Canto a Colombia

Canto a Colombia

Un escritor hispano-cubano dedicado a la poesía, Víctor Puertodán, recrea en casi 15 mil palabras, 28 poemas que son ‘Versos por Colombia’… El prólogo es de Bladimiro Cuello Daza… Opiniones.

PRÓLOGO

«Una enciclopedia en versos»

Por Bladimiro Nicolás Cuello Daza

El prologuista y el autor de la obra: el guajiro Bladimiro Cuello Daza y el hispano-cubano Víctor Puertodán.

Un honor, y por lo tanto un deber —más que eso: una obligación—, corresponder a la invitación de escribir el prólogo al poemario Versos por Colombia de la autoría del intelectual cubano residenciado en Atlanta, Georgia, USA, Víctor Puertodán. 

Al vaivén de casi 15 mil palabras, aquí se recrean treinta y ocho poemas que el autor prefiere llamarlos cantos y que han sido concebidos bajo estándares que caracterizan a una determinada producción poética: las combinaciones métricas literarias de la cuarteta y la décima, la décima espinela, el romance clásico, el romance de rima libre y el verso libre, «oscilando siempre desde el metro octosílabo, para lograr un conjunto armonioso y rítmico», como lo explica el vate. 

Para el autor no existen límites en la extensión de cada una de estas 38 piezas, razón por la cual su número de estrofas, en las combinaciones métricas de las preferencias de Víctor Puertodán para aplicarlas a esta obra, varían de un número a los otros:  pueden ser 13 o 23 o 31 o muchísimas más, como en ‘Canto a Mariquita’, por ejemplo, con un ‘pórtico’ incluido, y del cual se inserta en este manantial de palabras solo un extenso fragmento, porque lo componen casi 700 versos. 

Es una obra digna de ser leída en familia,

Ante los cantos dedicados a Colombia, en primer plano, y seguidamente a Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Cartagena de Indias, Medellín, Santa Marta y Villavicencio —«las grandes urbes, las ciudades más pobladas»—, este prologuista se toma la libertad de enumerarlos como los dos primeros capítulos, de ocho que han de componer la obra, y a los cuales Víctor Puertodán distingue con atinados rótulos: Pórtico, un apartado de estrofas para todo el territorio nacional, como si fuera el ingreso a una estructura monumental, y Emblemas, que arropa de versos a las ocho ciudades arriba registradas, cada una con las señas poéticas que las representan.

Colombia, montaña y mar, 
de llanuras seductoras, 
sangre indígena, taína, 
negra, mestiza, española.

Las riquezas históricas, culturales, artísticas, geográficas, topográficas, paisajísticas, étnicas y hasta épicas —inclusive usos y costumbres—, más leyendas y anécdotas de Colombia, como un todo, y de los otros 37 entes a los que, uno a uno, el bardo rinde homenaje, afloran como desbordada e impetuosa fuente para la inspiración. Y terminan siendo como una descripción en versos de las infinitas peculiaridades colombianas desde siempre y para siempre: tiempos de colonia, de conquista, de independencia y de República presente.

Versos por Colombia, una obra digna de ser leída en familia, especialmente por la juventud, que —si se decide, por un momento, a sustraerse de lo absorbente de las nuevas tecnologías— ha de encontrarse con una especie de enciclopedia en versos, recreada poéticamente con detenimiento y dedicación: abundante y espléndida información, en rima o en verso libre, producto de la exhaustiva investigación que realizó el poeta, escritor y crítico literario antes de sentarse a escribir, en su literalidad, doscientas y tantas páginas de poesía.

Víctor Puertodán, excelente pensador.

Ver la tierra colombiana, 
que es una mujer indiana 
de una cristalina blusa 
mezcla de diosa y de musa.

He precisado que la obra está compuesta de ocho capítulos y tras dejar marcados los dos primeros, creo que de los seis complementarios, el III, el IV y el V se deslizan con una titulación que conmina, de una vez, a la degustación: La capital de la fruta de Colombia… El brazo de Colombia-La patria de honor de La Guajira…  y Por senderos colombianos. El capítulo VI se le dedica al Eje Cafetero, el VII al Río Magdalena y el VIII a VporColombia, este último, un reconocimiento espontáneo del poeta cubano a la labor cultural y social que, en Atlanta, y a favor de los colombianos que lo necesiten, desarrolla la fundación que lleva ese nombre y a la cual Víctor Puertodán está ligado por el amor y la labor altruista que desarrollamos.

El poeta cubano le canta a La Guajira.

Tu península de luces 
y de salitre encantado, 
para entrar en el desierto, 
en tus fraguas de carbón, 
donde el indio sueña y planta 
el esfuerzo de su estirpe;  
y las playas solitarias, 
acantilados y dunas 
hasta los ríos que nutren 
las aguas de tu floresta.

