Gracias a la influencia estratégica, un litigante —además, conjuez y docente— puede ser «más analítico, más razonable, más empático con los clientes». Así lo afirma el abogado Luis Antonio Fuentes-Arredondo.
ABOGADO LUIS ANTONIO FUENTES
Capacitación en negociación
y persuasión para aplicarlo al
litigio y la educación bilingüe
Por José Orellano
Con una especialización en influencia estratégica —persuasión, negociación, empatía, liderazgo, comunicación efectiva, gestión de relaciones— adelantada en Harvard, el abogado y doctor en derecho Luis Antonio Fuentes Arredondo se siente adecuadamente preparado para seguir desarrollando su misión jurídica y pedagógica.
Presidente de Asopensiones-Colombia, conjuez de la jurisdicción contenciosa administrativa de La Guajira y rector de ‘Fuentes International School’ —institución educativa bilingüe con sede en el municipio de La Paz-Cesar—, Fuentes Arredondo ha regresado de Boston, Massachusetts, USA, dispuesto a aplicar los nuevos conocimientos a su experiencia y sus habilidades profesionales tanto en el derecho como en la docencia.
Entusiasmado porque la capacitación a la que acaba de asistir fue orientada por «excelsos docentes, los mejores, los premium de Harvar», el profesional pacense o pacífico precisa que ahora cuenta en su saber con conocimientos sobre técnicas para la negociación y la persuasión, fundamentales en el ejercicio de sus actividades profesionales.
—¿Qué aplicación le daría Fuentes Arredondo a ese nuevo saber en el manejo de la defensa de las pensiones de numerosos colombianos?
«Me lleva a ser más analítico, más razonable, más empático con los clientes», dice el abogado. «Y a otorgarle más respeto a la información que se recabe, a valorar más las pruebas. Conlleva a que se sea más eficaz, más responsable», agrega.
El conjuez
Desde comienzos de diciembre de 2023, Fuentes Arredondo ejerce como conjuez en Riohacha-La Guajira. Mediante anteriores charlas con él, supimos que al comienzo tuvo que declararse impedido cuando le fueron asignados varios procesos. ¿La razón? Cuando él empezó a litigar dentro del sistema pensional, muchos miembros de la rama judicial fueron sus clientes y ahora un buen número de estos era sujeto de los procesos que de arrancada le entregaron como conjuez.
—¿Cómo fue aquello de que jueces, fiscales, secretarios, fueron sus clientes?
«Sucede que cuando nacieron los fondos privados, estos seleccionaban o captaban funcionarios de alto rango: jueces, fiscales, secretarios, que eran los fuertes, los que ganaban sueldos elevados y que estaban afiliados a Cajanal o al Seguro Social, que desde 2007 es Colpensiones. Los manejaron, los manipularon y se los llevaron a los fondos privados. Me tocó a mí, mediante una demanda laboral, solicitar la nulidad de esa afiliación y regresarlos al fondo público, a Colpensiones, para que se jubilaran como debe ser. Una pensión en un fondo privado se liquida sobre un promedio del 20 por ciento, gane lo que se gane. Si una persona gana 20 millones de pesos van a pensionarla con 4 millones. En el fondo público, si gana esos 20 millones, el cálculo de la mesada será, mínimo, del 75 por ciento. ¡La diferencia es grande!».
—Ahora, el cliente como tema… ¿Durante la prestación de sus servicios puede llegar el momento en que usted se relacione amistosamente con el cliente? ¿Existe la posibilidad de que finalizado el proceso surja una sólida amistad entre apoderado y poderdante?
«Desde el momento en que decidí estudiar derecho, inclinado por el litigio, y cuando muchos no hablaban bien de los abogados, decidí que siempre haría bien las cosas a favor del cliente, que el ejercicio ético consistía en no quitarle algo a él, respetarlo. También asumí con claridad que el matrimonio entre apoderado y cliente finaliza el día del pago, que ese día vendrá el divorcio. Pero siempre habrá clientes agradecidos, que ofrecen la posibilidad de iniciar una amistad. Yo me he preparado para manejarme con decoro en la profesión y cada vez que me encomiendan un caso, procedo a manejarlo con dignidad, con respeto por mi poderdante, porque no soy abogado del montón, no soy de esos que no se interesan por hacer las cosas bien hechas y no quieren aplicar el decoro. Soy de la partida de que los abogados tenemos que amar el derecho y esto consolida la relación abogado-cliente».
—Superado el inconveniente que lo llevó a declararse impedido para asumir ciertos procesos, ¿cómo le ha ido al conjuez?
