Un guion con preguntas escritas y —como es de suponer— espacios en blanco para las respuestas, fue el fundamento, diríamos periodístico, para el desarrollo de la presentación, el jueves 27 de abril de 2023 en FilBo/35, del libro ‘Richie & Bobby en el corazón de Barranquilla’, de Fausto Pérez Villarreal. Una hora Caribe en aquella fría, pero acogedora noche bogotana.
“Soy riguroso con el dato, la fecha, la
cifra, y le rindo culto, claro está, a la
estética del lenguaje”: Fausto Pérez
Por José Orellano
Introducción
En este acto —preciso— comparto escenario con un entrañable amigo, 14 años menor que yo, compañero en la redacción de El Heraldo, cuando yo fungía como jefe de Redacción, a finales del siglo pasado… Y para él, he preparado un cuestionario que, en ningún momento, pretende procurar pisotones de manguera entre bomberos…
El titular
Una respuesta convincente de Fausto —como también ha de hacerla Jaime De la Hoz Simanca— para descartar cualquier posibilidad de intentar ficción o realismo mágico en sus próximas publicaciones. Y expresión suya que se toma para titular este registro periodístico sobre el estilo o la forma en que se cumplió la presentación en FilBo de su libro ‘Richie & Bobby en el corazón de Barranquilla’.
Expresión que surge de una respuesta de Fausto al amistoso e interesante interrogatorio que se le planteó para que, entre dos periodistas, se pintara de Caribe el Gran Salón B de Corferias.
El guion
De una, pues, nos vamos con el pleno del guion-interrogatorio…
—Fausto, en el reciente Carnaval Internacional de las Artes —décima séptima edición—, tú presentaste el libro que nos compartes esta tarde de jueves (27 de abril de 2023) en la trigésima quinta edición de Filbo… Como ser humano, ¿qué se siente al haber podido moverte entre esos dos momentos? Primero Barranquilla, ahora Bogotá.
«Tener protagonismo en el Carnaval Internacional de las Artes, uno de los eventos más prestigiosos del Caribe colombiano, y en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, ha sido de los acontecimientos más importantes de mi carrera profesional por ser estos los escenarios por excelencia de la cultura».
—Con esta obra, ‘Richie y Bobby en el corazón de Barranquilla’ —un reportaje de 162 páginas— ¿son veinte los libros escritos por ti?
«Mi nombre figura en 20 libros, entre producciones mías, en coautoría y antologías, pero en realidad tengo 16 libros en trabajo individual, el primero de ellos, ‘Su majestad el noacut’, publicado por Ediciones Zona, en 1993».
Fausto Pérez Villarreal es comunicador social-periodista, investigador cultural con cuarenta años de experiencia en el periodismo, autor de libros tanto biográficos como de crónicas y catedrático de la Escuela de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Sergio Arboleda, sedes Barranquilla y Santa Marta.
—Lo pregunto, mi amigo, porque hay reseñas que hablan de 10 y solo destacan cinco: ‘Su majestad el nocaut’, ‘Alfredo Gutiérrez, la leyenda viva’, ‘Nelson Pinedo el almirante del ritmo’, ‘Juan Piña, al fondo de su alma’ y ‘Aníbal Velásquez, el mago del acordeón’… Y hablaríamos de seis con ‘Richie y Bobby en el corazón de Barranquilla’… ¿Tú recuerdas más títulos?
«Sí, claro: ‘Weissmuller, esplendor y ocaso’; ‘Palabras en tres tonos’, en coautoría con Carmen Peña y Estewil Quesada; ‘Trece claves para soñar’, en coautoría con Jaime De la Hoz Simanca’; ‘Música y maestros de nuestra tierra’; ‘El arte de escribir a 11 voces’; ‘El mago, el circo y el saxofonista’, y ‘La guerra no lo agota todo’, en coautoría con Leonardo Herrera; ‘Voces, guitarras y acordeones’; ‘15 voces que escriben’, ‘Yo sí soy de por aquí’ y ‘Esa bella música de acordeón’».
—De principio a fin, desde el momento en que surge la idea hasta los instantes en que presentas a ‘Richie Ray y Bobby Cruz en el corazón de Barranquilla’, ¿cómo transcurrió todo ese proceso? Investigación, recolección de testimonios, redacción, viajes, acaso borrones y recomenzar… ¿Hubo tropiezos, obstáculos? ¿Datos desechados?
