Murallas

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Las murallas que hacen de Cartagena ‘Corralito de piedra’ —sin embargo, es solo el centro histórico—, se conservan, a pesar de deterioros por el inexorable paso del tiempo. Adelantándose, Eduardo García Martínez sale a defenderlas.

Las murallas enferman

Por Eduardo García Martínez

Las murallas de Cartagena hacen parte del más preciado tesoro de la ciudad, pero tienen varios siglos de antigüedad y en algunos tramos suelen presentar fatiga. Sus componentes son piedras de origen coralino y sedimentario extraído de canteras, ladrillos de cerámica y argamasa de cal y arena utilizada como aglutinante. La piedra de las murallas es porosa y por tanto susceptible de deteriorarse con el agua de lluvia, el viento, el cloruro de la sal marina y las colonias de microorganismos que la comen como si fuera su alimento preferido. También las afectan la vibración producida por automotores y de manera especial los muy pesados, como los buses articulados del sistema Transcaribe.

A pesar de los deterioros naturales por el paso del tiempo, el lienzo de piedra que compone el Centro Histórico está bien conservado, pero no es bueno descuidarse con un bien que le brinda tanto beneficio a la ciudad. De ahí que sean tan importantes las recomendaciones que hacen expertos de la Universidad de Cartagena para la mejor conservación de los elementos constitutivos del patrimonio monumental. De acuerdo con la química y docente udeceísta Ayda Liliana Barbosa, del Laboratorio de Investigaciones en Catálisis de Materiales del alma mater, las murallas también se enferman y es preciso brindarles asistencia profesional para garantizar su conservación.

‘El corralito de piedra’. Imagen de https://fortificacionescartagena.com.co/.

Las murallas comenzaron a construirse en 1614 para defender a Cartagena de ataques de piratas y corsarios que la asediaban en búsqueda de las riquezas que en ella se almacenaban con destino al reino de España, y se finalizaron en 1796, cuando ya contaba con el sistema de defensa más importante del Nuevo Mundo. Esa riqueza monumental entró en franco deterioro en el decimonónico junto con la ciudad misma, que tardó casi un siglo en recuperarse de la postración. Con la creación de la Sociedad de Mejoras Públicas en noviembre de 1923, se inició el proceso de salvación de los monumentos históricos, convertidos en verdaderas ruinas. La recuperación fue en verdad maravillosa.

En 1984 la Unesco declaró a la ciudad como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, lo que representa no sólo un mérito, sino una gran responsabilidad. Por eso es de suma importancia cuidar al máximo ese bien patrimonial, que a veces descuidamos hasta el punto de no ver su deterioro. Hace algunos años la docente Barbosa recomendó la aplicación de un tipo especial de recubrimiento sobre las murallas, con el fin de protegerlas de la acción permanente de algunos agentes externos que deterioran la piedra. Esa pintura tiene uso común en ciudades con riqueza patrimonial en Europa, es costosa, pero eficiente. ¿Y los buses Transcaribe?

Imagen destacada de este módulo: Tomada de https://www.periodicolaguajira.com/