La viajera del arte

La viajera del arte

Migrante desde 1993, la barranquillera Klemcy Salza Arrieta ha recorrido gran parte del mundo, convertida en una batalladora por el arte. José Orellano, en amena crónica, cuenta páginas de la historia de esta incansable mujer.

UNA BARRANQUILLERA QUE SE MUEVE

Felicidad plena, hecha migrante a favor de
artistas colombianos regados por el mundo

Por José Orellano

La migrante y el cronista… Klemcy Salza y José Orellano, durante su encuentro en septiembre/2022.

Ha podido especializarse en danza y coreografía —como en efecto, lo hizo—, quedarse en su Barranquilla natal para mostrarse en la guacherna, la batalla de flores y la gran parada en Carnaval, en clubes y salones, y, de pronto, dictar clases en una que otra academia, pero jamás hubiera sido feliz.

Lo que esta barranquillera ha hecho durante casi 30 años no representa una fuga geográfica —con o sin causa—, sino la cristalización del sueño de un alma libre con alas, alas extendidas: ¡volar! Y, cada vez, volar más alto. Volar por el mundo, siempre dichosa, a favor de la cultura.

Desde el suroccidente de ‘La arenosa’ voló, muy joven, a Bogotá para especializarse en danza y, después, Yacarta, Italia y, finalmente, Alemania, para escoger, tras haber vivido en Kassel, al barrio Ehrenfeld de la ciudad de Colonia —que en el país teutón es cultura pura—, como su lugar de residencia definitivo. Una especie de plataforma que le permite despegar, con frecuencia, hacia distintos países de Europa, volver de visita a Colombia, a su Barranquilla, y seguir comportándose como una migrante cultural, en lo cual está convertida desde antes de cumplir sus 30 años.

«Dejé Colombia en 1999», precisa. «Y a Barranquilla en 1993», puntualiza.

Su gracia es Klemcy —Klemcy Salza Arrieta—, nacida el 4 de febrero de hace medio siglo en La Alboraya, uno de los barrios más populosos de Barranquilla, para irse luego con su familia a vivir al José Antonio Galán, en el cual ella, ‘Klem’, como todo el mundo la llama, había de hacerse señorita, mujer. José Antonio Galán, otro barrio del mismo entorno territorial y tan tradicional como ese en el cual ella vio la luz por primera vez.

Klemcy Salza Arrieta, gestualidad danzarina.

Y 2014 había de ser el año en que Klemcy residió en Kassel, a donde había llegado para dinamizar cultura: junto con otra bailarina colombiana, Elizabeth Caicedo, abrió una escuela llamada ‘Alma Latina’, allí en esa ciudad escenario de la ‘Documenta’, el certamen del arte contemporáneo más importante del mundo. En 2022 se inauguró el 18 de junio y se clausuró el 25 de septiembre, se organiza cada 5 años y tiene una duración de cien días. Y la ‘Documenta’ ha tenido en Klemcy a su puntual participante.

«Imagínate a Kassel y pequeños pueblos a su alrededor convertidos en un gigantesco museo al aire libre», dice. «Eso es lo que se vive con ‘Documenta’», puntualiza.

En Bogotá, con su amiga de siempre Francy Hernández, directora
administrativa del teatro La MaMa.

Además de soñadora, Klemcy Salza Arrieta —dinámica desbordada a sus 50—, es emprendedora, multifacética, enamorada de la vida, pero, en especial, leal y cristalizadora de cuanto proyecto asume: Hace algo más de cinco años, moviéndose entre Colonia, Italia y Barranquilla, creó la Fundación ‘Klemcy Salza-Arte con idiomas’, desde la cual ha dado orientación dancística a niños sin recursos económicos del suroccidente barranquillero, sector donde nació y creció, pero además organizó en su ciudad natal diversos eventos culturales, uno de ellos en la Aduana, con presencia de artistas extranjeros.

Sin embargo, en 2020 debió parar la actividad presencial como consecuencia de la pandemia del coronavirus y, ante el mortal azote del Covid 19, se vio obligada a reinventarse e instituir en la web un espacio-conversatorio llamado ‘Arte en paralelo-Resiliencia en movimiento’, en el cual, con periodicidad mensual, se han presentado decenas de artistas colombianos y otros profesionales —mayores, adolescentes, niños, mujeres y hombres—que, en las diversas facetas del arte, se hallan esparcidos por el mundo. También han tenido cabida artistas de otros países. Por allí han desfilado protagonistas de todas las líneas del arte: actores, bailarines, coreógrafos, pintores, cantantes, escritores, poetas, directores de teatro, fotógrafos, diseñadores de moda, periodistas, doctores… Esa es la barranquillera Klemcy Salza Arrieta: Felicidad plena, hecha migrante a favor de artistas colombianos regados por el mundo.

