón disputando finales y alzando trofeos.
El regreso del Unión a la A marca el inicio de una nueva era para el equipo bananero, una en la que los colores azul y rojo volverán a ondear con fuerza en los estadios de Colombia. Santa Marta celebra, y el fútbol colombiano recibe de nuevo a un histórico que regresa con el rugido renovado de su ciclón.