Verdad y justicia

Verdad y justicia

Abogada, periodista y poeta, Carmen Peña Visbal deja huella en medios, instituciones y corazones. Su vida constituye paradigmático testimonio de carácter, talento y compromiso con la verdad y la justicia.

Imagen de portada: Un grupo de periodistas de Barranquilla congregado en torno a su colega Carmen Peña Visbal, durante la presentación del libro Animal Laborans, algo así como que —de acuerdo con la filósofa, historiadora, politóloga y socióloga alemana Hannah Arendt— aquella persona que solo vive para trabajar y consumir, sin tiempo para pensar, crear o actuar políticamente. Arendt lo veía como un empobrecimiento de la vida humana.

CARMEN PEÑA VISBAL

Palabra, poder y poesía de
una periodista insobornable

Por Wilber Fábregas Molina

Hablar de Carmen Peña Visbal, abogada, periodista, poetisa barranquillera, lleva, necesariamente, a contar la experiencia vivida por aquella joven recién egresada de una facultad de Derecho, carrera que nada tenía que ver con el periodismo.

Ella aceptó el reto que la vida le ofreció para laborar en un medio de comunicación, donde quizá le podían aplicar el adjetivo de “intrusa”, por llegar a ocupar un cargo y realizar una labor en un terreno desconocido para ella, sin tener un ápice de experiencia en el campo que “profanó”, viniendo de la academia con otra profesión. Pero se atrevió, y eso es grande en quien es emprendedor innato.

Carmen Peña Visbal.

Era aquella época del periodismo que se ejercía como oficio, con sentido de pertenencia, a finales de los años 60 y comienzos de los 70, cuando se desató una “infundada rivalidad” entre el sector empírico (veteranos) y los egresados de la academia. Los primeros —no todos— no aceptaban fácilmente que los segundos llegaran a incursionar en el oficio que sentían como propio.

Siempre admiré y aplaudí la sapiencia y práctica de los experimentados colegas. Mi teoría era que, para formarnos como verdaderos profesionales, debíamos aprender de ellos, de esa excepcional experiencia en las lides del periodismo.

Querámoslo o no, “más sabe el diablo por viejo que…” y Carmen aceptó ingresar y explorar ese campo bajo el sentido de tal expresión. Lo hizo, triunfó y fue más allá. De pronto, al concluir sus estudios, no le había pasado por la mente —ni esa era su idea— llegar a un medio de comunicación. Trabajar en lo que más uno quiere no siempre es fácil, qué sé yo, y resultó ser una excelente cumplidora de su deber, una luchadora que más tarde se convertiría en una gran defensora, con altura, de nuestra labor y de quienes la ejercemos. Terminó siendo un meritorio ejemplo en esta actividad, en su lucha por la dignificación y unidad del gremio periodístico. En ello ha sido perenne y, como prueba, lo refleja en su más reciente obra: Animal Laborans, donde agradece las enseñanzas y el apoyo recibido de grandes del periodismo, con dedicatoria especial a sus colegas con quienes ha compartido más de 40 años de ejercicio profesional, y a sus jefes de redacción y consejeros en las salas de los diarios: José Orellano Niebles, Porthos Campos Pineda, Rafael U. Lafaurie, Humberto Jaimes Cañate y Francisco Santos Calderón.

En el plano de las comunicaciones Carmen ha estado vinculada con diversas misiones de seguridad del Estado colombiano y tuvo relación con entidades afines de USA.

Coraje y pujanza

Esta mujer, a lo largo de su vida, ha demostrado ser una luchadora, pujante, emprendedora —todos los sinónimos que podamos aplicarle—. Ha sabido librar batallas, y en eso ha influido la presencia de Dios, quien todo lo puede y marca el camino a quienes se le miden a los desafíos, a esas oportunidades que pocas veces se presentan y cuando menos se piensa.

Me di cuenta de que una expresión que utilizaría para los subtítulos o bajada de este escrito —“fuera de serie”— coincide con el que le endilgó la escritora Claudia De La Espriella. Me agradó que fuésemos dos quienes pensáramos así de ella, como una mujer fuera de serie. Tal vez otras personas más —colegas, abogados, o de otras profesiones— también la catalogarían así al conocerla.