«¿Que si hubo tropiezos, obstáculos y datos desechados? ¡Uf, claro que sí. Las dificultades empezaron desde la fuente primaria, Richie y Bobby, quienes al momento de entrevistarlos no tenían claridad sobre la fecha exacta de su debut en Barranquilla, que entre otras cosas fue también su primera llegada a América del Sur. Me hablaron de 1967. También confundieron la bebida gaseosa que los trajo al igual que el nombre del empresario que los contrató. Los dos artistas me contaron anécdotas importantes, enriquecedoras, pero sin tener exactitud de la fecha. Ahí fue donde el reportero tuvo que echar mano de sus recursos para reconstruir la historia. También dialogué con testigos que confundieron los escenarios en los que actuaron los ‘Reyes de la salsa’. En fin, no fue una tarea fácil».
Entre los reconocimientos obtenidos por Pérez Villarreal se destacan el Premio Nacional de Periodismo Postobón (1993)… el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar (2004 y 2006)… Los Premios Regionales Mario Ceballos Araújo de la Universidad Autónoma del Caribe (2005 y 2010), Construir Caribe de la Universidad del Norte (2007) y Ernesto McCausland Sojo por crónica sobre el Carnaval… Recibió dos nominaciones en el Premio de Periodismo CPB (2009 y 2012)… En 2010 ganó el Portafolio de Estímulos del Ministerio de Cultura por medio de la Secretaría de Cultura de Barranquilla… Y fue finalista del Premio Nacional de Periodismo Ambiental Amwy (2010).
—Desde tu condición de autor de la obra, dinos ¿cuál es el aporte que nos lega, a anteriores y nuevas generaciones, ‘Richie y Bobby en el corazón de Barranquilla’
«Además de contribuir a la consolidación de la bibliografía musical, aclara que, así como el fútbol, la aviación y la radiodifusión, la salsa entró a Colombia por Barranquilla, y no por Cali, como muchos creían».
—Cuando tú nacías, Fausto —en 1965—, Richie Ray y Bobby Cruz ya llevaban dos años de despegue hacia el trono en el cual habían de estar sentados, 60 años después, como genuinos e indestronables ‘Reyes de la salsa’, tal cual lo afirmas tú mismo… Cuando tú creciste, Fausto, ya adolescente, ¿tiraste pases al ritmo de ‘Sonido bestial’, ‘Jala jala’, ‘Juan en la ciudad’, ‘Seis chorreao’ o ‘Bombá camará’?, ¿en algún momento te afiebraste con la salsa brava?
«Qué interrogantes tan buenos. Te comento: así como en el caso de Bobby Cruz, en el mío, un poste se mueve más que yo. Te confieso que me gusta la salsa, me apasiona, pero no sé bailar».
—Decidirse a escribir una obra —no importa la temática— es satisfacer la necesidad de hacerlo, verdad de Perogrullo… ¿En qué momento y por qué, sentiste la necesidad de escribir ‘Richie y Bobby en el corazón de Barranquilla’?
«Soy un convencido total de que el salsero barranquillero tiene una deuda histórica y emotiva con Richie Ray y Bobby Cruz por todo lo que nos han dado para alegrar nuestras almas. Las canciones de ellos constituyen una parte fundamental de la banda sonora de nuestras existencias. No existe una Navidad o cualquier época del año en que no suenen. Escribir sobre ellos es uno de mis sueños cumplidos, una manera eficaz de saldar una vieja deuda con la nostalgia. No sé si tenga sentido eso que he dicho».
—Qué si lo tiene, Fausto. ¡Tiene ucho sentido!… ¿Y sabes qué desearía en este momento?… Que en palabras nos proyectaras, aquí en Filbo, la puesta en escena que, junto con la Orquesta Son de La cueva y la periodista Érika Fontalvo, preparaste para presentar en la emblemática ‘La Cueva’ barranquillera a ‘Richie y Bobby en la pluma de Fausto’.
«Fue algo realmente emotivo en esa sala repleta de público, con gente de pie. Por inconvenientes, a última hora, mi amiga Érika Fontalvo no pudo acompañarme, tampoco sonó la música de ‘Son de La Cueva’, pero sostuve un ameno diálogo con mi hermano Víctor González Solano, ‘Vigoso’. Fue una sesión bella, divertida. Te confieso que, por primera vez en mi vida, me sentí como una estrella de brillo inextinguible».
