En un rincón mágico de La Guajira, donde la brisa susurra acordes y versos, Rafael Manjarrez esculpe emociones en música vallenata. Su obra lo erige como ‘El compositor del año’.
Palabra a palabra, ladrillo a ladrillo, construye
‘La catedral emocional de la música vallenata’
Rafael Enrique Manjarrez Mendoza, ‘Compositor del año’, arquitecto del alma vallenata.
Por Evo Matrix
En San Juan del Cesar, donde los vientos de La Guajira tejen historias y melodías, el cuadragésimo séptimo (XLVII) Festival Nacional de Compositores ha vivido una edición entre el cielo y Urumita, pasando por La Jagua del Pilar.
No ha sido una edición más de festival —excusa magníficamente recreada para homenajear ‘el acordeón celestial’ del extinto Juancho Rois y ‘La historia viva, hecha locura’, del urumitero Silvestre Dangond , sino para cocinar y servir en bandeja dorada una elección concordante con lo que proyecta el certamen sanjuanero.
Entre notas de acordeón y versos que huelen a nostalgia, es más: en medio de la exquisitez del humo de la cocina guajira —todo esto arropado por el ambiente único de la edición 47 del festival sanjuanero—, el nombre de Rafael Enrique Manjarrez Mendoza ha sido erigido como un faro en el horizonte musical regional.
El almuerzo de periodistas conocido como ‘La Prensa y su folclor’ —evento organizado por el comunicador de la tierra Hermes Francisco Daza—, sería el escenario para la elección de ‘El compositor del año’ en género vallenato.
No se trata solo del título de ‘El compositor del año 2024’, sino de un testimonio vivo de reconocimiento a toda una vida dedicada a construir, palabra a palabra, a modo de ladrillo a ladrillo, ‘La catedral emocional de la música vallenata’.
Este reconocimiento destaca no solo el talento de Rafael Manjarrez como compositor, sino también su influencia dentro del panorama vallenato, en el cual su música es un referente para generaciones presentes y por venir de amantes del género.
Rafael Manjarrez no es un compositor más. Es un arquitecto de emociones, un cronista del alma Caribe que, desde La Jagua del Pilar, su terruño, moldeó su destino entre partituras y letras impregnadas de realidad y poesía.
Más allá del Festival Nacional de Compositores, canciones de Manjarrez como ‘Parafernalia’, interpretada por Rafa Pérez; ‘Fuiste tú’, por Beto Zabaleta y Emilianito Zuleta; ‘La trinca’, grabada por Elder Dayán; y ‘Tu pretendiente’, que triunfó en los Latin Grammy 2024 en la voz de Silvestre Dangond, se han convertido en el eco presente de un reconocimiento popular.
Pero no es la lista de éxitos lo que define a Rafael Manjarrez. Su verdadera esencia radica en su capacidad de convertir lo cotidiano en eterno. Desde su primer éxito a los 18 años, ‘Traición‘, pasando por ‘el himno’ del Festival Vallenato, ‘Ausencia sentimental‘, Manjarrez ha sabido plasmar en sus letras la complejidad y belleza de la vida guajira.
Sus composiciones no son meras canciones; son relatos, ventanas abiertas a las almas de quienes habitan esta región vibrante y llena de contrastes.
Susurro entre acordes
Con 50 años de vida y más de 300 canciones grabadas, Rafael Manjarrez ha demostrado ser mucho más que un compositor talentoso. Es un puente entre lo tradicional y lo contemporáneo, un hombre que no teme desafiar las categorías establecidas del folclor vallenato.
Sus letras poseen un sello único, un equilibrio entre la melancolía y la esperanza, entre lo universal y lo profundamente personal, entre lo cotidiano y lo excepcional, lo raro. Quizá por eso Beto Zabaleta, su más ferviente intérprete, ha llevado a su repertorio 35 de sus composiciones. Y Beto no está solo: otros destacados intérpretes de vallenatos como Otto Serge, los Hermanos Zuleta, Jorge Oñate, Silvio Brito también han bebido de la fuente creativa de este trovador guajiro. Ahora lo hacen Silvestre Dangond, Rafa Pérez y Elder Dayán, entre otros.
