¡Los amigos…!

¡Los amigos…!

La amistad, una de las formas más puras del amor, uno de los principales motores de la vida… Alfonso Noguera Aarón corrige una primera versión del texto y lo comparte.

Imagen de portada: El autor con 7 de sus amigos, en una reunión a la cual concurrieron Roberto Hernández, Abel Rivera García, Beto Riascos, Cristóbal Escandón, Javier Gallo, Darío Linero, Guille Puello, Alain Manjarrés, Cory Rodríguez y Patricia Moreno.

La amistad es amor puro, uno de
los principales motores de la vida

Por Alfonso Noguera Aarón MD.
(6 de enero de 2024)

Alguna vez escuché decir a Eduardo Galeano que los amigos son esos bichos raros que por milagrosas coincidencias del destino llegan a la vida de uno como una extensión amena de sí mismo. Y que, a diferencia de la familia y de los vecinos, tenemos el grato honor de elegirlos nosotros mismos. Y así lo escribí en mi poema al Amigo: “Porque a veces siento que esa palabra amigo, más que amigo, es mi propia alma que me persigue desde afuera…”.

Pues bien, anoche, 5 de enero, nos reunimos dónde Yiyo, en nuestro entrañable barrio 13 de junio —que es algo así como el inolvidable pueblo que nos atrae y nos reúne—, un grupo de amigos con los que muy a menudo nos congregamos en una deliciosa bohemia para arreglar el mundo desde nuestros propios defectos y limitaciones, amenizados por relatos, chistes, anécdotas y mil canciones que reviven la existencia cada vez que las escuchamos.

Ahí llegaron mi compadre, poeta y ensayista, Abel Rivera García, el veterano compositor don Roberto Hernández, el escritor y gran conversador don Cristóbal Escandón, el cantante Javier Gallo, el siempre activo dirigente político Beto Riascos, el hoy diligente secretario de Cultura de Santa Marta Darío Linero, el excelente cantautor Guille Puello y su variado e inagotable repertorio musical, también llegaron Alain Manjarrés y los dramaturgos Cory Rodríguez y su inseparable esposa Patricia Moreno, y todo, en torno a una botella de whisky puesta sobre el sardinel, porque las ganas de verse y escucharse solo exige eso, la alegría de encontrarse.

La amistad reclama mucha entrega de corazón.

Al contrario de lo que se cree, realmente los amigos no son una réplica de nosotros mismos, y ni siquiera un comité de mutuos elogios, no, incluso son personas distintas a nuestro modo de ser y perspectivas de vida, cuyo mayor nexo es la gracia que nos empatiza en tanto están presentes, pues los motivos para disfrutar la compañía tan solo se supedita al placer de compartir la sola presencia momentánea de la amistad.

Una reunión de amigos es como un campo gravitatorio de mutuos sentimientos de recuerdos, admiración, respeto y concordia que gira en la dirección de la incondicional alegría de ser y de vivir. El núcleo y éxito del asunto es la transparencia y la sinceridad, sin lo cual no es posible siquiera trazar lazos de simples conocidos, porque nadie puede ni quiere compartir momentos con aquellos que sencillamente son incompatibles con nuestra sola presencia.

La amistad no distingue sexo ni condición política, tampoco religiosa o existencial…

A veces quisiera tener uno la satisfacción de reunir a todas aquellas personas que le han dado sentido y contento a nuestra existencia en las distintas fases de la vida y, de hecho, en nuestra mente giran esas almas que alimentan la gracia de vivir y de crecer como seres humanos dignos y luchadores. La amistad no exige nada para ser. Es como las flores del monte que nadie ve y, sin embargo, son bellas y fuertes… Ni siquiera condiciona la visión política, religiosa o existencial de las personas, porque su razón de ser es la alegría de tratarse y de referirse la vida y, obviamente, por ello mismo la deslealtad es la peor de las bajezas humanas, pues atenta nada menos que contra el impulso vital de la cohesión social, gracias a lo cual existimos como especie viva y racional.

En efecto, la amistad, como una de las formas más puras del amor, es uno de los principales motores de la vida. Dice así una vieja poesía que me sé en francés: “La amistad hace las delicias de la vida, y es tanto como la sabiduría el don más preciado que le ha dado Dios al hombre”.

Feliz año y bendiciones por siempre a mis amigos, contactos y conocidos.