Arranca la Vitrina Turística y Santa Marta, joya histórica y sitio de ensueño, es destino nacional invitado de honor. Cultura, naturaleza y turismo fusionados para enaltecer 500 años de historia.

Vitrina Anato: la magia del turismo
que mueve la aguja del desarrollo
Y con dos maravillas turísticas como invitadas de honor: Santa Marta-500 años y el gigante Brasil, arranca el motor económico disfrazado de feria durante este fin de mes: 26, 27 y 28 de febrero.

Textos por Evo Matrix
Cada año, la Vitrina Turística de Anato se convierte en el epicentro del turismo en Colombia, un evento donde los viajes dejan de ser un sueño y se transforman en cifras contundentes.
Más que un escaparate para la industria, esta Vitrina es una maquinaria que impulsa la economía con cada apretón de manos y cada tarjeta de presentación intercambiada.
En su edición de 2025, el evento espera concretar cerca de 220 mil contactos comerciales, traducidos en alrededor de 128 millones de dólares en negocios. Un crecimiento del 6 por ciento respecto al año anterior que evidencia cómo este encuentro no solo vende destinos, sino que se ha consolidado como un pilar de la reactivación económica del país.

No se trata solo de viajes, sino de empleos: se estima que más de 5.600 nuevos puestos de trabajo surgirán como resultado directo de la feria, beneficiando a sectores que van desde el hotelero hasta el gastronómico y el transporte.
Bogotá, la ciudad anfitriona, recibe una inyección económica significativa con la llegada de miles de visitantes nacionales y extranjeros. Restaurantes repletos, taxis y aplicaciones de movilidad al máximo, hoteles al borde del cartel de “no hay cupo”. Es la magia del turismo moviendo la aguja del desarrollo, y Anato es el imán que la atrae.
Además de los negocios y el empleo, la Vitrina Turística es el mejor escaparate para que más de 1.500 empresas exhiban sus productos y servicios. Los destinos encuentran aquí una oportunidad de oro para brillar ante inversionistas que, al recorrer los pabellones, vislumbran en Colombia un terreno fértil para sus capitales. No es casualidad que, tras cada edición, la promoción mediática se traduzca en un mayor número de viajeros explorando rincones que antes no figuraban en sus mapas.

“Este espacio es de gran atractivo para los inversionistas”, asegura la presidenta ejecutiva de Anato Paula Cortés Calle, quien resalta cómo la feria no solo dinamiza el turismo, sino que teje una red de oportunidades que van más allá de las agencias y aerolíneas. Es un evento que deja huella y que, con cada edición, refuerza su papel como una de las vitrinas más importantes de América Latina.
En definitiva, la Vitrina Turística de Anato no es solo una feria de negocios. Es una plataforma de crecimiento, un puente entre la oferta y la demanda, y un testimonio de cómo el turismo sigue siendo un motor indiscutible del desarrollo económico. Mientras en los pasillos del evento se cierran acuerdos y se reparten folletos, afuera, en las calles de Bogotá y más allá, el efecto dominó de esta gran feria sigue su curso, llevando progreso y oportunidades a cada rincón del país.
SANTA MARTA-500 AÑOS
Antigüedad, historia, cultura:
un paradisiaco estilo natural

Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia y la segunda de Suramérica, se alista para celebrar sus 500 años de historia el próximo 29 de julio.
Destino nacional invitado de honor a la Vitrina Turística de Anato, Santa Marta fue fundada en 1525 por el conquistador español Rodrigo de Bastidas y es una joya del Caribe que ha sido testigo de siglos de transformación, desde su época precolombina, en la que los Tayrona dominaban sus tierras, hasta convertirse en un destino turístico de renombre mundial.
Su riqueza natural, su vibrante cultura y su posición estratégica entre el mar Caribe y la majestuosa Sierra Nevada de Santa Marta convierten la ciudad en un destino único en el planeta.
Conquistas y resistencia.- La historia de Santa Marta está marcada por la resistencia indígena. Antes de la llegada de los españoles, la región estaba habitada por los Tayrona, una civilización avanzada que construyó terrazas, caminos y centros urbanos en las laderas de la Sierra Nevada. La llegada de Bastidas en 1525 trajo consigo el choque entre dos mundos. Durante décadas, los aborígenes resistieron la colonización hasta que fueron sometidos a finales del siglo XVI.

