Cartilla de cartón – 2

Cartilla de cartón – 2

A finales de año, nueva edición de Ortografía elaborada por la RAE, con drásticos cambios en el alfabeto, desaparición de letras y cambio de palabras. Crónica de José Orellano, inspirada en nota de Emigdio Moronta.

RAE QUITA 2 LETRAS A LA CARTILLA DE CARTÓN

K.O. a la CH y la LL, precisiones al EX y no más
“B larga” ni “V corta”, ni “Y de yuca” ni “I de indio”

Por José Orellano

«A-be-ce-ché,
la cartilla se me fue
para el barrio San José,
papacito no me pegues,
porque ya me la sé…
ma no me regañes,
porque ya la encontré».

Era un cántico-juego-ronda de niños en torno a la cartilla de cartón: 28 cuadritos como 28 celdas para contener 28 letras, una cada una, con dos de ellas compuestas —CH y LL y sin la RR ni la W—… Celdas para 28 letras que desde nuestras bocazas y nuestra capacidad de expresarnos alcanzaban ¡la libertad!…

Aquel cartón rectangular vertical de colores amarillo, azul y rojo, fondo negro y letras blancas —mayúsculas por el frente, las minúsculas en su revés—: «El tricolor, que es la bandera de Colombia, siempre más amarillo que azul y rojo, el negro que es falta de luz y el blanco que es la suma de todos los colores», nos enseñaba, con otras palabras, ‘La niña Ignacia’ desde su ‘Escuela de portón’: banquitos y mesas pequeñas bajo un frondoso matarratón, de cuyo tronco colgaba, de un clavo, un mediano tablero negro…

Cuando llovía y se aguaba todo, teníamos que correr, en intempestivo e improvisado recreo, hacia la mediagua que daba al patio de la casa y mediante la cual se llegaba al comedor interior —todo al lado de nuestra residencia, en la carretera que partía en dos a Soledad, ‘La casita de paja’—… Pero cuando se deshojaba el matarratón en un otoño inexistente y el sol nos tostaba, ‘La niña Ignacia’ juiciosamente nos acomodaba bajo aquel alar de láminas de zinc… No nos ‘pegaba’ el sol, pero la temperatura aprisionada por el zinc era tan alta que nos derretíamos en calor y nuestras camisas se empapaban de sudor…

«A-be-ce-ché…
De-e-efe-gé…
Hache-i-jota-ká…
Ele-elle-eme-ene…
Eñe-o-pe-(Q)cú…
Erre(R)-ese-te-ú…
Ve-equis(X)-ye-zeta».

La CH y la LL son dígrafos, no letras…

Se recitaba, con rima en algunas líneas, cuando llegábamos a sabérnosla de memoria, es más: sin mirar el cartón…

En aquella cartilla, letras distribuidas en diez cuadritos amarillos, nueve azules y nueve rojos —«siempre, más amarillo que azul y rojo»—, siempre fueron 28 los cuadritos, siempre fueron 28 las letras, entre ellos y ellas nos figuraba la doble ve, W, fonema que no daría para la precisión fonética de la declamación de letras: para llegar a esta línea final: «Ve-doble ve-equis(X)-ye-zeta», ya no teníamos aire suficiente en los pulmones… Para el abecedario de la Real Academia Española, RAE, eran 29 las letras, para nuestra cartilla de cartón, ¡28! El alfabeto RAE queda ahora con 27.

Para los tiempos actuales, pues, generaciones algunos quinquenios más acá de la nuestra, ya no recrearán vista, frente a una actualizada cartilla de cartón, en torno a la CH ni la LL, esa secuencia de dos letras —dígrafo— unidas en un solo sonido, como la vibrante alveolar múltiple en la ortografía del español: RR cuando va dentro de una locución, o la W, a la que desde siempre hemos denominado doble ve, que en otros países de habla hispana llaman ‘uve doble’, ‘ve doble’ o ‘doble u’, este último calcando su nombre del inglés: ‘double u’.

Ya no va más en el alfabeto español la CH —consonante africada postalveolar sorda: que se articula con una oclusión y una fricación formadas rápida y sucesivamente—, la que en 1754​ fue considerada la cuarta letra del alfabeto español y su tercera consonante, ni va más la LL, que en 1754​ fue proclamada decimocuarta del alfabeto español y su undécima consonante.