—Fausto: alejado de las salas de redacción de medios de comunicación, acaso estallan, para ti, momentos de nostalgia y deseos de regresar a aquel trepidante ejercicio de periodismo en El Heraldo de Barranquilla, por ejemplo, cuando compartimos actividades.
«Fue una época bella, rica en experiencias, de aciertos y errores que, a la larga, constituyen la base sólida del aprendizaje. Pero es un ciclo cerrado. Sigo ejerciendo el periodismo, ya no bajo la estresante presión del cierre de una página ni del temor a una sanción porque te ‘chiveen’».
—¿Por qué profesor, catedrático, y no reportero o redactor de medios, en los medios físicos que subsisten?
«Ser profesor me permite la posibilidad de seguir aprendiendo, de seguir actualizándome, de impregnarme de los sueños, de las habilidades y conocimientos de los jóvenes. La docencia es un proceso de retroalimentación continua: se enseña, pero también se aprende. El periodismo no lo he abandonado. No trabajo para un medio en particular, pero eso es otra cosa. Se podrá decir que fui redactor de El Heraldo, de El Tiempo, de El Universal y de Adn, pero hasta el último día de mi vida seré periodista».
—Dinos, Fausto: ¿Qué me recomendarías? Bueno… ¿Qué nos recomendarías a mí y a los asistentes a este acto si en un determinado momento nos acosaran las ganas de escribir un libro?
«Bueno, en tu caso, no te recomendaría, más bien te exhortaría, te conminaría a que publicaras un libro porque tú eres un cultor de altísimo nivel de la palabra. Con tus mejores crónicas, publicadas en medio siglo de carrera, estoy seguro de que saldría no un texto sino una colección de historias para disfrutar a cualquier hora del día. A los que no tienen el oficio de escritor, pero sí las ganas, les recomendaría que pongan las posaderas en la silla y empiecen, de una, a escribir, sin abandonar nunca el ejercicio de leer. Hay que vencer el miedo de la pantalla en blanco, otrora ‘hoja en blanco’».
—Tus libros, Fausto, son puro periodismo… Realismo real, con algunas pinceladas de idealización… ¿Has pensado en escribir ficción, en entrar en la onda literaria del realismo mágico, ese que en nuestro medio despuntó con José Félix Fuenmayor y le procuró un Nóbel a Gabriel García Márquez?
«Soy un contador de realidades. No tengo talento para escribir cuentos, novelas ni mucho menos poesía. Ese es otro nivel. Me esfuerzo, eso sí, por contar una historia bien contada. Soy riguroso con el dato, la fecha, la cifra, y le rindo culto, claro está, a la estética del lenguaje. Con mis escritos no solo busco conquistar, sino colonizar el gusto del buen lector».
—Para acercarnos al final, copio y replico literalmente, una inquietud periodística que te plantearon en tu sitio web… Es la siguiente: “Tu libro salió al mercado casi que en simultánea con las biografías ‘Contra viento y marea’, de Bobby Cruz, y ‘El rey de la salsa’, de Richie Ray. ¿Crees que eso podría ser contraproducente para tu obra?”.
«¿Contraproducente? Todo lo contrario, querido maestro José. Esos libros que aludes contienen, en profundidad, aspectos íntimos e importantes en las vidas de Richie Ray y Bobby Cruz, que no se encuentran en mi libro; mas, yo presento la historia completa de lo que fue el debut de ellos en América Latina, en Barranquilla, historia que no está consignada, a plenitud, en ninguna otra publicación. Esto demuestra que Richie y Bobby son siempre tema inagotable. Hay otra obra titulada ‘Los reyes de la salsa’, de Joaquín De Janon y Jairo Solano, que es muy buena y completísima, pero aborda, como yo, el pasaje sobre Barranquilla. Lo bueno del caso es que cada libro aporta algo diferente. Y eso, al final, lo agradece el lector».
—Ahora sí, punto final: para terminar, Fausto, ¿qué le dices, y qué le pides al respetable?
No le pido nada. Solo les doy las gracias por habernos acompañado en está fría, pero acogedora noche bogotana.
Después, el viernes, nos encontraríamos para compartir largo rato con Jaime De la Hoz Simanca. Y protagonizaría una rica conversa.