La conocí una mañana primaveral del año 1979 en el diario La Libertad, donde fuimos compañeros por mucho tiempo. Le manifesté que yo pertenecía a la nómina del Diario Hablado de la cadena radial La Libertad y colaboraba con temas de especial interés para el periódico. Por lo tanto, de manera indirecta me encontraba vinculado como colaborador, al igual que muchos otros compañeros del noticiero: Heriberto Pacheco Noriega, Carlos Oliveros Suárez, Aldo Pomares Agámez, Carlos Osío Noguera. Recibíamos de la empresa —en el mismo año en que fue fundado el diario— un “pago por debajo de la mesa”, como se decía popularmente. Por eso siempre he sostenido que formamos parte de los fundadores.

Los periodistas Humberto Mendieta, el autor del artículo Wilber Fábregas Molina, William Ahumada, Roberto Llanos y Gilberto Marenco Better: más allá de la afinidad profesional, amigos de Carmen Peña Visbal.

La observé como una joven aparentemente tímida. Se desempeñaba en la sección de Sociales, pero en sus ojos había un destello: iba a dar el todo por el todo para no hacer quedar mal a quien la llevó al diario La Libertad.

Estaba “tanteando terreno” —se puede decir—, por la sencilla razón de que la recién egresada de la facultad de Derecho de Unilibre se vinculó, como ella muchas veces lo ha expresado sin titubear, sin tener ni una hora de experiencia en medio de comunicación alguno. Se puede resaltar la nobleza de quien fuera el dueño y fundador de la cadena de radio y de periódicos en el país, Roberto Esper Rebaja, quien brindaba la oportunidad a quien tuviera ganas de laborar para ganarse un salario y defenderse en la vida. A esa persona la ponía a prueba y solo se limitaba a preguntar: “Mijo” o “mija”, como era su forma cariñosa de dirigirse a quienes llegaban donde él: “¿Quieres trabajar para nosotros?”. Seguro que a Carmen le pasó lo mismo.

Su profesión

Había culminado sus estudios de Derecho en la Universidad Libre, y cuenta en uno de sus tantos escritos importantes que sus compañeros de profesión practicaban en oficinas de abogados, devengando más que ella. Pero le tocó someterse a prueba en el periódico, donde no tenía idea de lo que pasaría, sobre todo sabiendo que eso no fue lo que estudió. Sin embargo, caminó con paso firme y le correspondió empezar en la más sencilla sección para adquirir experiencia: Sociales. Algo que para una aprendiz era una ventaja, y se puede decir que se ganó la lotería sin pensar en el premio mayor, pues firmó contrato laboral a término indefinido con un estipendio básico mensual de dos veces el salario mínimo de entonces. Algo estupendo que cualquier recién egresado hubiese anhelado.

Y aplica, así como me enseñó mi madre un proverbio: “Agarrando, aunque sea fallo”. La joven recién salida de la facultad de Derecho lo decidió.

Como mujer de letras escribir, concurrir a Filbo ha sido casi una obligación anual para Carmen.

—No era mucho —pero “peor es nada”, como se dice popularmente. Carmen dice que “el dinero no lo es todo a pesar de que es necesario”.

Consciente de que en ese medio periodístico los compañeros devengaban menos que los periodistas de otros medios impresos de la ciudad, pero más que los reporteros de muchas emisoras locales, se mostró satisfecha. No era mucho, pero el dinero era necesario para suplir las necesidades esenciales, y por su manera de aceptar retos no desaprovechó la oportunidad, seguramente pensando que allí podría escalar posiciones. Seguro por su mente pasó ese pensamiento. Más tarde, cuando me compenetré con ella en nuestra labor, ya tenía proyectado el avance como meta.

Sin embargo, en algunos medios de comunicación, además de los empíricos que manejaban de forma innata y con responsabilidad el proceso de informar primero, más y mejor y con una calidad encomiable, existían personas provenientes de otras profesiones, que escribían columnas de opinión, artículos e incluso noticias. Algunos no daban la talla, pero por amistad o familiaridad permanecían. Nuestro personaje sí la dio: se le reconocieron esas cualidades, en especial su forma de ser como persona.

Un buen debut

El caso de Carmen Peña fue inicialmente más suave, porque comenzó con notas sociales. En esa sección fue demostrando su capacidad, dándole un vuelco importante a esas páginas, imprimiéndoles temas atractivos. Por esa razón, “el viejo”, como le decíamos con cariño y respeto a don Roberto, se sentía satisfecho con su labor.

