Ve con Dios

Ve con Dios

Viajes en oración —turismo en Semana Santa—, las agencias saben leer nuevos gustos, el mapa turístico se reconfigura y las turbulencias diplomáticas que pesan en la toma de decisiones.

Imagen de portada: una alegoría sobre la temporada turística actual concebida por IA con curaduría de El Muelle Caribe.  Entre el incienso, la música gregoriana y la maleta, Semana Santa también es para viajar. Este informe revela cómo la Semana Mayor 2025 reconfigura rutas, mueve emociones y reafirma que el turismo… siempre ¡resucita!

Alza, reconfiguración, incertidumbre, pero…
en Semana Santa, ¡el turismo vive!

Por Evo Matrix

Semana Santa, ese paréntesis anual donde la espiritualidad, el descanso y el turismo se entrelazan, nos ofrece un cuadro complejo y revelador.

Un retrato del turismo que mezcla cifras alentadoras, comportamientos de consumo en evolución, nuevas rutas que se abren paso y otras que se cierran por tensiones diplomáticas. Porque sí: los destinos no solo se escogen con el corazón o la billetera, también con el pasaporte, los visados y las relaciones entre naciones. Y todo eso, en Colombia, tiene su propio guion.

Comencemos con el cielo. El movimiento de pasajeros en vuelos nacionales durante enero y febrero de 2025 alcanzó los 5.244.868 viajeros, lo que representa un incremento del 1,1 por ciento frente al mismo periodo de 2024. Un crecimiento leve, pero crecimiento al fin. Más significativo aún si se considera el contexto: un Índice de Precios al Consumidor-IPC, que en marzo se situó en 5,09 por ciento, la cifra más baja desde octubre de 2021. Es decir, una inflación moderada que deja respirar el bolsillo y permite seguir viajando.

Paola Cortés Calle, presidenta de Anato.

“Esto podría estar jugando un papel fundamental en la capacidad de los consumidores para conservar ciertos niveles de gasto discrecional, incluyendo el de los viajes aéreos”, dice la presidenta ejecutiva de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo-Anato, Paula Cortés Calle

Y es cierto: en tiempos de apretón económico, el turismo es un lujo que muchos descartan… pero no ahora.

También hay señales de renovación en el mapa aéreo colombiano. Departamentos como Tolima, con un 116 por ciento; Magdalena, con 36 por ciento; Guainía con 31 por ciento; Vichada con 28 por ciento, y Sucre con 19 por ciento, mostraron los mayores incrementos en número de pasajeros. Nombres que no siempre brillan en la marquesina turística, pero que ya están reclamando su lugar. ¿Por qué? Porque la gente quiere algo distinto. Porque ya Cartagena, Santa Marta y San Andrés no son los únicos templos del descanso. Porque el turista nacional busca cada vez más ese “no sé qué” que ofrece lo inexplorado.

Y ahí entra el corazón de este informe: la Semana Santa del 2025, que llega con novedades en la ruta y en el ánimo de los viajeros.

Según una encuesta realizada por Anato a sus agencias afiliadas, el 49 por ciento reportó crecimiento en sus ventas para esta temporada. Un 43 por ciento de ellas registró alzas entre 1 por ciento y 15 por ciento, mientras un 17 por ciento alcanzó picos superiores al 31 por ciento. El turismo, pues, no se arrodilla durante esta Semana Mayor, por el contrario, se yergue con fuerza.

El paso de la Dolorosa, procesión de Semana Santa, una tradición en muchos pueblos para acompañar a María, en rememoración, en su sufrimiento por la Pasión de Jesús. Una ilustración por IA.

En cuanto a los destinos más comercializados, los internacionales estan liderados por Punta Cana con 15 por ciento, Europa con 12 por ciento y México con 10 por ciento. Pero ojo, que los destinos no tradicionales como Japón, Turquía, Bolivia y Guatemala asoman con fuerza, desafiando las costumbres y abriendo nuevos horizontes. ¿Quién lo diría? De la procesión en Popayán al sakura en Kioto, todo en una misma Semana Santa.

