Prevención, control

Prevención, control

Este 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Jorge Agudelo Moreno pregunta que si ¿hay prevención y control de riesgo en empresas y entidades públicas?

DÍA MUNDIAL DE LA SEGURIDAD Y LA SALUD EN EL TRABAJO

¿Hay prevención y control de riesgo
en empresas y entidades públicas?

Por Jorge Agudelo Moreno

La sordera neurosensorial, entre las de más impacto en enfermedades de trabajo.

¿Cómo vamos en materia de seguridad y salud en el trabajo en Colombia? ¿Avanzamos o retrocedemos? ¿Existen prevención y control de los riesgos, de verdad-verdad, en nuestras empresas y entidades públicas y privadas? Todos sabemos que las empresas se miden por resultados, ¿sí o no? De acuerdo con el informe 2021 del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), durante el 2021 se presentaron 513.857 accidentes de trabajo, 42.646 enfermedades laborales y 608 muertes de trabajadores.

Con relación a la distribución de la accidentalidad por actividad económica, el informe evidencia que los sectores productivos que presentaron la mayor accidentalidad fueron agricultura, ganadería, caza y silvicultura, con una tasa de 13,75 accidentes por cada 100 trabajadores, casi tres veces por encima de la tasa nacional, seguido por minas y canteras, con una tasa de 12,59 accidentes.

En cuanto a la distribución geográfica, el Magdalena fue el departamento que presentó la mayor tasa de accidentalidad, con 7,0 accidentes por cada 100 trabajadores, siendo el departamento que ha ocupado el primer lugar de accidentes de trabajo durante los últimos tres años. Le siguen los departamentos de Antioquia y Caldas con una tasa de 6,39 y 6,35, respectivamente. Sobre la enfermedad laboral en Colombia, los diagnósticos más informados nos hablan del síndrome del túnel del carpo, el lumbago y la sordera neurosensorial…

La realidad es que los empresarios han optado, muchos de ellos, por una aplicación burocrática y formal de las normas, siendo excepcional encontrar empresas en las que la prevención se tenga en cuenta en las grandes decisiones estratégicas de las mismas, lo que sería el paso previo a la aplicación real de las normas de seguridad y salud en el trabajo. La falta de aplicación real de la normatividad, reflejada en la inexistencia y graves carencias de la prevención en las empresas, ha tenido como consecuencia comprobada la tendencia al alza del número total de los accidentes, las enfermedades y las muertes laborales en los últimos años. Esto ha provocado que la situación de la accidentalidad laboral en Colombia siga siendo insostenible. Una sociedad “moderna” no puede asumir y permitir de ninguna manera la muerte de dos trabajadores por accidentes de trabajo al día y más de 500 mil accidentes de trabajo al año, cuando hace 20 años ocurría un muerto por día y tan solo 100 mil accidentes de trabajo al año, a pesar de que existían más de 52 instituciones educativas entregando técnicos, tecnólogos, profesionales y especialistas para realizar los sistemas de gestión. ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué no mejoran los resultados?

Vengo insistiendo que necesitamos con urgencia implementar en Colombia el delito de riesgo o peligro, como un aspecto clave que tendría una incidencia positiva sobre la accidentalidad laboral, delito que tienen plasmado en sus códigos penales países como México, España, Italia y Alemania, para señalar solo unos cuántos… La otra verdad es que, para que la accidentalidad laboral en Colombia no siga creciendo, no basta con la atención pasiva de la normatividad existente, sino que se requiere un mayor control y vigilancia por parte del Ministerio del Trabajo en todos los entes territoriales, para que, con el apoyo y el aporte de los miembros de los comités seccionales y locales de seguridad y salud en el trabajo, se organicen cronogramas de visitas a todas las empresas y entidades, tanto públicas como privadas, para que, de verdad, se implementen los sistemas de seguridad y salud en el trabajo, y que las empresas y los patronos que incumplan la ley sean amonestados, multados y se les suspendan las labores, y hasta sancionados con el cierre de las empresas y entidades, de persistir en el incumplimiento, como lo señalan las normas vigentes en esta materia.

La agricultura, sector productivo de mucha accidentalidad. Y el lumbago, otro padecimiento laboral.

Es muy importante que vigilemos y prevengamos los accidentes y las enfermedades laborales que más impacto tienen entre los trabajadores, como el síndrome del túnel del carpo, el lumbago y la sordera neurosensorial, que sí están afectando a los trabajadores, pero que no los está matando, como sí ocurre con las Enfermedades No Transmisibles, que debe ser la prioridad en los temas de la capacitación y la prevención entre los trabajadores colombianos. No hay duda entonces que este es el cambio radical que debemos emprender desde ya, y este debe ser el verdadero debate que debe librarse entre los prevencionistas, los profesionales y especialistas en seguridad y salud en el trabajo, entre los empresarios y funcionarios del Ministerio del Trabajo y las ARL, para darle un vuelco urgente a esos programas de capacitación y entrenamiento entre los trabajadores, para evitar la muerte por las enfermedades no transmisibles, que está matando, según la OMS, a más del 70 por ciento de los ciudadanos en Colombia y el mundo. ¿Por qué vamos a negar esta realidad?

Finalmente, a los técnicos, profesionales y especialistas en seguridad y salud en el trabajo, hay que capacitarlos en los temas de salud pública, porque con el cambio que ha surgido en el perfil epidemiológico mundial, con la pandemia de la obesidad y sus enfermedades conexas, la capacitación que hoy se debe desarrollar de manera prioritaria entre los trabajadores es la denominada “Estrategia 4×4” de la Organización Mundial de la Salud, OMS, y no seguir distraídos en combatir patologías que, repetimos, hoy no están matando a los trabajadores colombianos. Queda abierto el debate sobre qué hacer para mejorar los índices de accidentalidad, enfermedad y muerte en Colombia, porque como vamos, vamos mal… ¿sí o no?