Rafa es, además, el actual presidente de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia-Sayco, donde ha luchado incansablemente por la protección de los derechos de autores y compositores. Su trabajo en esta entidad refleja un compromiso con sus colegas, asegurando que el arte siga siendo valorado en su justa medida. Es una cruzada que muchos consideran necesaria en un mundo donde la creatividad a menudo se encuentra en peligro de ser eclipsada por intereses comerciales o, simplemente, rapada por avivatos.
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La humildad del grande
Hace dos años, en la Casa de la Cultura de Villanueva, al cierre de un conversatorio que exploró su vida y obra —el festival ‘Cuna de acordeones’ le rindió un homenaje en 2022—, Manjarrez Mendoza pronunció unas palabras que resonaron como un acorde final en un son perfecto: “Uno no es nada mientras alguien no reconozca lo que hagas”.
Palabras que ahora se traen a colación para ratificar la sencillez del compositor y su sentir ante este otro tributo que ahora le rinden periodistas y locutores vallenatos, una elección que no solo reconoce el impacto musical del homenajeado, sino también su papel como embajador de una región y un género que trascienden fronteras: La Guajira, la provincia, el sur de la península septentrional.
El festival que acoge su elección
El Festival Nacional de Compositores fue este año marco perfecto para el homenaje de los comunicadores del vallenato a un hombre que ha dedicado su vida —comunicando versos: “Un verso bien sutil y dirigido, delicado y sensitivo”—, a transformar sus vivencias y las de su pueblo en canciones de amplísima aceptación.
Manjarrez no solo compone canciones, sino que construye mundos. Sus letras son espejos donde se reflejan las alegrías y las penas de quienes habitan La Guajira y más allá. En Rafa, el vallenato encuentra un cronista que no teme abordar los desafíos del tiempo, adaptando su estilo para mantenerse vigente sin perder la esencia.
Un futuro cimentado en versos
Mientras el festival ha cerrado con un estallido de aplausos y el eco de su música llenaba el aire, queda claro que su obra ha colocado a Manjarrez Mendoza en un pedestal donde pocos logran llegar. En un mundo donde el folclor lucha por mantener su relevancia, Rafa es una garantía de que el vallenato no solo sobrevivirá, sino que prosperará.
La Guajira lo vio nacer, y Colombia entera lo adoptó. Rafael Enrique Manjarrez Mendoza no solo es el compositor del año 2024. Es el arquitecto del alma vallenata, un hombre que con cada canción edifica un monumento a la memoria colectiva de su pueblo: ‘La catedral emocional de la música vallenata’.
Reconocimientos adicionales
Por: Juan Carlos Travecedo
En el marco del evento del Festival Nacional de Compositores de Música Vallenata, Rafa Manjarréz recibió la medalla Francisco el Hombre, otorgada por la Asamblea de La Guajira y entregada por el diputado Arnoldo Marulanda Brito, como reconocimiento a su impacto en la música y cultura de la región.
Además, el Colegio Nacional de Periodistas le otorgó una Nota de Estilo por su huella imborrable en la musica vallenata y el botón de esta institución, reafirmando su relevancia como un ícono del folclor vallenato.
El acto se realizó en el auditorio Hernando Marín de la Casa de la Cultura Manuel Antonio Dávila, como parte del tradicional evento ‘La Prensa y el folclor’, que cumple 31 años premiando a los máximos exponentes de la composición vallenata.
Con estos logros y distinciones, Rafa Manjarréz consolida su legado como una figura clave en la historia del vallenato, demostrando que su música sigue trascendiendo fronteras y generaciones