¿Para qué?

¿Para qué?

Inteligencia, conocimientos y experiencias solo sirven cuando se comparten y son la base del pensamiento estratégico. Mauricio Salgado Castilla trata el tema y recuerda que lo que el cerebro no percibe cómo útil, pronto lo olvida.

«Soy muy inteligente, pero para nada me sirve»

Por Mauricio Salgado Castilla 

Mario estaba desolado: tantas horas de trabajo, cientos de hojas de escritos, viajes, reuniones y ahora el contador de la empresa le informaba que las pérdidas seguían aumentando, que ya no podía seguir la empresa.

No era solo la pérdida de sus ahorros, de su patrimonio, era sentir que, a pesar de todos sus estudios, de todos los comentarios de sus profesores y compañeros que decían —unos con admiración y otros con algo de envidia—, «eres muy inteligente»: tanto en el colegio cómo en la universidad Mario no había tenido problemas para aprender y obtener muy buenas evaluaciones, pero ahora no lograba mantener la empresa.

Entonces ¿Qué le está pasando? ¿Qué le hace falta para ser exitoso?

El sistema educativo tradicional sigue enfocado a los contenidos, se valora lo que los estudiantes son capaces de repetir. Se hace reconocimiento a los mejores de cada curso por su desempeño materia a materia.

Los neurocientíficos han enseñado que el cerebro humano es utilitario, lo que no se percibe cómo útil se olvida, por eso cualquier proceso de aprendizaje tiene que iniciarse con un cuestionamiento, tal cual como lo hace Mario, al sentirse perdido.

¿Qué le hace falta para ser exitoso? La respuesta es preguntar y preguntar, de la misma forma en que los niños lo hacen de forma natural, pero el sistema desanima a que sigan preguntando, muchas veces porque los “grandes” no saben la respuesta… Pero el preguntar no implica que se obtenga la respuesta, puede ser el inicio de una búsqueda que puede durar toda la vida. Ejemplo de esto son los trabajos de todos los galardonados por el premio Nobel. Llevan toda una vida tratando de encontrar respuestas porque nadie más la tiene.

El preguntar inicia el proceso de comprender, de analizar, de tener una posición crítica con el propósito de valorar lo que los otros hacen y dicen y no dejarse manipular para poder vivir de verdad tanto a nivel personal como profesional.

Toda persona se debe preguntar ¿Qué aportó a un grupo?,¿Cómo puedo trabajar proactivamente con otros?, ¿Cómo desarrollo las competencias socioemocionales? ¿Qué ideas tengo para innovar mi trabajo, mi vida?

No tienen que ser grandes cosas, pequeños cambios tienen grandes implicaciones.

¿Qué puedo hacer para ser más eficaz y eficiente? ¿Qué me hace falta para aprovechar los recursos que ofrece el internet?

Pelear contra los cambios, en especial contra los tecnológicos, solo produce frustración, es cómo saber que viene un tsunami y decir que de aquí no me muevo… Por el contrario, puedo hacer dos cosas: la primera, es el caso del que se retira, del que dice así no puedo trabajar, prefiero irme, cerrar este negocio… La segunda, enfilarse hacia el mar para encontrar un sitio nuevo tan alejado de la orilla que el tsunami es solo otra ola más.

¿Cómo será el entorno de mi trabajo el próximo año? ¿En tres años?

Si soy un cajero de supermercado o cadena, ya puedo saber que ese trabajo desaparecerá, entonces.

¿Cuál nuevo trabajo se está creando?, ¿Qué me hace falta para estar ahí?

Hacer una pancarta diciendo que están eliminando puestos en mi empresa no evita que eso pase.

¿Cómo puedo afrontar ese tsunami?,¿Qué tengo que aprender para estar mejor?

Excusas de no tener tiempo, «no tengo plata», ya no son válidas. Gracias al internet hay literalmente miles de cursos, audios y videos “gratis”.

La parte más significativa de las consultorías personales y empresariales que se hacen desde la Corporación de la Microempresa, están basadas en preguntar una y otra vez. No se dan las respuestas, en muchos casos, porque no se tienen, pero se inicia el proceso de preguntar, de desarrollar el pensamiento estratégico personal y el de las organizaciones.

Larry Page, el fundador de Google, una de las empresas más reconocidas por cualquiera que use el internet, dice que las empresas que desaparecen lo hacen porque no entendieron el futuro. En muchos casos Google ha creado el futuro. Ya no es suficiente con tener un buen producto o servicio con un buen precio, los cambios del mercado, de la vida misma son tan inesperados, tan sorpresivos, cómo radicales. Lo cual exige anticiparse y para esto el proceso de preguntar de manera habitual es necesario.

