Sentir Caribe

Sentir Caribe

Nuestro Caribe es región en construcción y el centralismo le hace daño. Desde Casa Loma, Eduardo García Martínez recrea nota sobre el reciente encuentro para el reinicio de un compromiso con la Región.

El Caribe visto desde Casa Loma

Por Eduardo García Martínez

El Encuentro de Casa Loma realizado en Chorrera, Atlantico —6-8 de abril de 2022—, marca el reinicio de un compromiso con el Caribe colombiano. Un acuerdo ajustado a las demandas de la región que necesita avanzar hacia un desarrollo sostenible. Quedó claro en esa cita que la dirigencia regional debe despertar del letargo y los gobernadores asumir la responsabilidad que les corresponde para poner a marchar la Región Administrativa y de Planificación —RAP— con proyectos de impacto regional. La inercia debe dar paso a una acción concertada que abra camino a iniciativas planeadas, estructuradas y con soporte financiero garantizado, libres de toda sospecha, transparentes y de amplio beneficio social.

La intervención de Jairo Parada, quien sostiene que hay que exigir, una palanca institucional dentro del
Estado que obligue a la inversión pública nacional en la Región Caribe

Es inaudito que el Caribe, de donde salió la propuesta de crear las RAP, no haya sido capaz de poner a funcionar la suya cuando otras regiones como la Pacífico, la Central y el Eje Cafetero ya trabajan para cerrar las brechas que frenan su desarrollo. ¿Qué lo impide? ¿Cuáles son las razones de fondo que inhiben a los gobernadores del Caribe y los impulsa a cruzarse de brazos? ¿No han entendido que la RAP es una herramienta que facilita la integración y se convierte en un mecanismo de poder ante la instancia centralista?

Los periodistas convocantes del encuentro de Casa Loma y los maestros expertos en desarrollo regional que acompañaron el ejercicio, Amilkar Acosta, Jairo Parada, Adolfo Meisel, Mauricio Vasco, Elvia Mejia, Antonio Hernández Gamarra, Weidler Guerra Curvelo, Jorge Elías, Gabriel Orozco —también estuvo el exgobernador de Atlántico Eduardo Verano— mostraron los preocupantes desajustes institucionales en el Caribe y su atraso frente a otras regiones, pero también las ventajas que, bien explotadas, pueden colocar el territorio en mejor posición en el orden nacional y frente al mundo por su privilegiada ubicación geográfica. Si su dirigencia se activa y sus gobernantes priorizan y ejecutan los proyectos macro, el desarrollo sostenible del que tanto se habla podrá hacerse realidad.

Nuestro Caribe es región en construcción y el centralismo le hace daño. Por tanto, debe diseñar un modelo de desarrollo que recoja sus más sentidas aspiraciones para presentarlo al próximo gobierno, y exigir, como lo plantea Jairo Parada, una palanca institucional dentro del Estado que obligue a la inversión pública nacional, teniendo en cuenta las urgentes necesidades de la región y no solo las prioridades del gobierno de turno.

Eduardo García Martínez entrevista a Rlvia Mejía, exdirectora del Corpes Costa Atlántica.

Amilkar Acosta, exministro de Minas, recomienda un tránsito ordenado del modelo energético basado en petróleo y carbón a las energías limpias, destacando las potencialidades del Caribe. Pide así mismo aplicar la Reforma Regional al Sistema de Participaciones, con lo que se garantizarían recursos para invertir en educación, salud, agua y saneamiento básico. De acuerdo con el dirigente guajiro, la Nación dejó de girar unos 100 billones de pesos a gobernaciones y municipios del país por efecto de reformas del pasado, y debe ponerse al día.

En el Encuentro de Casa Loma se recordaron las luchas por la integración del Caribe colombiano iniciadas en 1920 con la Liga Costeña, seguidas por el Sipur de los 70, los Foros del Caribe, el Corpes y Telecatibe, en los 80 y 90, el Voto Caribe de 2010 y el Encuentro Casa Grande Caribe de 2017. Luchas que decayeron en su espíritu y hoy, casi olvidadas, reciben un soplo de aire fresco desde este idílico lugar de Chorrera, donde periodistas y maestros de la causa regional lanzan un manifiesto sobre lo que debe ser el Caribe colombiano como dueño de su propio destino, mirando siempre al mar que le da identidad y lo une con el mundo.