Entre septiembre y octubre de 2022, Klemcy Salza Arrieta hizo, en plan cultural, un periplo excepcional: Colonia-Bogotá-Barranquilla-El Banco, Magdalena… Y El Banco-Barranquilla-Bogotá-Fráncfort-Colonia…

En Bogotá estuvo del 18 al 25 de septiembre y en el teatro La Mama se involucró, durante ese lapso —como invitada especial—, en diversas actividades artísticas, al tiempo que concurría a encuentros con viejos amigos. Esos con quienes podía, bajo ramalazos de nostalgia, recrear recuerdos sobre aquella experiencia profesional como bailarina antes de salir de Colombia hace 30 años. Había que evocar al grupo ‘Zajana Danza’, dirigido por el maestro Jorge Tovar.

Klemcy en formatos promocionales web: en la feria del libro de Frankfurt —octubre 2022—, protagonista de la obra ‘Frankfurt:
Territorio literario’… En Bogotá, programación septembrina del teatro La MaMa, y en Europa, el proyecto itinerante ‘Prende la vela’.

«Me hospedé en casa de mi amiga Francy Hernández —directora administrativa del teatro La mama—, a quien conocí hace exactamente 29 años», dice la polivalente artista barranquillera a quien sus colegas y amistades le ponderan su invaluable sentido de la lealtad. «Lo más hermoso en esta amistad con Francy es la confianza mutua, consolidada durante tres décadas», agrega.

El autor de esta nota no duda en confirmar que Klemcy Salza Arrieta es una amiga ciento por ciento leal, base sobre la cual nuestra amistad se consolida cada vez más, a pesar de que solo vinimos a conocernos presencialmente durante el reciente periplo de ella, tras cinco años de ciber-relación.

Desde el Distrito Capital, Klemcy Salza Arrieta viajó al Distrito Especial, Industrial y Portuario de Barranquilla y mientras lo hacía no podía dejar de recordar que el primer grupo con el cual bailó en condición de profesional es un ícono en su tierra natal y se llama ‘Palma africana’, dirigido por la folclorista Carmen Meléndez.

En la capital del Atlántico, entre sus conterráneos, había de estar desde el 26 de septiembre hasta el 13 de octubre.

«Después de algunos años, llegué a mi casa paterna y sentí un vacío enorme: vi los libros de mi padre, algunas plantas que quedan del gran jardín que tenía mi madre, su adorado palo de níspero, ese fruto que me gusta muchísimo, especialmente en jugo», dice Klemcy, enfrentada a la ausencia definitiva de papá y mamá, «ahora unidos en la Eternidad». Y así, azotada por ráfagas de tristeza, había de recibir de manos del abogado Ángel Guzmán los papeles por medio de los cuales su madre Narcisa Arrieta Español le legó su casa como única heredera.

Su paso por Barranquilla… Visita a la Aduana.

En casa paterna, ya no estaban sus padres ni tampoco el hermano mayor, también fallecido, pero había de fundirse en abrazo con su sobrino Yasinth Salza Serrano, «un joven súper piloso, muy inteligente, que me recuerda mucho a su papá, mi hermano Alexis Salza, quien era sereno, pausado y siempre me transmitía la sensación de tenerlo todo bajo control, virtudes que, no hay duda, heredaron de mi madre Narcisa Arrieta Español», evoca casi llorosa.

Fugazmente posicionada en su «Barranquilla de mi alma», Klemcy recuerda que cursó sus estudios primarios en la escuela 39 mixta Juana Acosta de Roncallo y que se graduó de bachiller en el colegio del Caribe, situado en inmediaciones de otro icónico y sonoro sitio barranquillero: Siete Bocas, en el barrio El Recreo. Tras alcanzar el diploma de estudios secundarios, se iría, afín con su gusto por el baile, a realizar estudios superiores en la Academia de Arte y Gimnasia del Caribe, adscrita a la Universidad Autónoma del Caribe, y que era dirigida por Silvia Gette. La danza la había abrasado por completo y empezó a ingresar, entonces, a grupos de excelencia con directores de excelencia.   

Mucho antes, había dado inicio a su carrera artística cuando apenas tenía 10 años, gracias a que su padre, Efraín Antonio Salza Acosta, la indujo al teatro. Como su director, hacía que Klemcy protagonizara papeles de niña, pero ella lo que deseaba era ser bailarina. Como al final lo sería.

