Paradigma

Paradigma

Al cumplirse este 24 de enero diez años del fallecimiento del médico guajiro —neurólogo, internista y experto en dolor— Jorge Daza, exaltamos su vida y obra y la proclamamos paradigmática.

Imagen de portada: Jorge Santiago Daza Barriga, siempre entrevistado, siempre consultado, no solo por medios de comunicación sino por quienes requerían de sus vastos conocimientos científicos. En este caso, El Pilón de la capital del Cesar-Valledupar.

JORGE DAZA BARRIGA

La excelencia y el servicio:
vida de un hombre ejemplar

Por José Orellano

Jorge Daza Barriga, quien nació el 25 de noviembre de 1950 en el municipio de Distracción, al sur del departamento de La Guajira, fue un médico, neurólogo, internista y experto en dolor, con una generosa disposición de servicio en defensa, siempre, de la vida.

Su madre fue Idolina Daza, ‘La mona’, mujer de grandes valores arraigada en su ‘Distra’ del alma y quien no alcanzaría a ver la gloria que en Jorge tenía, debido a que, en 1971, falleció a temprana edad.  Un duro golpe para él que, entrando en su mayoría de edad —entonces se alcanzaba a los 21 años—, superaría el dolor filial de ausencia y se dispondría a honrar la memoria de ‘La mona’ Daza, dedicándose a estudiar una carrera que representara salvación de vidas.

Jorge Daza Barriga y Elfa Cuesta flanquean una imagen publicitaria de Bladimiro Cuello Daza de cuerpo entero, cuando este aspiraba a la Gobernación de La Guajira.

El mayor de ocho hermanos, cursó la primaria en una escuela de su terruño, se graduó de maestro-bachiller en la Normal de Varones de Barranquilla y adelantó sus estudios de formación profesional en las universidades de Cartagena, Militar Nueva Granada de Bogotá, Metropolitana y Simón Bolívar de Barranquilla, las cuales, respectivamente, le concedieron los títulos de médico cirujano, neurólogo, internista y en gerencia de salud.

Gracias a su dedicación a los estudios y a su entrega a la investigación científica en un propósito de constante actualización y de consolidarse, cada vez más, como custodio de la salud, Jorge Daza Barriga llegó a acumular tantos conocimientos que era considerado un sabio.

Él era el ángel con el que, a diario, se topaban centenares de enfermos. Era considerado como tal, por su entera dedicación al servicio de los enfermos y a su don de sanación, tanto para el dolor físico como para el emocional. Siempre le resaltaron la nobleza de su corazón, el cual no se hacía rogar para prestar asistencia gratuita a quienes no contaban con los recursos económicos para pagar una consulta.

Las manos de Jorge Daza: poder de sanación.

En su consultorio, en su residencia, en jornadas de acción social o brigadas de salud, en la atención masiva en Distracción, su pueblo —al cual retornaba con frecuencia—, jamás exteriorizó distingo alguno en la asistencia a sus pacientes. Tanto en lo físico como en lo espiritual y emocional era proclamado como el sanador.

En los hospitales Universitario de Cartagena, Militar de Bogotá y Universitario de Barranquilla, en la Clínica de los Andes del ISS, el Instituto Neurológico del Caribe Barranquilla y la Secretaría de Salud de la capital del Atlántico lo vieron conducirse aferrado a la abnegación y al ejemplar empeño.

Afanado por atesorar conocimientos y forjar una brillante hoja de vida, Jorge Daza Barriga se tituló, mediante postgrados, como neurólogo de la Universidad Nueva Granada-Hospital Militar Central en 1986, en medicina interna de la Universidad Metropolitana de Barranquilla en 2006 y como experto en dolor de la Asociación Argentina para el Estudio del Dolor en 2010, mientras que en 2012 realizó un diplomado en homotoxicología.

—Considero que solo soy un instrumento para servir y por eso tengo la responsabilidad inmensa de prepararme todos los días —decía—. Ser médico es una profesión que exige una permanente renovación de conocimientos.

