Encrucijada

Encrucijada

Sección que se abre con una opinión, ligera, sin pretensiones, sobre la situación actual en Colombia… Mensajes por la crónica sobre Omar Geles… Y una visión sobre El Muelle Caribe.

Imagen de portada: caricatura número 4 de Monokuko para ‘Notácida’, de El Muelle Caribe.

OPINIÓN

Por un futuro mejor

Hoy despertamos con deseos de opinar. Y pusimos pensamiento en nuestra Colombia del momento. Esta Colombia repleta de infinidad de desafíos y de múltiples oportunidades.

Y arrancamos con esta nota ligera, sin pretensiones, en la retoma de un ejercicio que, al desarrollarlo con frecuencia a partir de ahora, nos permita acercarnos a una fluidez conceptual mediante el discurrir de cada nota venidera.

Y arrancamos, pues, con una opinión sobre algunos aspectos de la situación actual de Colombia, deseosos de que comiencen a despejarse las nubes negras que acechan a nuestro país, en el cual “la abnegación es mucha”. Y por ahí se esconde Rafael Núñez.

Un país en el cual, la abnegación es mucha.

Nuestra Colombia que merece tanto de su dirigencia privada como de la pública —la cual incluye alto gobierno, el de izquierda claro está— y también de sus ciudadanos del común, conminados todos a que aúnen esfuerzos para enderezar rumbos torcidos y encaminar acciones conjuntas hacia la construcción de un país más justo, seguro y próspero. ¡Un país que por fin camine derecho!

Desangrada por la violencia generada por grupos al margen de la ley, tanto subversivos puros como paramilitares y guerrillas a los que se les suma el prefijo narco, así como de delincuencia común organizada desde la clandestinidad como ejércitos ilegales sin ideario político, pero ávidos también por lo narco…

Fustigada por una inseguridad que —no hay región que escape a ella— está encarcelando a la gente de bien en sus propias casas, clases media y alta, sin que el enrejamiento y la seguridad tecnológica extrema sean óbice para que la delincuencia las alcance y les esquilme sus pertenencias… O extorsionen sin discriminaciones, que en esta modalidad delicitiva también son blanco los de estratos bajo… Que tampoco es que se pueda caminar libremente por las calles o estar en un restaurante, desde Liticia hasta Riohacha, pasando por Barranquilla, y desde Cali hasta Puerto Carreño, pasando por Bogotá, sin que, en medio del estrés y girando vista para todos lados, no se piense en atraco o sicariato…

Depredada por la corrupción que permea cualquier nivel del Estado, desde los mismísimos aposentos del poder tanto en lo ejecutivo, como en lo legislativo y hasta lo judicial y, en lastimera actualidad, una UNGRD que ‘resplandece’ como el máximo trofeo alcanzado por los torcidos…

Mientras todo eso figura en el día a día de nuestro territorio, tanto la galopante inflación como el desempleo —en medio de un cierre amplio de puestos de trabajo— se yerguen como otras realidades incuestionables que, necesariamente, deben ser superadas o, por lo menos, mejoradas. Para esto se requieren políticas públicas, “de Estado”, eficaces, y una administración transparente que garantice la distribución equitativa de la riqueza, sin Olmedos López ni Sneyder Pinillas firmando órdenes y adjudicando contratos a dedo…

En medio de estas reflexiones, pensamos también en la inclusión y el respeto por las diferencias. Aplicar tanto lo uno como lo otro es clave para construir una sociedad más unida. Por lo tanto, hay que impulsar programas que promuevan la igualdad de oportunidades y el reconocimiento de los derechos humanos…

La puesta en práctica de tales iniciativas puede contribuir significativamente, no hay duda, a mejorar la cohesión social y a reducir la brecha entre diferentes sectores de la población colombiana. ¡Soñar no cuesta nada!

Sitiada en medio de tal encrucijada, Colombia reclama a su gente colaboración y entendimiento mutuos —Estado y constituyente primario de la mano—, para que, basándose en lo fundamental del respeto y la empatía, estén dispuestos a trabajar para corregir los errores del pasado y se pueda avanzar, con paso firme, hacia un futuro mejor para todos los colombianos.

