Y dice Eligio Palacio Roldán: «Siempre se ha engañado para obtener o conservar posición, poder y riqueza, pero la sociedad actual y más la colombiana es más proclive a ello».

La palabra
Eligio Palacio Roldán
“Cada día se devela una nueva trampa, un nuevo ardid, un nuevo escándalo y los ciudadanos impávidos como si nada sucediese.”
“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” hace referencia a que Dios se hizo hombre y vino a vivir con y como nosotros. La palabra es Dios.
“Te doy mi palabra” es una frase que devela el valor de la palabra, de lo que se dice a través de ella.
“Palabra de hombre” más que un enunciado machista es una oda al honor.
La palabra es una “unidad lingüística, dotada generalmente de significado, que se separa de las demás mediante pausas potenciales en la pronunciación y blancos en la escritura”. El significado es una representación mental, el significante un «fonema o secuencia de fonemas que, asociados con un significado, constituyen un signo lingüístico y el signo lingüístico cada uno de los signos orales que componen una lengua».

“Ferdinand de Saussure, padre de la lingüística estructural, concibe al signo lingüístico como una unidad perceptible a través de los sentidos, que forma parte de un sistema y que permite la comunicación entre individuos de una misma lengua. Es una manifestación de la realidad, en tanto constituye la “huella psíquica” del contexto de los hablantes”.
Fuente: https://www.ejemplos.co/significado-y-significante/#ixzz8YNKfAHNF
La palabra, el lenguaje, es una de las marcas más importantes en la evolución del ser humano que permitió la comunicación entre unos y otros en gran medida, no en su totalidad por cuanto no todos los significados y los significantes son comunes en un ciento por ciento, cada humano tiene su singularidad y está permeado por factores como el desarrollo de los sentidos y los esquemas mentales individuales.
Todas estas anotaciones para tratar de expresar y comprender el valor de la palabra como herramienta de comunicación entre los humanos que, por su misma complejidad, hace muy difícil el entendimiento en una comunidad, máxime en tiempos en que ya dos de las premisas con que se inició esta elucubración han perdido vigencia: te doy mi palabra y palabra de hombre.
Obvio que siempre se ha mentido, claro que siempre se ha engañado al otro para obtener o conservar posición, poder y riqueza, pero la sociedad actual y más la colombiana es más proclive a ello; se miente sin pudor, con el convencimiento que se actúa dentro de la ética como si ésta no existiese, bueno tal vez ya no exista. Mienten sin vergüenza los sinvergüenzas dirigentes públicos y privados, los gobernantes, las autoridades, los padres a los hijos y viceversa, las parejas, los amigos, usted y yo. Impera la mentira, la trampa, la corrupción.

Cada día se devela una nueva trampa, un nuevo ardid, un nuevo escándalo y los ciudadanos impávidos como si nada sucediese, como si todo fuese normal, nos ganó la costumbre de vivir así y lo reprochable, lo condenable se volvió normal y hasta es aplaudido y valorado como una osadía.
Se comparten manteles, reuniones, y lealtades con individuos que no se lo merecen, que no son un buen ejemplo para la sociedad, pero que brillan tal fuegos fatuos y nos tienen obnubilados con su poder y riqueza. ¡País de mierda!
Antes del fin
«¡País de mierda!», fue una frase que pronunció el periodista deportivo César Augusto Londoño en el Noticiero CMI, en el año 1999, ante la impotencia frente al crimen de su colega y además humorista Jaime Garzón.
‘País de mierda ideas y reflexiones sobre el mejor país del mundo’ es un libro publicado en y sobre Argentina, en 2021, que reúne ensayos sobre el país del sur y las posibilidades de salir de la crisis que afrontaba en ese momento. Valdría la pena leerlo en Colombia hoy.
Nunca imaginé, en clase de lingüística, hace 42 años, que el pensamiento de Ferdinand de Saussure, fuese tan importante. Qué clase y qué profesoras tan cansonas, pensaba en ese entonces, que ignorancia la mía. Eran otros tiempos en mi vida, quisiera creer.
Qué bueno que alguien, alguno de mis compañeros de ayer, leyera esta columna y me recordará el nombre de la profesora de lingüística de 1982 en la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.
Nota: Una cortesía de Luis Eduardo Castañeda Escobar, desde Oslo-Noruega.
Créditos a: https://www.bbc.com/ – https://www.muycomputer.com/ – https://es.m.wikipedia.org/