Ante un whisky de lujo, no hay excusa apropiada para dejar de considerar que, en efecto, «beber es un placer»: con whisky y su larga y venerable historia como una de las formas más reconocibles de «bebidas espirituosas destiladas del mundo».
BEBER ES UN PLACER
Si tu deseo es emborracharte,
bebe bien, bebe ¡whisky de lujo!
Por Inocencio De la Cruz

Para muchísima gente en el mundo, «beber es un placer». Y ese «beber» connota la ingesta de etanol, no importa el tipo o la marca de la bebida que se consuma.

«Un alcohol desenfadado y alegre», como lo considera la psicoanalista y filósofa de la cultura —universidad Complutense de Madrid— María Victoria Arechabala Fernández, conocida como ‘Toya Arechabala’ y autora del libro ‘Las canciones de José Alfredo Jiménez-Una escucha Psicoanalítica’.
En la introducción a una entrega de su programa web ‘Al son de la letra’, un ‘playlist’ —lista de reproducciones— de canciones populares y cultas que tienen como protagonista a «ese alcohol desenfadado y alegre», Toya —nacida en Cuba, crecida en España y ‘adoptada’ en México— señala que «es el alcohol que produce euforia, el que puede llevar a los brindis interminables y a la parranda». Y seguidamente presenta, con reseña, 17 interpretaciones, entre ellas en las voces de María Dolores Pradera, ‘Las dos puntas’; Sabina y Serrat, ‘Quince o veinte copas’, y Miguel Poveda, ‘Qué borrachera’.
Y ha de ser el gran protagonista en cada una de las 17 canciones, el etanol, «presente desde hace milenios en las bebidas alcohólicas: la ‘droga legal’ depresora más utilizada en el mundo». Y dispuesta en el sitio menos imaginado para saciar el gusto, las ganas de ratificar que «beber es un placer» de centenas de millones de terrícolas, alcohólicos y no alcohólicos, sin distingo de sexo, género, raza, color político, fe e inclusive edad.
En un libre albedrío —el poder que tiene cada quien de elegir y tomar sus propias decisiones—, se bebe desde chirrinchi o chicha, bebidas fermentadas domésticamente; hasta whisky, pasando por vinos, champaña, rones y aguardientes. Y muchos de los bebedores, por millones también, terminan arrastrados por el etanol hasta el sitial del alcohólico, que ha de ser diagnosticado como una persona afectada por esa ‘enfermedad crónica’ llamada, sin aspavientos, alcoholismo, consecuencia de la ingesta descontrolada de alcohol y el pensamiento puesto solo en el consumo.
Pero no todos los centenares de millones de bebedores del mundo se vuelven dependentes físicos y emocionales del alcohol, incapaces de controlar su consumo —«recurrente, a pesar de los problemas laborales, convivenciales, comunitarios, legales y de salud que genera»— y para ellos, los no afectados por el alcoholismo, va este llamado de atención: «Si tu deseo es emborracharte, bebe bien, bebe ¡whisky de lujo!».

Y ha sido Angie Rangel, PR Executive de ‘another’, quien, al recordarme que el whisky tiene su ‘día internacional’, me suministra el nombre del personaje adecuado para dar algunos consejos con el propósito de mejorar mi «experiencia bebiendo whisky de lujo».
Me acoplo a la misión de la firma con la cual trabaja Angie —‘another’— y me dispongo a continuar con «la narrativa que mueva a personas» hacia una adecuada bebeta de ‘whisky de lujo’. Lo ideal: bebedores no alcohólicos.
Registro entonces que el ‘Día internacional del whisky’ se celebra, desde 2012, el tercer sábado de mayo y que en este 2023 fue el 20. Día instituido para rendir homenaje a una bebida de 529 años de existencia, un licor de reconocimiento orbital que tuvo su originen en Escocia, una aparición ante el mundo que se remonta a 1494, dos años después de que España invadiera a Colombia.
La historia dice que el whisky se popularizó «como una bebida o tranquilizante para mitigar el dolor y las penas del alma, que era usada como antídoto para aliviar aflicciones por la pérdida de un ser querido. Que era el brindis obligado en funerales».
De acuerdo con Angie Rangel, «el whisky tiene una larga y venerable historia como una de las formas más reconocibles de bebidas espirituosas destiladas del mundo».
Y su nombre es una muestra de evolución constante: whisk(e) procede del gaélico —«lengua céltica que se habla principalmente en ciertas zonas de Irlanda y Escocia»— y se denominaba ‘Uisce na beatha’, que significa «El agua de la vida». Poco tiempo después, el nombre original se acortó a ‘Uisce’, simplemente ‘agua’, y, posteriormente, la pronunciación cambió a ‘Ish-Key’ y lentamente llegó a ‘whiskey’, como aun lo escriben algunos, que no falta quienes lo grafiquen como ‘güisqui’. Y tal pronunciación se ha mantenido desde entonces. Algún ‘corroncho’ del cine mexicano lo pronunciaba ‘güisquey’.
«En Escocia», cuenta Angie, «el ‘single malt’ —whisky puro de malta— es tradicionalmente motivo de orgullo, ya que la complejidad en su elaboración artesanal lo lleva a alcanzar un grado mágico. No por nada dentro de sus fronteras se le conoce a esta bebida como espirituosa».
En el whisky escocés que se bebe —en cada gota—, la riqueza cultural de Escocia se ve reflejada en el color, el aroma y el sabor únicos, los cuales provienen de seis regiones escocesas: Highland, Island, Islay, Lowland, Campbeltown y, especialmente, Speyside.
Ramón Cardona es un experto en whisky y destilados premium. Y esta vez, mientras chocamos los vasos con «agua de la vida» a la mitad, comparte algunos consejos para mejorar la experiencia de beber —y si es del caso emborracharse— whiskies de lujo:

*Disfruta los aromas del whisky: Antes de beber un sorbo, tómate tu tiempo para olfatear el whisky. Puedse girarlo suavemente en el vaso mientras lo acercas lentamente a tu nariz para inhalar los aromas. Esto te permitirá apreciar plenamente los complejos sabores y aromas por los que son tan aclamados los whiskies single malt, además ayudará a preparar tu paladar para los sabores venideros.
*Tómate tu tiempo: Beber whisky es una experiencia sensorial que debe disfrutarse lentamente, en un tiempo que permita apreciar el aroma, el color y el sabor. Bebe pequeños sorbos y deja que el single malt te impregne la lengua, degustando los distintos sabores que puedas detectar. Esto te permitirá apreciar plenamente los matices, complejidades y el añejamiento en roble sazonado con jerez del whisky. Recuerda que un single malt está elaborado para saborearse, no para apresurarse.
*Ten en cuenta la temperatura: La temperatura a la que bebas el whisky también puede influir en la experiencia. Muchos expertos recomiendan beber un “scotch” a temperatura ambiente o ligeramente por debajo, pero si lo prefieres frío, considera la posibilidad de utilizar una piedra de whisky o un cubito de hielo grande que no se derrita demasiado rápido. Si el whisky está demasiado frío, puede enmascarar los sabores y aromas, mientras que si está demasiado caliente, puede potenciar el calor del alcohol. Otro gran tip es no diluir en exceso el whisky añadiendo demasiada agua.
*Utiliza la cristalería adecuada: Lo recomendable es elegir una copa en forma de tulipán con una abertura estrecha, ya que permite que el aroma se desarrolle y se concentre en la parte superior, mejorando la experiencia de degustación. Evita utilizar vasos de borde grueso o tumblers que no permiten apreciar la complejidad del aroma.
Elije la expresión ideal: Tómate el tiempo para investigar y escoger una expresión que se adapte a tus preferencias gustativas. Por ejemplo, si te gustan los whiskies añejados en barrica de jerez, The Macallan Sherry Oak o Double Cask serían excelentes opciones. Si se trata de un obsequio o una fecha especial, es importante definir la persona y el uso que se le dará a la botella de whisky, ya que The Macallan ofrece una amplia gama de expresiones, cada una con un perfil de sabor único.
Acompáñalo con los alimentos adecuados: El maridaje puede crear una ocasión diferente para el consumo de whisky y agregarle distintos sabores. Sin embargo, unas pocas gotas de agua añadidas a un gran single malt como The Macallan son más que suficientes para un ritual de degustación completo. Realmente no necesitamos nada más, pero si buscas maridar un whisky, puedes hacerlo con chocolate, queso, carnes ahumadas, mariscos o salmón. Los sabores de estos alimentos se complementan a la perfección con las notas complejas de un whisky single malt.
Siguiendo estos consejos del experto, podrás disfrutar más de los whiskies de lujo y apreciar plenamente sus características únicas.
Pues bien: más allá del Día internacional del whisky, ¡celebra!, pero bebiendo ¡whisky de lujo!Y mucho ojo: siempre con moderación. Bueno: y hasta emborráchate, si eslo que deseas, teniendo siempre de presente que tú aun no te has graduado —ni deseas hacerlo— de alcohólico.
En la actualidad, el whisky escocés ha ganado reconocimiento entre los consumidores de todo el mundo, incluida América Latina. De acuerdo con datos recientes del mercado, se espera que el comercio mundial de whisky crezca a un ritmo del 5,6 por ciento de 2021 a 2028, con un aumento particular de la demanda de whiskies premium.

«En la región, países como Brasil, Colombia y México están experimentando un creciente interés por el whisky escocés, con consumidores que buscan expresiones añejas, de elaboración artesanal y de alta calidad», dice Ramón Cardona, a la sazón The Macallan Brand Ambassador en Colombia. «De hecho, el whisky escocés single malt es cada vez más interesante para el mercado, ya que los consumidores desean experimentar los perfiles de sabor exclusivos de las distintas destilerías en Escocia».
Bebe whisky de lujo, emborráchate, pero evítese llegar a extremos como al que llegan muchos, incluida la mujer que, arrepentida, comparte su experiencia:
«El año pasado fui a trabajar borracha, me he desmayado en bares de copas y no recuerdo cómo, alguna noche, llegué a mi casa. Me acosté con alguien y, ahora, avergonzada, confieso que ni siquiera podía recordar la forma como esa persona llegó a casa conmigo. Solo sé que nos encontramos cara a cara al día siguiente. Y creo que el acto ya estaba consumado».