A estas alturas del partido, pues, es fundamental que comience a hacerse realidad la tan cacareada paz total, con menos reflectores y más coherencia.

Son sus voces…

“Siempre con una humildad espartana”. Recuerdos de Raúl Tadeo Brugés Fuentes.

Por la crónica “No mereces sufrir…”

Jorge Medina Rendón: Hombeeeee, qué vaina buena.

Raúl Tadeo Brugés Fuentes: Hermano… Solo puedo expresarte que tú hermosa crónica no sólo me conmueve, también me lleva en vuelo raudo hacia aquellos tiempos en los que la vida me permitió disfrutar de su talento sinigual, enmarcado en habilidades extraterrenas para el ‘arrugado’, siempre con una humildad espartana. Gracias, gentil estibador, por tan bello escrito…

Jaidyth Carime Herrera: Así se escribe una buena crónica. Aprendí del mejor… Respuesta: Gracias. Saludos. Fuerte abrazo.

Sonia Pedroza: Excelente crónica.

DE ALFONSO NOGUERA AARÓN

«Un absurdo carnaval del dolor…»

Madre e hijo… Esta vez, él se fue de primero.

«Excelente y oportuna crónica, don José Orellano. A mí en particular me queda el sabor de que a doña Hilda los irredentos vallenatos la embutieron de cabeza en su fanfarria irreverente contra su propia voluntad.

La muerte del hijo es de lejos el dolor más fuerte que pueda experimentar el humano corazón, y más la madre que el padre. Es la prueba de dolor más amarga e insondable de la tragedia humana. Ese dolor no tiene testigos ni consuelos. Se asume con la incredulidad que supone tanto dolor, se enfrenta en silencio, en oración y ya nada ni nadie ni el tiempo lo aminora.

Doña Hilda fue objeto de un absurdo carnaval del dolor ajeno. La vida no es un carnaval, sino el escenario de expiación espiritual donde las penas y pesares son precisamente el modo como saldamos las ofensas a Dios, nuestro Señor. Que Dios Todopoderoso acoja en su Santo Reino a Omar Antonio Geles Suárez y le prodigue el humilde consuelo a doña Hilda, que nunca le dió la bulla irreverente de la imprudencia mundana».

Una visión hacia El Muelle Caribe

Por Maritza García

José, querido amigo: Buenos días, Dios te bendiga.

Voy a tratar de resumir. Me leo todos los artículos que subes. Todos me parecen muy, muy buenos. Naturalmente, algunos me llegan más.

El poema de la dama alemana, es enriquecedor. Fui reflexionando sobre cada una de sus estrofas y saqué muchas conclusiones. Ya elaboré una lista y sé qué cosas tengo pendiente por hacer antes de partir.

Soledad, gracias a El Muelle Caribe, llenó de recuerdos a la autora de la presente visión.

La última entrega sobre nuestra querida Soledad fue tan exquisita como la primera. Yo tendría unos 8 o 9 años y recuerdo con claridad muchas cosas, por ejemplo: mi madre tenía su taller de modistería en la casa, con este trabajo ayudaba a mi papá, ya que su sueldo como secretario de juzgados no le alcanzaba para el sustento general del hogar.

El American Bar lo recuerdo tanto, porque las señoras clientes de mi mamá siempre le decían que a los maridos ellas tenían que ir a buscarlos al American Bar los días en que les pagaban, si no llegaban sin dinero a la casa.

Tú estarás diciendo que yo no sé qué significa la palabra resumir, jajajajajaja. Lo que pasa es que a veces no tengo con quién hablar de estos bellos recuerdos

Ahora sí, termino: Quedé encantada con la nota sobre las vacaciones de los niños entrenando con el Real Madrid. Ya le reenvié el artículo a mi hija en Chile. A mis nietos de 6 y 8 años los llevaron a Argentina porque son fanáticos de Messi. Allá estuvieron en el estadio y disfrutaron mucho.

La entrevista que, en video, le hiciste al escritor me gustó muchísimo. Me pareció verte a ti cuando entrevistaste a Joaco, allá en Bogotá. ¿Recuerdas que se me cayó la tapa de una olla en la cocina?