Al ganarse el puesto que le abrió camino en lo desconocido, empezó a publicar escritos firmados como Carmen Peña Sánchez. No le presté atención a lo que podría ser un seudónimo, pero al tratarse de alguien entre nosotros, investigué para conocer más acerca de ella y me di cuenta de que estaba emparentada con el “Capi” Visbal, hombre famoso por su trayectoria en el Carnaval de Barranquilla, propietario de la caseta “La Saporrita”, que existía donde hoy funciona El Portal del Prado. El nombre fue tomado de una composición de Juvenal Viloria, barranquillero famoso a quien le agradó la idea.

Con el correr del tiempo, mi compenetración con ella fue mayor. Recuerdo que, para la página que manejaba, le entregaba notas de farándula o cultura, y a ella le agradaba el material.

Guardo una anécdota suya, de tantas que tengo. La que más resalto es un servicio social que me publicó en diciembre para anunciar mi matrimonio en 1979. Al entregarle “la nota social”, ocupando un cuarto de página entre mensaje y fotografía, me dijo con la sonrisa que siempre la ha caracterizado: “Caramba, niño… ¡ese es un periódico!”. Coloqué los nombres de los invitados, la mayoría padrinos, y por la temporada, muchos no pudieron asistir: 23 de diciembre.

El día en que Carmen Peña Visbal asumió como subsecretaria de Asuntos para la Convivencia y la Seguridad Ciudadana en Bogotá, durante la administración distrital de Gustavo Petro. Se juramentó ante la entonces secretaria distrital de Gobierno Gloria Flórez Schneider.

Su ascenso

Por su empeño y desarrollo, nuestra colega Carmen se convirtió en la mano derecha del propietario del diario La Libertad, Roberto Esper. Sus ideas geniales eran acogidas. En su papel de jefe, solo actuaba en el direccionamiento de sus funciones, pues fue una compañera más, a quien se le consultaba tanto en lo concerniente a lo laboral como también sobre temas personales y sociales, no solo por su profesión de abogada y su condición de consejera en ciertos casos especiales, sino porque empleaba la sicología, otro don con que Dios la premió. En verdad conocía a sus dirigidos cuando algo les afectaba.

Sus compañeros, por su emprendimiento y responsabilidad para dirigir, le cumplían a cabalidad hasta el punto de que llegó a ser editora general, jefa de redacción, y colocó al medio matutino como un diario con secciones y noticias relevantes. Existía compenetración entre la parte administrativa y el equipo de trabajo. Sin embargo, cuando debía corregirnos —cualquier equivocación o desacierto—, lo hacía con voz firme, dejando a un lado su cariñosa sonrisa.

“A cabo rato” —expresión popular de nuestros antepasados— regresaba a su inigualable personalidad. En los momentos libres preguntaba: “¿Qué se les ocurre hoy?”. Esa invitación nos ponía a cavilar, y de ahí nacieron páginas y columnas de muchos compañeros. En mi caso, mi página: “La otra cara de Barranquilla”, donde reflejábamos disconformidades de la ciudad. Coordiné además la página de Farándula, primero con Manuel Vargas Cruz y luego con Marco Tulio Barros Ariza, el popular “Markoté”, que tuvo gran acogida.

Dignificación y unión del gremio periodístico

En una de las tantas conversaciones que he sostenido con ella, me manifestó que, a finales de 2016, en desarrollo de un evento académico realizado en Barranquilla, un sociólogo y profesor universitario cuestionó a los periodistas ‘amermelados’ de la ciudad. Es decir, a los periodistas —por lo general de radio, varios de ellos independientes— que subsisten, en buena parte, gracias a la pauta oficial. 

La abogada, periodista y poeta con su amigo y colega periodístico Wilber Fábregas Molina.

 “‘¡No!’, le dije”, indicó Carmen. El problema no es que reciban pauta. El problema tiene otro fondo. Lo que urge es apoyar la dignificación de los periodistas, para lo cual debemos comenzar por conocer cuál es la real situación que afrontan a diario. No es lo mismo pagar una pauta al ‘carga-ladrillo’ de Barranquilla que recibir ‘el contrato’ o pauta oficial en Bogotá D. C. 

