Otra vez será, Junior… Una vez más jugó, fue superior en posesión y dominio de balón, pero no hizo más de un gol, y perdió por dos cabezazos en ocho minutos. De nuevo, la defensa…
VALIÓ CREER, PERO…
Toca esperar la próxima
Bastaron ocho minutos, entre el 30 y el 38, para que mediante dos soberbios cabezazos de Nacional —Jefferson y John Duque—, a Junior le sacaran la victoria del bolsillo y lo remontaran en el Atanasio Girardot.

Como en los últimos partidos, el equipo barranquillero jugó, dominó ampliamente al contrincante, tuvo mayor posesión del balón, pero no hizo sino el golazo con el que, al minuto 15, empezó ganando, un zurdazo a larga distancia —más allá que de la media— de Freddy Hinestroza. Y su juego bonito y el brío demostrado aun después de los dos goles encajados, daba para pensar en una victoria contundente como visitante, con paso a la final.
No pudo ser. Aun en medio de la laguna en que se convirtió la cancha por el aguacerazo caído durante el partido, brillante estuvo Junior en Medellín, como, cuatro días antes, lo había sido ante Bucaramanga en el Metropolitano de Barranquilla, pero no supo ganarle al Nacional, que es el que se va a jugar la final de la Liga Bet Play-Apertura por el grupo A.

El Impertinente se atrevería a decir que los goleadores de Junior pareciera que estuvieran ‘rezados’, como decían las abuelas cuando se presentan situaciones semejantes al bache por el que están atravesando Miguel Ángel Borja y Fernando Uribe, contratados por su condición de goleadores.
A parir, siempre a parir, tiene acostumbrada el Junior a su afición.
Pariendo le había ganado a Bucaramanga y jugando con la titular. Solo 1 a 0 cuando debieron ser cuatro o cinco, pero lo que pasa es que la efectividad goleadora anda bien down.
Y Carmelo Valencia y hasta el mismísimo Mario Sebastián no pueden ser siempre la solución. Buena plata invirtió Fuad Char para armar un equipo para el futbol excelso y el gol por montones: Borja-Uribe, y pare de contar.
El máximo goleador —y también máximo dilapidador en los últimos encuentros— se llama Miguel Ángel Borja, a quien, ante Nacional, el arquero Kevin Mier le atajó un hermoso cabezazo. Y algo más allá de lo netamente deportivo ha comenzado a observarse en Borja: está asumiendo un papel de peleonero que antes no se le veía y que preocupa. Se le ve intervenir en pleitos a los cuales nadie lo ha llamado, mientras sigue defeccionando ante la portería contraria, aunque esté mucho tiempo sobre el arco.
Aunque hay carencia de goles, surge una inquietud: adelante, los defensores cabecean y en ocasiones hasta han anotado, pero en su puesto natural, en el cuartero posterior, se les dificulta enormemente llegar a balones por el aire y fácilmente son superados por los contrarios. El más nítido ejemplo en torno a esta anomalía defensiva, los goles que este miércoles 15 de junio le anotó Nacional, de cabeza. Y así les ha ocurrido hasta con atacantes, inclusive, de menor estatura.

Ha valido la pena creer, por lo menos se alimentaban esperanzas, pero de nada ha de servir lo sobrado que estuvo ante Nacional si no se ganó y de esfumó la posibilidad de llegar a la instancia en la cual se hubiera vuelto a soñar en grande, por lo cerca que se estaba, con la décima estrella.
Hay nómina y se ha dado comienzo a un proceso con Juan Cruz Real. Y hay que admitirlo: otra vez será. Una recurrente frase que va con El Impertinente desde 1976 cuando se estuvo muy cerca, pero no se llegó. Claro, que al año siguiente sí se pudo: diciembre de 1977, primera estrella para ‘La querida de Barranquilla’.
Se armó equipo y se echó por la puerta de atrás al técnico Arturo Reyes porque el objetivo era cumplir un papel destacado en la Copa Sudamericana y optar a titulo en La Liga Bet Play. Lamentablemente, ni lo uno ni lo otro, no se lograron los objetivos.
Toca ahora, pues, esperar la próxima.
Imagen destacada: pasajes de los partidos ante Nacional y ante Bucaramanga.