Todas estas precisiones, en mutuo acuerdo con Wikipedia, para fundamento de esta nota que se inspira y ha de seguir su desarrollo gracias a un texto —de la autoría de Emigdio Moronta— que nos envió desde Oslo nuestro amigo y colega barranquillero Luis Eduardo Castañeda y el cual se refiere a los «drásticos cambios en el alfabeto y en las reglas de escritura que contiene la nueva edición de Ortografía elaborada por la Real Academia Española (RAE), que se publicará a finales de este año».

Así las cosas, pues, la CH y la LL no son letras, sino dígrafos —combinación de letras—, razón por la cual, durante el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, año 1994, se decidió sacarlos del alfabeto y, de acuerdo con escritores.org, al ser grafemas que representan un solo fonema no solo salen de nuestra cartilla de cartón, sino que ya no tendrán su propio apartado en diccionarios y enciclopedias, pero no desaparecerán del sistema gráfico de nuestra lengua y en las nuevas ediciones de las enciclopedias y los diccionarios quedarán integradas en los listados de la C y la L respectivamente.

Y no solo desaparecen la CH y la LL, sino que hay cambios tanto en el nombre de algunos caracteres como en la escritura de varias palabras y también precisiones sobre el correcto uso del prefijo EX —en la acepción que precisa que fue o ha dejado de serlo, no solo en una unión de parejas, sino también en el ejercicio de dignidades—, pero la primera acepción que le da DRAE a EX se refiere exclusivamente a la “persona que ha dejado de ser cónyuge o pareja sentimental de otra”.

En lo cambios de nombre a algunos caracteres, ya no habrá que decir “I griega” (o «Ye de yuca») ni “I latina” (o «I de indio»), tampoco “B alta” ni “B larga” (“B de burro»), ni “Ve baja” ni “Ve corta” («V de vaca»), solo “Be” y “Uve”, ni “Doble U” o “Doble ve”, sino “Doble uve”.

Ningún SOLO —como adverbio o como adjetivo— llevará tilde de acuerdo con la ratificación de la nueva Ortografía RAE, ni siquiera en casos de posible ambigüedad, como, por ejemplo, “Voy solo al cine”: sea sin compañía o sea sin ningún otro hobbie, solamente con una afición. Sin embargo, no se condenará si alguien quiere utilizar esa tilde en solo.

La cartilla de cartón en su revés, las minúsculas…

Las nuevas indicaciones oficiales RAE precisan que tampoco llevarán tilde Guion, Hui y Truhan, por cuanto se considera que son palabras “monosílabas a efectos ortográficos”, cualquiera sea la forma de pronunciarlas.

Aquella tilde a la O entre números (4 ó 5), de uso en caligrafía para distinguir la O del cero cuando todo el mundo escribía a mano, se ratifica como eliminada. «Ahora se toma en cuenta que tanto la máquina de escribir como el computador han eliminado “el peligro de confundir la letra O con la cifra 0, que la O es de tamaño mayor”», comenta Emigdio Moronta.

En sus últimas decisiones ortográficas, la RAE determina que algunas palabras con Q cambian su escritura por C o por K y le quita relevancia a la Q en Qatar y precisa que en español se escribe Catar, que ahora Iraq se escribe Irak, que Quásar es Cuásar y Quórum, Cuórum…

«Esto se debe a que en nuestro sistema de escritura la Q sólo representa al fonema K en la combinación QU antes de la E o la I, por lo que escribirla en estas otras palabras «representa una incongruencia con las reglas»”, anota Moronta.

La RAE especifica que quienes prefieran escribir estas palabras de la forma anterior, bien pueden hacerlo, pero como si se trataran de locuciones extranjeras, es decir: tienen que presentarse en cursiva y sin tilde: Quasar y Quorum, por ejemplo.

Anotamos nosotros que Kalimán siempre ha sido Kalimán, con K. Y así seguirá.

Finalmente, Emigdio Moronta precisa que «el prefijo EX se escribirá unido a la base léxica, en caso de que afecte a una sola palabra. Por ejemplo: “Exmarido”, “exministro” y “exdirector”, pero continuará escribiéndose separado cuando se trate de palabras compuestas, como “Ex director general”».

Para nuestros recuerdos, muy triste tener ahora que declamar nuestra cartilla de cartón así:

«A-be-cé…
De-e-efe-gé…
Hache-i-jota-ka…
Ele-eme-ene…
Eñe-o-pe-(Q)cú…
Erre(R)-ese-te-ú…
Ve-Doble V-equis(X)-ye-zeta».