Pero además de bailarina, es coreógrafa y diseñadora de luces y hasta actriz de las tablas. Y ha alcanzado varios logros académicos: Maestra reconocida por el Maestri Italiani Danza Sportiva, MIDAS; Técnico por la Federazione Italiana Danza Sportiva, FIDS, y miembro de la organización Tanzmedizin Deuschland e.v., TE.MAD. A todo esto, hay que sumarle su espíritu de docente, el cual desarrolla en materias como ‘Percepción del espectador’, ‘Arquitectura del espacio escénico’ y ‘Uso del espacio escénico’, según lo establecido por la bailarina, profesora y directora de ballet rusa Agripina Vaganova, fallecida en 1951, cuando la barranquillera aun no había nacido.

Pues bien: tras 17 días de muchos encuentros, invitaciones a almorzar, entrevistas para televisión y reuniones de trabajo en su terruño —juiciosa, se iba a dormir antes de 10 de la noche—, el 13 de octubre viajó a El Banco, Magdalena, donde, como experta bailarina de cumbia, oficiaría como jurado internacional del Festival Nacional de la Cumbia, ella que ha sido designada por la directora del certamen Veruschka Barros como embajadora del festival para Europa. Que Klemcy también lo es del Parlamento Internacional de Escritores.

«Fueron cuatro días de pura cumbia, mientras compartía con grandes maestros de esta expresión rítmica y folclórica colombiana, música y danza que tienen un hermoso escenario con sabor a río en El Banco, viejo puerto», cuenta Klemcy.

En El Banco, Magdalena, Jurado Internacional en el Festival Nacional de la Cumbia.

Desde la tierra del extinto maestro José Benito Barros había de poner en acción su espacio web ‘Arte en paralelo-Resiliencia en movimiento’, un conversatorio cumbiambero, y por eso se había hecho acompañar de su equipo de producción que tiene sede en Barranquilla —presentadora, moderadores, diseñador web, productor de videos, periodista—: Carmen Sanjuan Meléndez, a la única que conocía personalmente; Yenis Muñoz, Miguel Púa, Cindy Ramírez y Emir Lara, «quien ha llegado al grupo para enriquecer nuestro trabajo», sostiene. La relación con todos ellos, exceptuando a Carmen, se había iniciado desde comienzos de la pandemia y se ha mantenido, gracias al internet. ¡Más de dos años!

Cumplida su misión en El Banco, Klemcy volvió a Barranquilla la noche del 17 para volar hacia Alemania el 18: iría a Franckfurt, que entre el 19 y el 23 de octubre había de celebrar la Feria del Libro —la más grande del mundo, fundada en 1949— y asistiría a la presentación del libro ‘Franckfurt, Territorio literario’, cuyos editores, ‘Sial Pigmalión’, le habían hecho seguimiento virtual y presencial a la labor cultural y aventurera de esta mujer e incluyeron una crónica-entrevista con Klemcy como protagonista en el contenido de la obra.

Su reciente periplo terminó en Franckfurt, sí, para que, entones, surgiera la necesidad de recordar que hace dos decenios, gracias a una escala en su recorrido aéreo de más de 9.518 kilómetros entre Colombia e Italia, surgió el sitio geográfico europeo que, para el resto de su existencia, haría a Klemcy Salza Arrieta visitante frecuente del lugar: precisamente Franckfurt. En esta ciudad alemana debió hacer, hace 20 años, trasbordo hacia su destino final en aquel tiempo, 2002: la bota itálica que, imponente, como engreída, se mete a los mares Mediterráneo, Tirreno, Adriático y Jónico.

«En Italia, me vinculé a la compañía ‘Movimento danza’ de Gabriella Stazio, primer grupo profesional con el que trabajé en el exterior», precisa. Y desde ahí vendrían viajes a España, Francia, Holanda, Alemania, Egipto, Emiratos Árabes (Abu Dhabi), Inglaterra (Londres), Argentina (Buenos Aires) y Brasil (Sao Paulo). La migrante barranquillera en pleno apogeo.

Hoy por hoy, un objetivo de Klemcy Salza Arrieta, con su fundación ‘Arte en paralelo-Resiliencia en movimiento’, es «no tener fronteras culturales, sino todo lo contrario: mostrar ante el mundo, vía online, todas las expresiones y manifestaciones culturales cultivadas por colombianos desde donde se encuentren».