Soy orgullosamente guajiro y como tal no puedo sustraerme a la emoción que me embarga por el homenaje poético que Víctor Puertodán rinde a mi departamento, cuya metida hasta el mar Caribe —¡oh! Dama guajira— es configurada, en imagen poética, como un brazo por la sensibilidad de Víctor Puertodán: El brazo de Colombia-La patria de honor de La Guajira. 

Y conllevan especial motivación los afanes del poeta de rendirle tributo a la península septentrional colombiana —y a su capital Riohacha— por nuestro gentilicio departamental: guajiro, que es locución identificativa de frecuente uso en la isla: designa al cubano del campo, ese que ara la tierra, la cultiva, cosecha y pernocta, día a día, en zona rural cubana. Y que también versea y canta y le pone sabor al son cubano.

De acuerdo con Puertodán, La Guajira se levantó como el Ave Fénix.

Francis Drake que te hundió 
bajo tu propia ceniza, 
y te fuiste levantando 
como Fénix del Caribe.

Para una lectura integral, recomiendo esta obra, más allá de lo que significa para mí como guajiro El brazo de Colombia-La patria de honor de La Guajira y como miembro de VporColombia… También hay que detenerse en cada uno de los componentes del capítulo Por senderos colombianos: Los cantos a Arauca, Armenia, Cúcuta, Florencia, Ibagué, Inírida, Leticia, Manizales, Mitú, Mocoa, Montería, Neiva, Pasto, Pereira, Popayán, Puerto Carreño, Quibdó, San José del Guaviare, Riohacha, Sincelejo, Tunja, Valledupar, Yopal y nuestro archipiélago Caribe: San Andrés, Providencia y Santa Catalina. 

Y no hay que parar hasta llegar al capítulo final, VporColombia luego de pasar por Eje cafetero y Río Magdalena. El punto final de Versos por Colombia es VporColombia, de la cual soy miembro y como tal agradezco al poeta en nombre de todos los integrantes.

Que cada uno de nosotros, pues, se deje arropar de Versos por Colombia.

BLADIMIRO NICOLÁS CUELLO DAZA
Octubre 9 de 2022
Atlanta, Georgia, USA.

Opiniones por el poemario de Puertodán

Por Paco Heliogábalo

Nota de Editor: No confundir al autor de estas opiniones con algún descendiente o imitador del noble y sacerdote romano Sexto Vario Avito Basiano, quien solo reinó como emperador desde 218 hasta 222, para lo cual asumió el nombre de Marco Aurelio Antonino Augusto y que, de la dinastía Severa, sería conocido como Heliogábalo, mucho tiempo después de haber sido asesinado a los 18 años, de acuerdo con Wikipedia.

Hola de nuevo Víctor. Grandioso poeta guajiro y de todas las naciones que comparten este idioma tan espectacularmente sonoro y atractivo.

Ante todo, perdona la tardanza. Resulta que he tenido un mes demasiado ocupado en diferentes aspectos de mi vida, por lo cual he tenido que leer tu prólogo y romance mucho más despacio de lo habitual. Además, siento no haber podido confeccionarte estas opiniones en verso como de costumbre. Pero tampoco quiero dar a esto demasiada importancia, pues soy consciente que la prosa no debe descuidarse. Por ello la ejercito siempre que puedo, tratando de limpiarla de obstáculos que entorpezcan la lectura y evitando rellenar superfluamente el texto, al contrario de lo que me ocurre con el verso en ocasiones, para ajustarme a la medida o a ésta junto a la rima.

Para empezar, el preludio de “versos por Colombia” está muy bien hilvanado por Bladimiro Nicolás Cuello. Recalca exactamente la verdad sin exagerarla. Y seguro que tu persona es plenamente consciente de este aserto. Argumenta en dicho prefacio, que has escrito algo así como una enciclopedia en versos, poéticamente recreada con bastante detenimiento. Y que le has dedicado mucho tiempo para plasmar con maestría todas esas enseñanzas en diversas ramas del saber. Y es que por supuesto, la información que destila el poemario es abrumadoramente didáctica. Bien que lo sabes tú, poeta. Se nota, por lo tanto, que el autor del prólogo está satisfecho con la obra que has ejecutado en torno a la descripción de su país, perla a perla (O quizá debería decir esmeralda a esmeralda) Porque auténticas perlas son los diferentes departamentos de los que se compone el país limítrofe con los dos océanos y con la gran cordillera sudamericana.

En cuanto al poemario ¡qué decirte, poeta! Una vez más has producido, con habilidad, la composición maestra con la que asciendes al podio de la sabiduría, constituida por decenios de aprendizaje y explosión verbal, basada en cúmulos de información y horas de dedicación a esta labor de promulgar el conocimiento y la ilustración con pericia, inteligencia, educación, erudición y sapiencia. Todo lo cual se traduce en la elevación de la cultura.

