Freddy Rincón, uno de los mejores jugadores colombianos de todos los tiempos le dijo adiós, de una manera trágica, al fútbol y sus miles de seguidores. Manuel Novoa y Chacón y Esteban Jaramillo lo despiden.
El adiós de ‘El coloso de Buenaventura’
Por Manuel Novoa Y Chacón
Freddy Eusebio Rincón Valencia jugó en ocho equipos profesionales del mundo: Independiente Santa Fe y América en Colombia, Nápoles de Italia, Real Madrid de España y en los brasileños Palmeiras, Santos, Cruzeiro y Conrinthians.
Todavía no podemos creerlo. Uno de los mejores jugadores colombianos, de todos los tiempos, le dijo adiós al fútbol y sus miles de seguidores, de una manera trágica, dolorosa y demasiado triste. Se marchó después de un lamentable accidente de tránsito en la ciudad de Cali, al amanecer del lunes 11 de abril de 2022, del que no pudo recuperarse jamás. Falleció dos días después.
Indiscutiblemente que Rincón fue un genuino ídolo para los amantes del balompié y su trayectoria así lo demuestra. Jugó en ocho equipos profesionales de cuatro países y defendió la camiseta de la Selección Colombia en tres Campeonatos Mundiales de Fútbol y cuatro Copas América. Su palmarés es uno de los más prolíficos de cuanto jugador colombiano haya existido.
En 1986 arribó a Bogotá, procedente de su amada Buenaventura, en donde había nacido el 14 de agosto de 1966, y desde su arribo a la capital colombiana impresionó al técnico Jorge Luis Pinto, quien en ese momento dirigía a Independiente Santa Fe. Comenzó actuando en el equipo de reservas de Los Leones, que por esa época jugaba los partidos preliminares de primera división.
Su primer partido en calidad de profesional fue en Bucaramanga ante el equipo de esa ciudad pero solo jugó cinco minutos porque salió expulsado. Sin embargo, su debut oficial en el estadio El Campín fue ante el Atlético Junior con un resultado de 3-1 favorable a Santa Fe y dos goles de Rincón. De ahí en adelante jamás dejó la titular, apenas tenía 20 años de edad.
Títulos en Colombia y paso a Europa
En 1989 alcanzó su primer título como jugador profesional cuando Santa Fe ganó la Copa Colombia de ese año y eso le sirvió de trampolín para recalar en América de Cali por pedido del médico Gabriel Ochoa Uribe. En el equipo de la Sultana del Valle se consolidó como futbolista y ganó los titulos de 1990 y 1992 antes de partir a Brasil, país en donde obtuvo su real magnitud deportiva.
Palmeiras fue el primer club brasileño donde militó y con el que ganó en en 1994 los torneos Paulista y Brasileirao bajo la dirección del técnico Vanderlei Luxemburgo. Brasil le abrió las puertas para su paso a Europa, concretamente al Nápoles, en donde había sido figura el astro argentino Diego Armando Maradona.
Con los napolitanos jugó 28 partidos y anotó siete goles, pero sus maravillosas actuaciones lo catapultaron para llegar al Real Madrid de España por petición expresa de Jorge Valdano y recomendación de Francisco “Pacho” Maturana. Corría el año 1995 y Rincón debutó con la casaca de los “merengues” con la que jugó 21 partidos y disputó una Champions Leangue.
Regreso a Brasil y consagración
La salida de Jorge Valdano de la dirección técnica del Real Madrid obligó a Rincón para que tomara una determinación ante la oferta que tenía del Palmeiras para regresar a Brasil y así lo hizo. Para ‘El Coloso de Buenaventura’ no fue inconveniente su adaptación y de nuevo regresaron los triunfos, goles y tardes de gloria.
Su verdadera consagración llegó cuando jugó en el Corinthians, equipo con el que alcanzó el título Mundial de Clubes organizado por la FIFA en 2000, siendo su capitán y máxima figura. Fue tan grande lo que Rincón hizo en este equipo, que en 2011 lo declararon como uno de los referentes del Club en el “Hall de la Fama” del mismo. Rincón además fue jugador de Santos y Cruzeiro, equipos en los que dejó grata recordación.
Una vez retirado del fútbol activo permaneció en Brasil en donde inició su carrera como director técnico en Iraty (2006), Sao Bento (2007) y Sao Jose (2009). Luego pasó al Corhintians, equipo de “sus amores”, en donde trabajó como asistente de Vanderlei Luxemburgo en el equipo B profesional de la institución, antes de regresar a Colombia.