Y sobre la base de ese concepto, adelantó otros estudios de postgrado: Educador médico de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina-Ascofame, en 1990 y en 1992, y Gerencia en salud y seguridad de la Universidad Simón Bolívar en 1998 y del Departamento Administrativo de Salud del Atlántico (diplomado) en el mismo año.

Con ‘La Cocky’, su esposa: Socorro Páez.

Se casó en 1973 con la dama barranquillera Socorro Páez, ‘La Cocky’ —un amoroso enlace que perduró más de cuatro decenios—, y de tal unión nacieron sus tres ‘monitos’, que así los apodaba él: Jorge Luis, María Cristina y Mario Andrés.

—La nuestra fue una unidad inseparable e indescriptiblemente feliz durante 41 años ininterrumpidos hasta el día de su partida —dice ‘La Cocky’.

La escritura científica y la música, en especial la vallenata, también lo apasionaron.

Y es que su sapiencia no podía quedar solo para el disfrute de él, sus familiares más cercanos y un reducido grupo de amigos, sino que había que expandirla hacia el mundo. No solo la vertió en aulas universitarias como catedrático y en importantes auditorios regionales y nacionales como conferencista, sino también mediante la escritura.

Jorge Daza, con su hija María Cristina y su esposa Socorro.

Su vocación de docente la expuso con brillantez en las facultades de medicina de las universidades Metropolitana, del Norte y Libre de Barranquilla.

—Sus alumnos hoy médicos, aun lo recuerdan como el erudito que con su palabra y su eterna sonrisa sanaba y transmitía energía a través de sus manos —dice ‘La Cocky’.

Y alternándolo con sus ocupaciones asistenciales y pedagógicas, escribió —además de infinidad de artículos para revistas especializadas de circulación internacional—, tres libros como tesoro invaluable de su hazaña científica y los cuales son un legado para el presente y la posteridad: ‘Dolor’, ‘Estrategias diagnósticas y terapéuticas’ y ‘Dolor músculo esquelético, dolor craneofacial’.

En el ejercicio de su profesión, Jorge Daza Barriga era incansable y, con disciplina, procuraba —y lo lograba— que el tiempo le alcanzara para cristalizar todo cuanto la actividad médica le exigía o los retos que él mismo se imponía. Así, con desbordado entusiasmo asumió con entereza la causa gremial y científica de la profesión en organizaciones como la Asociación Colombiana de Neurología, la Academia Bolivariana de Neurología, la Asociación Colombiana para el Estudio y Tratamiento del Dolor, la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Craneofacial, la Asociación Colombiana de Pacientes con Dolor y el capítulo Atlántico de la Academia Nacional de Medicina de Colombia, de la cual fue vicepresidente.

En recorte de periódico, Jorge Daza como intérprete de sus canciones en música vallenata.

Jorge no tuvo reparos para cantarle a la vida y lo hizo con el mismo entusiasmo y la excepcional entrega que le impartía al ejercicio de su profesión. Como genuino guajiro, componía canciones en aires vallenatos, seleccionaba lo mejor del repertorio de reconocidos autores y cantantes del género musical y las interpretaba, acompañado de importantes acordeoneros. “Sublime inspiración” —califica ‘La Cocky’— para varias hermosas composiciones de él, recopiladas en cuatro producciones discográficas. “Lirismo vallenato” sería su último CD. Tuvo su propio grupo musical conocido artísticamente como ‘Los científicos del vallenato’.

Mucha dinámica de vida, disciplinadamente distribuida en varios frentes: el asistencial, el docente, el científico, el artístico y hasta el administrativo en la cosa pública.

Su hija María Cristina lo consagra como “un genuino campeón de la profesión médica, que dejan estela ejemplar de honestidad, sentido de pertenencia institucional y generosa disposición de servicio en defensa, siempre, de la salud y la vida”.

La vida, misma que le fue segada a él, a sus 63 años, por la barbarie demencial de algunos.

Jorge Santiago Daza Barriga: ¡paradigma!