«Una experiencia muy enriquecedora, bonita. Estoy haciendo las cosas con respeto. Aspiro sacar las sentencias bajo principios éticos, con el profesionalismo que he ejercido hasta ahora y aplicando todo lo aprendido en Harvard sobre persuasión, sobre inteligencia artificial, no dejándome llevar por las tecnologías, manejándolo todo con prudencia. Estoy trabajando con respeto, como te lo digo y te lo repito cada vez que tú y yo hablamos: con mucho decoro y ética profesional».
El docente
Antes de ser designado conjuez, cuando se dedicaba de lleno a la misión de litigar a favor de los pensionados desde Asopensiones, Luis Antonio Fuentes Arredondo fundó la institución educativa bilingüe ‘Fuentes International School’ en su tierra natal, La Paz-Cesar…
El colegio —que tiene por norma contratar solo a profesores ‘premium’, a los mejores de la región—, ya congrega a 110 alumnos, un extraordinario logro en un entorno territorial muy difícil: La Paz, San Diego y Valledupar… ¡110 alumnos!, cuando no resulta fácil pagar un colegio privado, en medio de la actual situación económica del país. Sin embargo, el ‘Fuentes International School’ se proyecta como un colegio autosostenible para beneficio no solo de su fundador sino de sus estudiantes y sus acudientes. Invitamos a Fuentes Arredondo a hablar sobre este tema.
—Comencemos por la experiencia como docente…
«Plenamente satisfecho con el colegio. Los padres de familia están contentos y lo mejor es que cada padre de familia lleva el problema y lleva la solución. Entonces, nos estamos entendiendo muy bien con esos niños. Y con los padres».
En permanente actualización académica, Fuentes Arredondo ha decidido compartir sus nuevos saberes con los profesores. Y con la colaboración de estos, ha programado una primera reunión con los padres para profundizar en el tema ‘persuasión familiar’ con el propósito de que desde la casa se ayude a fortalecer en los niños lo que enseña el colegio.
«Todo lo que aprendo lo llevo al colegio y vamos a desarrollar el taller de persuasión familiar porque necesitamos complementar lo que estamos enseñando con la convivencia familiar del alumno. Creo que es una buena ventana para que los niños sepan, por lo menos, que yo quiero que ellos vean en mí un ejemplo: que sepan cómo, con dedicación y grandes esfuerzos, he sacado muchas cosas adelante. Un ejemplo: el ‘Fuentes International School’».
Doctor Fuentes, ¿cómo reparte su tiempo, cómo alterna su presencia en audiencias, en suplir a magistrados desde su condición de conjuez y en ser director de una institución educativa bilingüe? Estar en Bogotá, en Riohacha, en La Paz, en Valledupar y en esas otras ciudades donde Asopensiones tiene sucursales…
«Es difícil, pero doy preferencia a las obligaciones del momento. Esta semana, por ejemplo, tengo que estar en Riohacha en 5 o 6 audiencias, me quedo en Riohacha y no voy a mi oficina en Bogotá, a la cual abandono, pero con responsabilidad, manteniéndome en contacto permanente con mis subalternos en la capital de la República. Del 15 al 20, debo estar en Valledupar, y en esos días trato de hacer lo máximo, sacar el mayor provecho: ir a juzgados, hacer presencia en el colegio en La Paz. Durante una semana en Riohacha, reviso mis 800 procesos personales que tengo en esta ciudad y aprovecho para trabajar en mi cargo de conjuez y revisar cuatro hospitales, de los cuales soy asesor externo y tengo que rendir informes sobre ellos. Cuando estoy en Bogotá, además de atender los procesos a cargo de mi oficina, me dedico con mi secretaria a recibir informes desde Yopal y Florencia, donde Asopensiones tiene subsedes. El fiel cumplimiento de mis deberes profesionales radica en repartir los tiempos con especial responsabilidad, sacar el máximo provecho y hacer las cosas bien hechas. Pero, además, debo estar pendiente de la familia».
Y Dios ahí…
—¿Algo que agregar?
«Darle gracias a Dios porque me premió con mi excelente sentido de la responsabilidad y pedirle que me guíe para ser cada vez más humilde. A Él le pido que oriente a aquellas personas que consideren que no estoy haciendo las cosas bien para que me llamen y me lo digan, que yo estoy dispuesto a recomponer los caminos, recomponer los procesos si hay necesidad de hacerlo. Soy humano, no soy perfecto, y cuando hay que hacerlo trato de enmendar las cosas cada día. Estoy para para servirle a la comunidad y hacerlo con respeto».