A cazar 6 puntos

A cazar 6 puntos

Un pénal encajado y un pénal errado… Los palos a favor de los caldenses… Junior viajó a Manizales, este sábado cayó 2-0, y vuelve a Barranquilla derrotado, aferrado a la esperanza de ganar, en 4 días, los dos partidos que le faltan para llegar, con esos 6 puntos, a los 30 que le permitan clasificar a los cuadrangulares finales. Cacería de puntos, pues.

El Junior de ‘El bolillo’, de vuelta a
lo mismo: no ganar afuera y ¡a parir!

Con 24 puntos continuaba entre los 8, pero… para seguir soñando hay que ganarle a Pereira en el Metropolitano de Barranquilla y a Huila, allá en Neiva… Ante el colero Once Caldas, nueva derrota como visitante.

Por El Impertinente

No duraron mucho las victorias a domicilio de Junior, aunque ante Deportivo Cali —28 de abril— no se merecía perder, pero al fin de cuentas se perdió: 3-2.

Desde marzo 26, tiempo en que se han jugado 9 fechas de la Liga Bet Play, Junior ha logrado dos victorias fuera de casa.

Desde la llegada de Hernán Darío ‘El bolillo’ Gómez a la dirección técnica tiburona, cada vez que Junior supera el ‘unito’, no gana: 2-2 ante Unión Magdalena, 2-3 ante el Cali.

Frente a Once Caldas, este sábado 6 de mayo, se alcanzó la segunda derrota en línea como visitante, luego de que el 10 de abril, en Medellín, Junior venciera a Nacional 1-0, y 6 días después, el 16, derrotara a Tolima 1-0, en Ibagué.

A pesar de la derrota en Manizales, ‘La querida de Barranquilla’ se mantenía entre los 8 clasificados hasta el momento, pero para lograrlo definitivamente tiene que ganar o ganar —ganar y ganar, nada de empates— sus dos últimos compromisos en la Liga Bet Play: en condición de local el sábado 13 ante Pereira y como visitante, partido de cierre, el miércoles 17 ante Huila, allá en Neiva.

Este sábado 6 de mayo en Manizales, Junior permitió el reencuentro de Once Caldas con la victoria, después de que este equipo sumara 9 fechas sin ganar. La visita comenzó perdiendo temprano: a los 8 minutos, una mano de Carlos Sierra en el área chica para una ejecución perfecta, 3 minutos después, del especialista en cobros pénal Dayro Moreno. Por la misma vía pudo haber empatado el cuadro barranquillero, cuando en las postrimerías del primer tiempo, minuto 43, el portero Éder Chaux ahogó el grito de gol al atajarle la ejecución a Leyder Berrio.

Para el segundo tiempo los tiburones entraron con bríos en busca del empate, pero no hubo suerte y los palos devolvieron los intentos al campo de juego —uno de ellos de Luis ‘El cariaco’ González—  mas no a los locales que, por intermedio de Fainer Torijano, aumentaron la cuenta a los 63, asistencia desde un cobro de tiro de esquina. Nuevamente la defensa juniorista fue superada por arriba.

Kevin Velasco, dos goles a Junior en Cali.

El goleador de Junior Carlos Bacca quiso volver a abrir la puerta contraria con sus cobros, pero el vertical se lo negó. Y de esa forma, al minuto 70, el palo provocó que los minutos de sequía del jugador porteño superen ya los 600 minutos. Bacca, pues, sigue sin hacer ni ‘mú’, en una mala racha para la cual no encuentra modo de superación.

Bacca, nada que se le abre la puerta contraria.

La otra derrota reciente de Junior como visitante fue en el estadio Palmaseca, ante Cali, 3-2. Lo entendidos afirman que Junior mereció mejor suerte, inclusive ganar, pero las cosas no se dieron y el equipo dirigido por Jorge Luis Pinto llegaba a su tercera victoria en línea, alegría que había de irse al piso tras la goleada que América le propinó días después en el Pascual Guerrero, en el clásico caleño.

Ante Millonarios en Barranquilla Junior ganó de ‘unito’, gol de Luis ‘El chino’ Sandoval, quien lograba su segundo seguido de cabeza en la Liga. Un tanto que tuvo como protagonista de primer orden a uno de los recogebolas que recogió y entregó el balón en un santiamén a Leider Berrío para que este, sin orden arbitral, cobrara un tiro de esquina que encontró en la cabeza de ‘El chino’ el desvió preciso hacia el fondo del arco del guajiro Álvaro Montero. En Manizales ‘El chino’ no estuvo tan eficaz.

A estas alturas de la jugada, se da por descontado que Junior, en su fortín, le gane a Pereira a fin de que con mentalidad positiva —aferrado a la esperanza— retome después la senda de victorias a domicilio y venza a Huila en su propio patio. Ya lo había logrado en hilo, ante Nacional y Tolima… Amanecerá y veremos…

Y tiene que ser así, ganar o ganar —ganar y ganar— para poder clasificar.

Enfermo el fútbol o enfermos por el fútbol

Por Esteban Jaramillo Osorio

Zarandean hoy a James Rodríguez quienes lo rodearon de zalamerías y adulaciones. Chivo expiatorio frente a posturas destructivas, años después de mimarlo y cuidarlo como piedra preciosa.

La envidia al privilegio.

Solo porque enfrió su pasión por el fútbol, le perdió afectó a la alta competencia y da pasos inseguros frente a su futuro en las canchas, fortalecido en su actividad como empresario. 

¿Qué hay de malo en esto?

En Cali reapareció el alcalde, Jorge Iván Ospina, cuestionado por “las uñas en el presupuesto”, a darse vitrina, a explotar en su beneficio la barbarie de los hinchas, regañando desbocado a los causantes de las peleas, después del clásico de América y Cali.

Sentados e inmóviles posaron estos con su arsenal de guerra. Escena bien montada. Actuación demagógica, con fidelidad al libreto.

Dos días después los responsables estaban libres.

Violentos con perdones, la autoridad poco o nada hace. Letra muerta.

¿Por qué James y el Tino, cada uno en su época, rechazaron la posibilidad de alargar sus ciclos competitivos en la élite…

Fútbol enfermo. Lo demuestra la maratón de partidos día a día, para responder a las copas y los torneos regionales. Se juega a toda hora, en todas partes y en todos los horarios. Para ello están las apuestas, que lo financian. Meten la mano algunos árbitros con decisiones incomprensibles y la Dimayor no respeta los protocolos entre partido y partido, para el descanso de los deportistas. Claro que hay futbolistas que en las canchas hacen la siesta. Para colmo no hay control al dopaje.

Bolsillos llenos, en un mundo de esclavos. Los esclavos de oro del balón que obedecen órdenes y no son felices pese a los estallidos en sus goles y sus triunfos.

Del amor al odio. La víctima ahora es Messi. Le pasó a Di Stefano en el Real Madrid, cuando se marchitaron sus atributos, con el paso de los años. Y a Maradona cuando se engordó y perdió el rumbo.

Reflexión final en este sancocho de opiniones: ¿por qué James y el Tino, cada uno en su época, rechazaron la posibilidad de alargar sus ciclos competitivos en la élite, de formar parte de los elegidos en el planeta fútbol, para perdurar siempre en la memoria del público?