Santa Marta también jugó un papel fundamental en la historia republicana de Colombia. En 1830, fue el lugar donde Simón Bolívar pasó sus últimos días en la Quinta de San Pedro Alejandrino, un sitio que hoy es un museo y un símbolo del legado del Libertador.
Ensueño entre aguas cristalinas.- Uno de los mayores atractivos de Santa Marta es su oferta de playas paradisíacas. Entre las más emblemáticas se encuentra El Rodadero, un destino vibrante con hoteles, restaurantes y una gran variedad de actividades acuáticas. Pero si se busca una experiencia más exclusiva, Playa Blanca ofrece arenas blancas y aguas turquesas perfectas para relajarse.
Sin embargo, las joyas ocultas de Santa Marta se encuentran en el Parque Nacional Natural Tayrona. Este santuario ecológico alberga playas de ensueño como Cabo San Juan, Arrecifes y La Piscina, rodeadas de exuberante vegetación y montañas. Aquí, el mar Caribe se funde con la selva tropical, creando un paisaje que parece sacado de una postal.

La Sierra: macizo junto al mar.- Santa Marta tiene el privilegio de estar abrazada por la Sierra Nevada, la montaña costera más alta del mundo, cuyas cumbres alcanzan los 5.775 metros sobre el nivel del mar. Este imponente macizo montañoso es hogar de los pueblos indígenas koguis, arhuacos, wiwas y kankuamos, quienes conservan sus tradiciones y consideran la Sierra como el corazón del mundo.
Uno de los destinos más fascinantes en esta región es Ciudad Perdida, un sitio arqueológico que data del siglo VIII y que solo es accesible después de un desafiante pero gratificante recorrido de varios días por la selva. Este viaje permite adentrarse en la historia prehispánica, mientras se atraviesan ríos, cascadas y paisajes impresionantes.
Cultura y tradición.- La cultura de Santa Marta es una fusión de herencias indígenas, africanas y europeas. Su gente, conocida como samaria, es alegre y hospitalaria. La música vallenata resuena en cada rincón, y los festivales, como la Fiesta del Mar, rinden homenaje a la conexión de la ciudad con el océano y, como de suponer, el turimo. La gastronomía es otro atractivo esencial: el cayeye, la arepa de huevo y el pescado frito con arroz de coco y patacones son delicias imperdibles.
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Ecoturismo y aventura.- Santa Marta es un paraíso para los amantes del ecoturismo y los deportes de aventura. Además del Tayrona y la Ciudad Perdida, Minca es otro destino imperdible. Este pequeño pueblo en las faldas de la Sierra Nevada es famoso por sus fincas cafeteras, cascadas y senderos ecológicos. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de una taza de café orgánico mientras observan colibríes y mariposas.
Para quienes buscan emociones más intensas, Taganga es el lugar ideal. Este antiguo pueblo de pescadores es ahora un centro para el buceo, con arrecifes de coral llenos de vida marina. La práctica de snorkel y el buceo en Taganga permiten explorar las profundidades del Caribe colombiano de una manera inolvidable.
500 años y futuro promisorio.- A medida que Santa Marta se prepara para celebrar su quinto centenario, la ciudad se proyecta como un destino de clase mundial. Las inversiones en infraestructura, la promoción del turismo sostenible y el fortalecimiento de su identidad cultural buscan hacer de este distrito un ejemplo de desarrollo armonioso entre la historia y la modernidad.
Desde sus playas doradas hasta las cumbres nevadas de la Sierra, Santa Marta es un destino que lo tiene todo. Historia, cultura, naturaleza y aventura se entrelazan en un lugar donde cada visitante puede encontrar su propio paraíso.
A sus 500 años, Santa Marta —con historia y estilo propio— sigue siendo una joya inagotable, a la espera ser redescubierta una y otra vez.