Desde su fundación —‘Klemcy Salza-Arte con idiomas’—, maneja para el mundo, cinco proyectos cristalizados:

En compañía de su equipo de producción web, en Barranquilla, Klemcy no pierde oportunidad para promocionar su
proyecto ‘Puentes al sur’, exposición de artistas colombianos en Colonia, Alemania, ciudad donde ella reside.

1.- ‘Arte en Paralelo-Resiliencia en Movimiento’.   

2.- ‘Galería fundación Klemcy Salza con AngularVR Gallery de París’, Francia.  

3.- ‘Muestra anual con la Galería Artbox Project de Zug’, en Suiza.  

 4.- ‘Puentes al sur’, en Colonia-Alemania.  

5.- ‘La Cumbia, Pasión & Vida’, nuevo proyecto, en ejecución desde octubre —noviembre y diciembre— en Colonia, con el respaldo del Festival Nacional de la Cumbia. Su propósito: enseñarle cumbia al mundo: orígenes, historia, ritmo, danza, lo individual y lo colectivo, ¡la ronda de cumbiamba!

En el desarrollo de este proyecto ha contado con la participación de la cumbiamba ‘La gigantona’ de Barranquilla, cuyo director es German Álvarez. Y como el proyecto tiene carácter itinerante, también pasó por Franckfurt, con la maestra Luisa Virgen, directora del grupo folclórico ‘Uniendo fronteras’.  

En 2023, ‘La Cumbia, Pasión & Vida’ estará en Suiza los días 28 y el 29 de enero; 29 y 30 de abril; 29 y 30 de julio, y 28 y 29 de octubre.

El 19 de marzo, el 20 de mayo y el 18 de junio estará en Colonia.

E ira a Francia, los días 25 y 26 de marzo, 24 y 25 de junio y 21 y 22 de octubre.  

Un deseo permanente de Klemcy es conocer más y más del mundo, deseo que vez se hace más realidad por su disposición para viajar con frecuencia, corazón aventurero, interesada precisamente en conocer y en saciar su curiosidad con acuciosidad.

Su pasión, su profesión: la danza. La polivalente artista brilla con luz propia. El lente fotográfico capta en todo su esplendor a la
danzarina y el pintor Edgar Francisco Jiménez la vuelve Crisálida.

«Gracias a esos gustos, llamémoslo así, he llegado adonde estoy», dice Klemcy Salza Arrieta sin el más mínimo tris de duda. Su madre Narcisa, quien falleció en 2016, alcanzó a ver importantes logros de su hija. “Mi padre, Efraín Antonio, no los vio porque, en 1998, viajó a la Eternidad antes de que yo me volviera migrante empedernida”.

—¿Migrante empedernida o permanente?  

«Buena pregunta. Y yo diría ¡empedernida!, mi costumbre más arraigada».  

—¿Y qué ha logrado gracias a esa migración en permanente movimiento?  

«¡Ay, Dios mío! Realmente he logrado abrir un camino muy grande, el cual se va consolidando día a día. Pero lo que más satisfacción me da es lo que me está sucediendo ahora: el reconocimiento, a mi misión, por parte de gente de Europa, España, Italia, ¡del mundo!».  

—Klemcy, desde Colonia, desde ese barrio alemán cultural donde reside, Ehrenfeld, ¿cómo evoca, día a día, a su Barranquilla natal?  

«Siempre evoco, nunca voy a dejar de hacerlo —lo cuento recurrentemente durante mis reuniones sociales y las entrevistas que me hacen—, aquella bella estampa de señoras sentadas a la puerta de la casa, hacia las cuatro-cinco de la tarde, en aquellos mecedores de madera cuyos balancines eran forrados por los hombres de la casa, muy dedicados ellos, con tiras de caucho sacadas de llantas de carro para que no se gastaran con el sube y baja —“ese ruiquiti-ruacati”— sobre el piso de cemento… Aquí en Alemania se ve infinidad de mecedores de madera, pero solo de decoración. Otras cosas que evoco tantísimo son al señor del peto y a esas señoras que, ponchera en la cabeza, pasaban por las tardes, casi al crepúsculo, vendiendo bollo limpio o de mazorca o alegrías, caballitos, cocada…».

Haciendo todo eso, Klemcy es feliz, «muy feliz», puntualiza. Como feliz es en su amor de pareja, en su compartir cotidiano con “mi chico”, como ella lo llama y hasta ahí… No más, porque, entre ella y él hay un pacto casi sagrado: por fuera del hogar, jamás hablar de la relación. Y eso hace más feliz a esta barranquillera que, gracias a su actividad cultural y su donaire, deja huella por donde pasa…