En el terreno nacional, el trío habitual —Cartagena con 25 por ciento, Santa Marta con 18 por ciento y San Andrés con 14 por ciento— se mantuvo firme. Pero otra vez, los “otros” se hicieron notar. Destinos no tradicionales como Tolú, Huila y Amazonas se metieron entre los más vendidos, confirmando que el viajero colombiano quiere moverse, pero también quiere sorprenderse.

“El turismo en Semana Santa ya no es solo un viaje espiritual, es una búsqueda de experiencias”, sostiene Cortés Calle. “Ahora, para esta temporada santa, las familias, las parejas, los amigos, también buscan aventura, gastronomía, naturaleza, conexión emocional con el lugar”. Un cambio de mentalidad que redefine la forma de hacer turismo y obliga a los destinos a reinventarse.

Eso sí, no todo son cielos despejados. La diplomacia también juega su carta y, en este 2025, las tensiones internacionales se han hecho sentir con fuerza en el turismo emisivo colombiano. Entre enero y febrero, 884.000 colombianos salieron del país, un 0,3 por ciento menos que en el mismo periodo de 2024. Puede parecer una baja marginal, pero esconde realidades complejas.

El descenso más dramático se dio en dos plazas clave: Estados Unidos, con una reducción del 2 por ciento, y México, con un desplome del 34 por ciento. ¿La causa? “Incertidumbre frente a las condiciones de ingreso”, dice Anato. Lo que en lenguaje callejero se traduce como: miedo a que lo devuelvan del aeropuerto, líos de visado, o nuevas restricciones migratorias que echan para atrás hasta al viajero más entusiasta.

Aquí, la palabra clave es confianza. Cuando el turista siente que puede cruzar la frontera sin sobresaltos, se lanza. Pero cuando hay dudas o enfrentamientos entre gobiernos, elige quedarse en casa o mirar para otro lado. Y eso, aunque no siempre se vea, golpea fuerte a las agencias, a las aerolíneas y a todo el engranaje del turismo.

Por eso, desde Anato se hace un llamado claro: mejorar las relaciones internacionales, garantizar condiciones claras de ingreso y fomentar acuerdos que dinamicen los flujos turísticos. No es solo cuestión de política exterior, es también una estrategia económica.

El viajero colombiano está aprendiendo a planear con cabeza fría sus viajes de vacaciones, lo cual habla de la práctica de un turismo más consciente y maduro.

Volviendo a lo positivo, otro dato a tener en cuenta es el comportamiento de reserva de los viajeros. El 66 por ciento planeó su viaje con 1 o 2 meses de anticipación; el 18 por ciento con seis meses, mientras que un valiente 3 por ciento lo hizo con un año o más. El mensaje es claro: el colombiano está aprendiendo a anticiparse, a planear con cabeza fría sus vacaciones, lo que habla de un turismo más consciente y maduro.

¿Y qué falta? Incentivos, claro. La exención o reducción del IVA en tiquetes aéreos, por ejemplo, sigue siendo una de las banderas que el gremio le pide al Gobierno que la haga ondear para estimular el sector. Porque cuando volar es más barato, viajar se vuelve más posible.

Así las cosas, la llegada de la Semana Santa en el calendario ha de dejar lecciones importantes: el viajero colombiano sigue creyendo en las vacaciones como un derecho emocional, espiritual y cultural; las agencias están sabiendo leer nuevos gustos; el mapa turístico se está reconfigurando con fuerza, y las turbulencias diplomáticas aún tienen peso en la toma de decisiones.

Pero el turismo no se detiene. Se transforma. Y como bien sabemos los que escribimos de noche, con tinto en mano, hay viajes que comienzan en el alma… y terminan con una postal desde algún rincón que antes no estaba en el radar.