Ha mantenido un pensamiento riguroso: contar historias con verificación y contexto, no ofender ni insultar a quien no comparte nuestras ideas —ser asertivos es una necesaria virtud—, argumentar y opinar basados en hechos probados, sin dejarse seducir por memes, falacias, mentiras disfrazadas o posverdades. Propone lograr una unión que fortalezca al gremio como veedor, vocero y defensor de los derechos ciudadanos.

Desde que comenzó como periodista profesional, ha tenido contacto con las inequidades del oficio, como lo expresa textualmente en uno de sus tantos documentos en su lucha por buscar la igualdad de derechos para los compañeros de labores, proponiendo fortalecer valores éticos, entre ellos la solidaridad, la honestidad, la veracidad e identificar qué nos puede unir como gremio, más allá de las diferencias conceptuales, religiosas o políticas.

Carmen Peña sostiene que su título de abogada —gracias al cual ha desempeñado cargos importantes— le ha servido para comparar salarios e ingresos de sus colegas del derecho y los asignados a los periodistas. Asegura que las diferencias son notables, sin que eso signifique que todo abogado tenga asegurado su sustento. Lo repite cada vez que puede.

Cuatro opiniones de amigos y colegas en torno a la personalidad de Carmen Peña Visbal.

Al observar que el problema del gremio no era solo el ingreso, sino la falta de unión y solidaridad entre quienes lo integramos, el 2 de abril de 2017 envió una carta abierta a sus colegas, esbozando su propuesta para lograr una unión fraternal.

En dicho documento plantea ciertas inquietudes referente a las tareas que, como comunicador, se debe afrontar en aras de lograr la plena dignificación y el reconocimiento del gremio. Propone, además, capacitarse constantemente en áreas de interés: judicial, administrativo, económico, etc.

Sostiene que son lamentables los errores y horrores que debemos leer o escuchar a diario; que es importante argumentar y opinar basados en hechos probados —no dejarse seducir por memes, falacias, mentiras disfrazadas o posverdades—; y lograr una unión que permita fortalecer un gremio que se transforme en veedor, vocero y defensor de los derechos de la colectividad.

En Barranquilla y en muchas otras ciudades colombianas se da el caso de programas de emisoras o radionoticieros en los que pagan un bajo salario al periodista que tiene la misión de cubrir sus fuentes y vender pauta, porque de otro modo recibiría un bajísimo ingreso por su trabajo. Supe de casos en los que, a los veteranos, les asignan dos o tres cupos completos, mientras que los novatos apenas tienen “derecho” a un cupo. Pero también existen casos en los que les “dan” cupos libres, pero sólo les reconocen el 50 por ciento por la labor de vender y reportear hechos.

También existen programas y noticieros de emisoras que sólo “pagan” con cupos. Es decir: si trabaja, pero no vende ni una pauta, no recibirá ningún ingreso a fin de mes.

Los otros son los periodistas independientes, que deben comprar espacios en las emisoras, lograr el contenido periodístico y, por supuesto, vender la pauta. Y, confiando en Dios, esperar que los ordenadores del gasto cumplan los pagos… y que sean a tiempo. Similar situación ocurre en algunos espacios de la televisión regional y de canales digitales.

En 2016, en una entrevista con El Muelle Caribe, Carmen se declaró acérrima seguidora de la Selección Colombia de mayores.

“En fin, colegas: ustedes tienen la palabra”. Así concluye la carta abierta.

Esta inquietud y preocupación de la destacada colega por la situación de los reporteros me hizo recordar que, en mis inicios como estudiante de Comunicación, era diferente la situación a esa que viven muchos colegas en la actualidad. Cuando ingresé a la universidad, laboraba en empresa privada, reuní algún dinero para pagar mi carrera; trabajaba de día y estudiaba de noche. Nos permitían hacerlo por el sistema de permisos. Luego me desvinculé de dichas empresas y comencé a laborar en medios radiales y en prensa escrita: Periódico El Nacional, Diario Hablado de Radio Libertad, Reportero Caracol De la Costa, Noticiero Todelar De la Costa, Forero San Miguel Informa… con salarios menores que los que poseían antigüedad, por mi condición de estudiante, pero gozábamos de prestaciones sociales.

Después estuve vinculado al Diario La Libertad, La Costa en Noticias. Más tarde vino el sistema de pago de salario integral y, posteriormente, por cupos: las nuevas promociones no recibían salarios.