Selección Colombia
Freddy Eusebio Rincón vistió la camiseta de la Selección Nacional de Colombia en los Mudiales de Fútbol de Italia (1990), Estados Unidos (1994) y Francia (1998), habiéndose destacado por su inmortal gol conseguido en el epílogo del partido frente a la selección de Alemania —a la postre campeona del mundo—, el 19 de junio de 1990.
De tantas actuaciones brillantes de Rincón con la camiseta amarilla de Colombia hay que recordar el 5-0 que la selección de los nuestros le propinó en el estadio Monumental de Nuñez en Buenos Aires a su similar de Argentina, el domingo 5 de septiembre de 1993, en donde el volante de Buenaventura anotó dos goles.
Estuvo en cuatro Copas de América e igual número de eliminatorias dejando uno de los legados más brillantes y gloriosos que haya escrito futbolista alguno. Jugó al lado de otros consagrados futbolistas colombianos como Carlos “Pibe” Valderrama, Faustino “Tino” Astrilla, Adolfo “Tren” Valencia, Leonel Alvarez, Carlos “La Gambeta” Estrada, René Higuita, Farid Mondragón, Óscar Córdoba, Luis Carlos “Coroncoro” Perea y Andrés Escobar, entre otros, con quienes escribió la página más brillante y dorada del fútbol nacional.
Su último vínculo con el fútbol colombiano lo tuvo al lado del técnico Jorge Luis Pinto, quien lo llamó como su asistente técnico en Millonarios, en donde estuvo durante 2019 y parte de 2020. Coincidencialmente Pinto fue su primer director técnico en el fútbol profesional y el último con el que Freddy Eusebio Rincón Valencia trabajó. Paz en su tumba.
El Freddy Rincón que conocí
Por Esteban Jaramillo Osorio
La vida de Freddy Rincón no se resume en una frase, una anécdota, un llanto con lamentos, un minuto de silencio o en un sentido mensaje de despedida.
Freddy fue un negro feliz.
Un futbolista de culto, que hizo del juego un baile. Portento físico, con fragancias de crack, celebridad de estadio y leyenda que el público admiró.
Un amigo con calidez, de enorme corazón. Un niño mayor que hablaba poco, entre guiños y sonrisas.
Su partida agiganta sus recuerdos.
Freddy, un calidoso con el balón, con correcta interpretación del juego, seductor con toques exquisitos, de tranco largo y potente remate. Jugador de todo el campo, un tractor “con gasolina de avión”.
Padre de varios hijos, hombre de muchas mujeres que disfrutaron de su arte en el amor, con sus devaneos ardientes, como desenfrenado Don Juan.
Parrandero incontrolable. Amante de las cámaras, pese a su timidez. Boxeador activo para subsanar conflictos personales que desde el diálogo no tenían solución.
De él no solo el túnel irreverente, de ensueño, ante Alemania para el gol explosivo en el mundial, o su notable influencia en la selección Colombia en épocas de brillantez. Los goles ante Argentina en el 5-0, sus brazos en alto como capitán para celebrar el título del primer mundial de clubes con Corinthians en Brasil, la admiración con halagos de compañeros, entrenadores y adversarios o el deseo de Zagalo, cinco veces campeón mundial, para nacionalizarlo y alinearlo con Brasil.
También el rechazo a su calidad en el Real Madrid, el racismo de sus hinchas y la incompetencia de quienes allí lo dirigieron.
En él hubo mucho más.
Recuerdo su arranque en Santa fe, de la mano de Pinto, su mentor, con parada fugaz, dando saltos entre la pobreza digna y la opulencia voraz, al lado de el Tren Valencia y Juan Reyes, quien, tan bueno como él, se perdió en los laberintos de la noche por falta de pasión al competir, la que a Freddy le sobró.
Su amor declarado por el Cali, su paso por América con medio pie afuera porque sus sueños estaban por Europa, lo que, además, lo llevó a rechazar ofertas de Boca Juniors y River Plate.
Como lamento su partida, porque siempre lo admiré, porque además y lo digo con orgullo, fui su amigo, el que nunca olvidaré.
Su vida está en el esplendor del silencio eterno. “Se va la vida…se va y no vuelve.”