“Frutas, mangostino, café, y otras riquezas del país desfilan por las páginas de esta monumental obra”, dice Paco Heliogábalo.

Ya desde que desgranas la descripción de Colombia en tu PÓRTICO, dejas entrever la ráfaga meteórica de pinceladas maestras que han de llegar más adelante en cuanto te pones a disertar sobre la capital Bogotá. Y hablan tus dedos, movidos por el inmenso proyector que reside en el motor de tu hipotálamo, que ejerce las funciones de orador ahíto de inteligencia y sensibilidad.

Después de la “Atenas de Suramérica” vienen Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Cartagena de Indias, Medellín, Santa Marta, etc.

Frutas, mangostino, café, y otras riquezas del país desfilan por las páginas de esta monumental obra que has compuesto para deleite de quienes gozan con la geografía, con las costumbres, con la Historia y con las riquezas naturales que poseen los países sudamericanos. Y en concreto esta nación que es ubérrima.

El canto a La Guajira, también una tierra opima en el conjunto de todos los departamentos, me ha parecido espectacular. Como siempre he vuelto a deleitarme, poeta con los versos bien perfilados, medidos, ricos en sonoridad, hábilmente entrelazados con los conceptos descriptivos y bien ajustados a la asonancia que obviamente le corresponde al romance entero. Aparece la minería, los cultivos, las salinas, el ganado, las montañas, las ciénagas, las cascadas y demás accidentes geográficos con que salpicas la composición. Y por supuesto… el vallenato. El género musical del cual se encuentran orgullosos los habitantes de aquellas latitudes (Regiones que me gustaría que visitaras si no próximamente pues en un futuro cercano, si te lo permite la economía y el trabajo).

En “por senderos colombianos” te desatas de nuevo en una cascada de diversidad cultural, explicando arquetipos culturales y fiestas, que son un patrimonio fértil del país, al igual que su riqueza natural la cual detallas con destreza increíble. Haciendo gala de una pericia arrolladora. Tu capacidad para la enumeración verdaderamente es prodigiosa y profusamente eficiente pues debo calificar una vez más mi asombro ante tal proyecto como el que has llevado a cabo.

El tiempo que has empleado en la confección cada segmento del poemario, está óptimamente bien invertido. Hablando de la música y de la tipología y una vez más de las costumbres que cubren el entorno colombiano.

Banderas, escudos y algún vocablo típico de aquellas regiones como “pirarucú” logran que el lector se imbuya de los algoritmos semánticos que flotan en el texto.

Siempre con el café como símbolo nacional y distinguiendo múltiples monumentos y personajes relevantes al igual que próceres de su Historia, logras con tu poemario a los departamentos de Colombia, ensalzar una nación que, aunque lastimosamente esté en boca de muchos por su Historia negra, tráfico, muerte, y rencillas de narcos, siempre será merecedora de los elogios más merecidos, justos, apropiados, dignos y meritorios.

Colombia late a pulso de tu composición y es un retrato sempiterno del conocimiento y la sabiduría más emblemática que hayan dado los siglos hasta ahora.

Licenciado en historia del arte y dramaturgia, Puertodán durante la presentación de otra obra suya, ‘Antología poética’, en Atlanta, Georgia, donde reside.

El Río Magdalena y el Eje cafetero hablarán de ti y entonarán tu nombre las aguas y los granos tostados del tesoro colombino. Aplaudiendo como lo hago yo los «Versos por Colombia», repletos de espejos donde mirarse el oriundo con orgullo y admiración. Merecen elevarse a una eternidad enciclopédica tus alabanzas, criterios, exposiciones, enumeraciones de la riqueza biocultural y todo lo que enuncias con carácter meritorio, debido y justo. Porque ello conlleva a una relevancia sin fronteras y a una dignidad sobre tu persona, por llevar a cabo esa labor de titán, admirable e imperecedera.

Digna, por tanto, de un encomio exquisitamente sublime, que una vez más, te ciñe las sienes con una corona de guajiros laureles. Tan verdes como las selvas amazónicas del país que has descrito con tanto acierto.

Y al igual que he tallado yo mi mensaje donde fluye esta crítica a tu poemario, el haber rectificado tú ese texto, que es tarea de gigantes, puliéndolo para sintetizar, recalcar, exponer y ajustar las ideas con eficacia, confieso que es algo sublime que merece figurar entre los logros que los poetas actuales, como tú, llevan a la práctica.

Ha sido un placer, poeta.

Te deseo que allí en La Habana goces de una estupenda estancia. Que aunque sé que llevar esto a su máximo exponente no es posible por aquellas tierras cubanas… al menos que sea posible que goces del amor, el aprecio, la estima, el respeto, la consideración, y la valoración positiva que merece tu persona.

Paco Heliogábalo

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