Dios y fútbol

Dios y fútbol

El economista y abogado barranquillero José Alfredo Meza Casadiego ha escrito un curioso texto que llamó la atención del director y este lo acoge. Meza Casadiego fue, los años 60, alumno aplicado de quien dirige.

El Creador y el diluvio de goles

Por José Alfredo Meza Casadiego

En un principio no existía nada, entonces Dios creo el mundo en 7 días.

Le dio inicio a todas las maravillas del universo que nos rodea, aunque la avaricia del ser humano quiera arrasarla.

Inventó los cielos y la tierra, el día y la noche, las estrellas y los mares, los árboles, los animales del aire, los terrestres y los del agua. Creó al hombre y a la hembra, les dio vida para que se señorearan sobre todos los demás seres vivientes. Los puso a disfrutar de un paraíso con sus deberes y obligaciones, reglas desobedecidas por influencias del mal pagando por ello un castigo.

Gooooooooool de Alemania. El primero.

Mas un misterio no alcanzado a descifrar le impedía el sueño al creador, pensaba que faltaba algo para quedar perfecto el universo.

Siglos después pareció descubrir lo que le trasnochaba. Tomó la decisión de cubrir con agua la tierra procediendo a darle instrucciones a Noé, entre otras, para que tomara siete parejas de animales porque dentro de siete días iba a descerrajar un diluvio sobre la faz de la tierra. Y así fue.

Más tarde, un inmenso arco iris de siete colores se divisó esplendido en el horizonte anunciando que la lluvia finalizaba.

Gooooooooool de Alemania. El segundo.

El planeta tierra se recuperó de su infortunio, sin darle luces al creador, para descubrir el misterio.

Gooooooooool de Alemania. El tercero.

Hasta que un día, cuando el viejo y el nuevo mundo con todas sus angustias bajo el brazo entraba a la modernidad; el ser supremo, por fin, descubrió el enigma que lo desvelaba e inventó el Fútbol, pactando con una nación el compromiso de practicarlo a la perfección, exigiéndole que recorriera tierras extrañas exhibiendo un fútbol exquisito y multicolor para felicidad de sus fanáticos. Esa nación fue Brasil

 Gooooooooool de Alemania. El cuarto.

Nacieron así muchos crack en ese deporte, Pelé, Amarildo, Didì, Garrincha, Jairsinho, Rivelino Romario, Ronaldinho, Ronaldo, Tostao, Vava, Zico deleitando al mundo con sus gambetas fantásticas, maravillaron a todos con sus diabluras y filigranas que fueron tatuadas para siempre en la memoria resbaladiza de los aficionados.

Gooooooooool de Alemania. El quinto.

El ser supremo no contó que lo pactado con su pueblo escogido de extasiar al mundo con su fútbol fuera distorsionado. Se apartaron poco a poco de lo acordado, abandonaron la belleza de su juego, para entrometerse a practicar un juego ajeno a sus raíces, haciendo notoria la paradoja del querer de otros países de jugar como ellos lo hacían.

Gooooooooooooool de Alemania. El sexto.

El creador al ver tanta desobediencia se les apareció preguntándole a su pueblo que había pasado; uno de los representantes del desbarajuste le contestó: “La práctica del fútbol había cambiado teniendo que ponerse a tono con la actualidad”. Ante prepotente respuesta los maldijo. Sin embargo, antes de infligirles severo castigo les envió señales, a través de las multitudes inconformes, que retomaran el camino. ¡Más no rectificaron! Y, vino el humillante castigo. En una tarde hermosa que moría y una noche bella que nacía, miles de espectadores dentro del estadio; otros miles alrededor de él y millones en el mundo; con presencia de autoridades civiles y deportivas del planeta; después del canto alegre para honrar el himno de su país; ante una multitud de pie con el corazón de rodillas se fue gestando la tragedia más grande del fútbol brasilero. Un diluvio de goles, un tanto tras otro se fueron sumando, convirtiéndose en una ráfaga deshonrosa de goles, goles que pesaban como el acero, desgarraban los sentimientos hiriendo el corazón.

La tristeza se fue abriendo paso entre la multitud arropándola, hospedándose en los poros de sus cuerpos. Los jugadores del país del jogo bonito sentían cruzar los umbrales del infierno, mártires de barro, inmolados en la cancha sagrada de su patria. Mancillando la fantástica historia de sus antecesores e iluminadas estrellas que recorrieron el mundo durante muchos lustros deslumbrando con su fútbol, venciendo a todos los rivales. El mundo se les vino encima la carga fue muy pesada, ¡no había tiempo para rectificar!

Gooooooooooool de Alemania. El séptimo.

Los maestros en neurología dicen que el 7 es el número de la perfección, entonces, el supremo debe estar tranquilo porque su castigo quedó perfecto. En esta época, en estas horas que pasan y pasan por el mundo marcando los tiempos, los seres humanos cargan sobre sus hombros la pesadilla de la desobediencia de sus primeros padres; el pueblo escogido por Dios para maravillar al mundo con su fabuloso fútbol, todavía tiene la oportunidad de honrar el pacto con el creador y volver a las raíces de su juego para no arrastrar a la humanidad a un nuevo y eterno calvario.

Amen.

JOSE ALFREDO MEZA CASADIEGO-Universidad del Atlántico. Barranquilla Colombia.