Un nuevo rumbo

Luego de un tiempo dirigiendo el diario, y con ese mismo deseo de seguir escalando posiciones y avanzando en su vida personal y profesional, y con una buena relación con el fundador del periódico, Carmen Peña Visbal se desvinculó de la empresa, dejando una huella imborrable que no se alcanzó a superar con ese mismo ahínco como ella lo logró. Demostró que para ejercer una labor distinta a la que se culmine, se puede triunfar, siempre y cuando se apliquen los elementos esenciales: responsabilidad, visión, liderazgo, creatividad, estrategia, comunicación, capacidad de motivación del equipo, relaciones con los clientes y persistencia. Dichos elementos los reunía nuestra abogada profesional, periodista empírica.

Su fama como periodista seria y responsable fue creciendo. Laboró en Diario del Caribe; se desempeñó como editora regional del diario El Tiempo para la Costa Caribe, jefa de redacción de El Heraldo, editora general de El Espacio, La Hoja de la Quinta y la revista Gestar Salud —en medios impresos—, así como en Radio Minuto y Emisoras Unidas.

Los periodistas Rosario Borrero, Roberto Llanos y Ricardo Villa —secretario de comunicaciones del gobierno del alcalde de Barranquilla Alex Char— acompañan a Carmen Peña Visbal en la mesa principal de una actividad académica: presentación de Animal Laborans.

Estudios y entrenamiento

Sin descuidar su labor profesional, se especializó en Derecho Penal y Ciencias Forenses (U. Católica), fue especialista en Alta Gerencia (UMNG), diplomada en Recursos Humanos (UIS), y en Derechos Humanos (ESAP). Realizó estudios importantes, entre ellos:

*Magíster en Comunicación Política, American Andragogy University.

*Maestrante en Mediación y Gestión del Conflicto, Universidad Internacional de Valencia.

*Becaria del Diplomado en Altos Estudios en Gerencia Política y Gobernabilidad, The George Washington University – Universidad del Rosario – Banco de Desarrollo de América Latina.

*Curso Integral de Defensa y Seguridad Nacional. Escuela Superior de Guerra.

*Especialista en Operaciones Psicológicas. Escuela Relaciones Civiles y Militares.

Durante la presentación de Animal laborans en 2023, la autora firma ejemplares de la obra.

*Curso de Inglés. LAL Language Centres, Fort Lauderdale, Florida.

*Entrenamientos en Comunicaciones Estratégicas con énfasis en situaciones de crisis en el Pentágono (Washington DC) y en el Comando Sur (Doral, Florida).

*Diplomados en Geopolítica (CIDE), Educación (Tecnológico de Monterrey–UniMinuto), Derechos de la Mujer y Equidad de Género (U. Autónoma de Colombia).

*Es experta en comunicaciones estratégicas y desarrollo del potencial del talento humano, derechos humanos, equidad de género, lucha contra la violencia de género, diseño y desarrollo de capacitaciones y talleres, y compromiso organizacional.

Libros publicados

Su amor por la escritura y la poesía nunca se apartaron de ella. Es autora de numerosos textos, entre ellos:

*Epitafio de los inocentes (poemario, autora)

*Historias de éxito (crónicas y reportajes, coautora)

*Palabras en tres tonos (crónicas y reportajes, coautora)

Portada del segundo número digital de la revista Ciudad Paz, dirigida por Carmen Peña Visbal.

*Testigos fieles

*El horror de las víctimas de las minas antipersonal (crónicas y análisis, coautora)

*Las vestiduras de mi alma (poemario, autora)

*Dite (poemario, autora)

*Mi voz no te alcanza (poemario, autora)

*Siete poetas

*Sueños de un país en paz y sin minas antipersonal (poemario, coautora)

Otras experiencias profesionales

Se destaca su experiencia como directora ejecutiva de ProDignidad SAS, directora de Ciudad Paz (2016), vicepresidenta suplente del Consejo Directivo de País Digno, directora de Comunicaciones Estratégicas del Comando General de las Fuerzas Militares (Bogotá D.C.).

Ocupó cargos como subsecretaria de Asuntos para la Convivencia y la Seguridad Ciudadana ante la Secretaría Distrital de Gobierno (Gloria Flórez Schneider), y directora en ProDignidad SAS.

Magíster en Comunicación Política, con posgrados en Seguridad y Defensa Nacional, Derecho Penal y Ciencias Forenses, y Alta Gerencia. Además, diplomada en Derechos Humanos y Recursos Humanos.