La hoja de vida de un trabajador del siglo 21 puede contener muchas referencias de estudios y experiencias, pero si busca una posición de dirección o hacer carrera profesional debe incluir la actitud hacia construir una cultura que cuestione, de colaboración, de trabajar con los otros, de aprender, de cambiar, de construir.

¿Qué resultados quiero? Eso determina el comportamiento que es necesario, ¿A qué cultura quiero pertenecer? ¿Qué le hace falta para estar ahí? La mayoría de las veces una consultoría personal es la forma más eficiente de responder estas preguntas, porque minimizan la prueba y el error, maximizando las oportunidades en corto tiempo.

Los conocimientos y experiencias suman, pero la actitud se multiplica. Si no es la correcta, la multiplicación por cero es cero. La cultura es el carácter de la organización, es la fortaleza natural que se tiene para afrontar los retos y problemas, es la verdadera ventaja competitiva, es lo que un producto de bajo precio no podrá quitar.

Un gran porcentaje de las inversiones en consultoría se orienta hacia desarrollar la estrategia empresarial, pero no se hacen los mismos esfuerzos en crear una cultura que propicie una Conducta Empresarial Responsable, que lleve a la organización al futuro en el tiempo mínimo. Muchas son las empresas que utilizan sus influencias para mantenerse en el pasado, hasta que las otras empresas de otros países les pasan por encima. Esto fue lo que trató Trump al retirar a los Estados Unidos de los compromisos del pacto de París, para minimizar los impactos negativos en el medio ambiente. Eso es no ir al futuro, es quedarse en un pasado que ya no existe.

Sin duda, la competencia más relevante es pensamiento estratégico, el cual posibilita visualizar el futuro, o sea lo que Larry Page dice que es esencial en los negocios: el futuro, puede estar en otro país, en una feria. Por ejemplo, en la feria de alimentos de Tokio, anualmente se muestra el futuro de la industria, qué nuevos colores, sabores, texturas y presentaciones se vienen. La idea no es importar, lo que ellos hacen es “ver” lo que hay y adaptarlo al medio propio. La feria de tecnología en Las Vegas abre por unos días una ventana al futuro de la tecnología y las ferias de automóviles de Frankfurt y de Detroit muestran el futuro de los vehículos.

Los informes de la OCDE y la Unesco muestran el futuro de la educación en los países que tienen un mejor nivel.

¿Qué podemos aprovechar? ¿Qué se puede implementar para dar un salto?

No se puede seguir esperando que pase un tsunami y que todo siga igual. El mundo cambia, todos tenemos que cambiar, lo importante es hacerlo antes que sea demasiado tarde.

No siempre es necesario viajar, se puede aprovechar la tecnología para conocer cómo va a ser el futuro de las personas, de las diferentes industrias, para prepararnos y anticiparnos, para estar listos al futuro y no se siga viviendo en el pasado. Es determinante ser proactivo y anticiparse, no ser reactivo. 

Otra forma de conocer el futuro es conocer en detalle los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, de la ONU. Es el faro en muchos campos, es hacia donde todos los países deben transitar y por ende las personas y las empresas. Unos avanzan más rápido, otros más lento, pero los ODS están mostrando un sendero, para orientar los estudios, productos y servicios hacia ser sostenibles y sustentables.

Las empresas que aprovechan los residuos de otras para generar valor, evitando que simplemente se conviertan en más basura contaminante, trabajando en economía circular, tienen lugar en el futuro, por ejemplo, una empresa que logre sacar de celulares, computadores, televisores y otros electrodomésticos obsoletos materias primas como oro, cobre y plata, están ya en el futuro. Estos recursos ya de por sí escasos, en muy poco tiempo serán aún más valiosos, porque serán más necesarios, pero su producción natural está disminuyendo.

Las nuevas formas de interactuar con las personas son definitivas para vender, para promover, para capacitar, para formar. Se está pasando rápidamente a estudios que requieren dedicación total de las personas, a capacitaciones muy orientadas hacia las necesidades específicas del momento que, literalmente, pueden durar unas pocas horas. Y que se puedan hacer de manera virtual, en el tiempo disponible del estudiante, o sea asincrónicas.

Pensar estratégicamente no es solamente un momento de la vida de una empresa cuando tiene problemas. Es una competencia que debe ejercerse permanente. 

¿Qué preguntas tienes hoy de tu vida, de tu trabajo?msalgado@xmaseducacion.com