Este jueves, reto de altura para la Selección Colombia de Néstor Lorenzo. Crónica de Evo Matrix con pronóstico. Empatar ante Bolivia, ya es triunfo a 4.150 metros en El Alto.
¡Vale un empate con altura!
Pero si se gana el reto en El Alto con más goles a favor de la tricolor, a 4.150 metros sobre el nivel del mar, ¡mucho mejor!
Por Evo Matrix
Hay lugares que, al mencionarlos, despiertan una mezcla de admiración y respeto.
El Alto, Bolivia, es uno de ellos, con su coloso estadio ‘El titán’, que se yergue a 4.150 metros sobre el nivel del mar.
Los que entienden de fútbol saben que jugar aquí no es solo enfrentar a once rivales vestidos de verde; es batallar contra el aire, contra la falta de gas atmosférico necesario para la respiración, con el corazón palpitando más rápido —¡a mil!—, los pulmones exigiendo oxígeno a gritos y las piernas sintiendo cada paso como un pesado martirio.
Sin embargo, Colombia llega invicta a este desafío —3.30 pm de este jueves 10 de octubre de 2024—, novena fecha de las eliminatorias, con la fe intacta y el peso de la historia inclinando la balanza hacia el lado tricolor: hace 21 años no pierde con Bolivia por eliminatorias.
Un invicto con sabor a esperanza
Colombia, la selección que dirige el argentino Néstor Lorenzo, ha mostrado un carácter firme en estas eliminatorias. No se trata solo de números; hay un espíritu que envuelve al equipo, una sensación de que este grupo tiene la capacidad de sobreponerse a las adversidades. Y vaya si las hay.
Con una defensa parchada debido a lesiones de figuras claves como Daniel Muñoz, Yerson Mosquera y Carlos Cuesta, Lorenzo ha tenido que improvisar, pero si algo caracteriza a los colombianos es su capacidad de adaptación. Desde el Caribe hasta la Amazonia, la piel tricolor siempre encuentra la forma de levantarse, de correr un poco más, aunque el aire no sea suficiente. A Perú se le empató en su casa, tras ir perdiendo: 1-1.
Con nombres jóvenes emergiendo y veteranos que aportan liderazgo, el equipo colombiano llega a El Alto con la mentalidad de un guerrero que conoce sus armas.
James Rodríguez, ese capitán indiscutible, como enganche o volante ofensivo, se erige como un faro que orienta el balón hacia cabezas goleadoras, mientras la velocidad y la habilidad de Luis Díaz, y la sed goleadora de los John’s: Arias y Córdoba, prometen hacer daño a una Bolivia que, si bien es peligrosa en su fortín, también tiene grietas.
Las lesiones de jugadores claves en la defensa, como Muñoz, Mosquera y Cuesta han obligado al cuerpo técnico colombiano a mirar hacia la Liga Bet Play y a buscar una solución creativa: Andrés Román de Atlético Nacional y que no solo defiende, sino que hace goles.
Aunque no están los hombres de mayor experiencia en el cuarteto posterior, hay plena confianza en quienes saltarán a cancha, porque aquí no se trata de nombres, se trata de una camiseta que pesa, que inspira.
Lorenzo ha ensayado nuevas fórmulas, consciente de que la altura no solo exige pulmón, sino inteligencia táctica. Un repliegue ordenado, aprovechando los contragolpes, podría ser la clave para contrarrestar el asfixiante juego boliviano, asfixiante, por su ventaja climática.
Este equipo colombiano, a pesar de las adversidades, no ha perdido. Y no va a dejarse vencer tan fácilmente, aunque Venezuela haya sido goleada —4-0— en ‘El titán’. La Selección Colombia, subcampeona de la última Copa América, la actual tricolor, llega con una mentalidad diferente. El invicto de 8 fechas en las eliminatorias habrá de defenderse con uñas y dientes, pero, sobre todo, con buen fútbol. ¡Hay que sumar! ¡Llegar a 9!
El enemigo invisible
Más allá de los once hombres vestidos de verde, el verdadero rival de Colombia en ‘El Titán’ es la altura. Se habla de los 4.150 metros, allá arriba, con temor, como si el aire se volviera de repente un lujo y cada inhalación costara más de lo que parece. Los bolivianos están acostumbrados a jugar con esta ventaja, saben cuándo acelerar, cuándo presionar, y esperan ver a sus rivales sucumbir ante la falta de oxígeno. Pero esta vez, Colombia llega preparada.
Desde días antes del encuentro, los nuestros han estado en Cochabamba, a 2.558 de altura, aclimatándose, preparando el cuerpo para la embestida que significa jugar en El Alto. La estrategia no solo es táctica, es también mental. Porque en este tipo de partidos, la mente juega un papel crucial. Saber resistir, aguantar los embates bolivianos y aprovechar esos momentos claves donde un pase largo, un desborde o un remate al arco pueden ser la diferencia entre la gloria o la derrota.
Pronóstico: empate con sabor a victoria
El estadio ‘El titán’ será una olla de presión a 5 grados centígrados de temperatura, pero los muchachos de Lorenzo han demostrado que saben resistir. No será fácil, nadie lo duda. Bolivia, jugando en casa, siempre es un rival duro y mucho más en El Alto. Pero con el espíritu combativo que ha caracterizado a esta Colombia en las eliminatorias, no es descabellado pensar en un resultado positivo.
¿Mi pronóstico? Un empate 1-1, con Colombia defendiendo el invicto en un partido que será más una prueba de resistencia que de fútbol. Camilo Vargas, como tantas veces desde que asumió la titularidad en los tres palos, será figura, y algún relámpago de Díaz o de Arias y o de Córdoba —o hasta del mismo James— nos dará esa chispa de esperanza. En un escenario tan inhóspito como El Alto, sacar un punto es como ganar una batalla.
El camino hacia el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá es largo, pero cada paso cuenta, y este jueves 10 de octubre de 2024, Colombia demostrará, una vez más, que no importa cuán alto esté el reto. La tricolor sigue invicta y firme, con la mirada puesta en el horizonte, donde solo se ve la bandera ondeando en el próximo Mundial.
El seleccionado colombiano viajará a este jueves a El Alto y hará su arribo en vuelo charter al aeropuerto internacional más elevado del mundo: 4.061 metros sobre el nivel del mar, faltando un par de horas para el comienzo del partido.
¡Vale un empate con altura…! Pero si se gana el reto en El Alto con más goles a favor de la tricolor, a 4.150 metros sobre el nivel del mar, ¡mucho mejor!