También fue directora de Comunicaciones Estratégicas del Comando General de las Fuerzas Militares y directora ejecutiva de la consultora UT Prospectiva Comunicaciones Estratégicas.

Carmen Peña Visbal se dirige a los asistentes a la presentación de uno de sus libros.

Ha sido asesora en comunicaciones de la delegación del Gobierno en diálogos de paz con el ELN; editora regional de El Tiempo en la Costa Caribe; jefa de redacción de El Heraldo; subdirectora de La Libertad; subsecretaria para Asuntos de Convivencia y Seguridad Ciudadana (Bogotá D.C.); secretaria de Gobierno (e) de Bogotá D.C.; asesora editorial de El Espacio; editora de Ciudad y Judiciales de Diario del Caribe (CEET); asesora en comunicaciones en seguridad y defensa nacional de The Rendon Group; y jefa de prensa de la Gobernación del Atlántico.

Premios y reconocimientos

Ha recibido innumerables distinciones, entre ellas:

*Mujer Sobresaliente en Literatura. Fundación Día Internacional de la Mujer.

*Condecoración Orden de la Democracia. Cámara de Representantes.

*Premio Congo de Oro al Mejor Periodista en Prensa. Fundación Distrital del Carnaval.

*Homenaje “Historia de Éxito”, por 20 años de ejercicio periodístico.

*Tajamar de Oro al Mejor Periodista en Prensa. Cámara Junior de Colombia.

*Medalla Bodas de Oro. Círculo de Periodistas de Barranquilla.

*Medalla de Servicios Distinguidos. Comando General FF.MM.

*Medalla Servicios Distinguidos, categoría única. Armada Nacional.

*Medalla José María Córdova, grado Oficial. Ejército Nacional.

*Medalla Torre de Castilla. Escuela de Ingenieros Militares.

*Medalla Escuela de Lanceros. (Tolemaida).

*Medalla de Derechos Humanos. Ministerio de Defensa Nacional.

*Distintivo Especialista en Operaciones Psicológicas.

Bendito entre tantas mujeres, Wilber Fábregas Molina con Sandra Navas, Rita Álvarez, Diva Luz Acuña, Angélica Obando y Fanny Sossa. Parte del grupo de periodistas barranquilleros que acompañó a Carnen Peña Visbal en la presentación de su libro, allá en 2023.

*Medalla al Mérito de la Reserva. Comando General FF.MM.

*Insignia Res Non Verba Pro Patria. Segunda Brigada del Ejército Nacional.

Asesorías

Con profesionalismo ha realizado asesorías como:

*Comunicaciones de Crisis en Dimantec Ltda. (Bogotá D.C.)

*Asesora editorial de El Espacio

*Centro de Pensamiento del Partido de La U

*Comunicaciones de Crisis en Gecolsa-CAT

*Asesora del Embajador de Colombia en Viena, Austria

*Comunicaciones en el Sector Defensa (The Rendon Group)

*Jefatura de Estado Mayor Conjunto de las FF.MM.

*Asesoría jurídica ante la Inspección General del Ejército Nacional

‘Animal laborans’ (pensar es peligroso)

Portada del libro Animal Laborans y dedicatoria de la escritora para el autor de este trabajo.

Una de sus obras más significativas en tiempos recientes es Animal Laborans. Pensar es peligroso, como lo resalta el periodista y compañero José Orellano Niebles, autor de las “Anotaciones para un prólogo”, precisamente el prólogo de Animal Laborans. El lanzamiento del libro fue el 29 de abril de 2023 en Combarranquilla Country.

La periodista, poeta y abogada barranquillera Carmen Peña Visbal tuvo un reencuentro con sus colegas y viejas amistades, quienes expusieron sus puntos de vista sobre la obra, haciéndola vivir momentos de recuerdos de su gran trayectoria. A cada persona le dedicaba un dibujo especial, realizado de su puño y letra, acompañado de un mensaje-dedicatoria que lo hacía espléndido con su alegría.

Esa es la Carmen Peña Visbal que he conocido: la amiga, colega, consejera, crítica que inspira confianza e imparte claridad al dialogar con ella, con su sonrisa y sinceridad.

Su mensaje para mí fue:

“A Wilber: Espero que algún día coseches lo que has sembrado”.

Su firma, el dibujo de una palmera.

21/04/2023.