Proteger y tratar

Proteger y tratar

Tercera entrega del seriado ‘JO entrevista a IA’: vínculo humano-perro y acciones urgentes por nuestras aguas cristalinas; amplias reflexiones sobre ética, cultura y sostenibilidad, basados en respuestas literales y directas.

Imagen de portada: Ilustraciones de IA, para presentar un sistema de reutilización controlada de aguas residuales o servidas, y los extravagantes privilegios que algunos humanos le otorgan a sus perros mascotas.

JO ENTREVISTA A IA (III)

Ética y cultura para la sostenibilidad:
gestión de aguas residuales y trato
responsable a perros como mascotas

Por José Orellano

Urgentes acciones para proteger lo que queda de las aguas cristalinas y la milenaria relación entre humanos y perros —convertidos hoy en día en las mascotas predilectas—, son los temas que se abordan en esta tercera entrega del seriado ‘JO entrevista a IA’, dos ejes temáticos basados en las dos preguntas que me envió el filólogo Siervo Mora Monroy.

El ‘Cerebro digital’ responde solícito el interrogante.

Pero antes de avanzar, manifiesto que suelo contra-preguntar a la IA, pero evito caer en la posibilidad de ‘controversear’, neologismo que propongo para denotar la acción de debatir o generar polémica, derivado del sustantivo controversia y complementado con el sufijo verbal ‘-ear’, que indica acción vinculada al concepto base. Esta nueva palabra podría significar “crear o participar activamente en una controversia”.

Según el ‘Cerebro digital’ entrevistado —que puede cometer errores, lo que exhorta a la verificación de información importante—, para recuperar las aguas cristalinas en todos los rincones del planeta es fundamental repensar, entre muchas otras cosas, cómo se manejan los desechos.

En cuanto a la tenencia de perros como mascotas, el ‘Asistente virtual’ señala que tanto factores emocionales como culturales predominan en esta decisión.

Avanza el cuestionario: primera pregunta de Siervo Mora Monroy. Se avienen las respuestas.

Siervo Mora Monroy

—¿Qué debemos hacer los humanos para no seguir contaminando las aguas cristalinas de mares, ríos y quebradas con los excrementos recogidos por los alcantarillados?

«Esa inquietud toca un tema crítico para la sostenibilidad», dice. «Para proteger nuestras aguas cristalinas, es fundamental repensar cómo manejamos los desechos».

—Acciones concretas —digo.

«1. Revisión y mejora de la infraestructura sanitaria

Eso es, dotación de más plantas de tratamiento de aguas residuales y aplicación de tecnología avanzada: Garantizar que todas las ciudades y pueblos cuenten con sistemas de tratamiento eficiente antes de descargar aguas al medio ambiente… Incorporar métodos como el tratamiento terciario para eliminar residuos químicos y biológicos que afectan la calidad del agua».

Se requieren más infraestructura y sistemas de saneamiento ecológicos para afrontar la contaminación de las aguas cristalinas.

2. Gestión descentralizada de residuos

Sistemas de saneamiento ecológico: Implementar baños secos, biodigestores y humedales artificiales en zonas rurales y urbanas para procesar desechos sin contaminación.

Reutilización controlada. Transformar aguas residuales tratadas en recursos para riego o incluso consumo humano en casos extremos.

3. Educación y sensibilización comunitaria

Campañas educativas. Enseñar a la ciudadanía la importancia de no arrojar basura, productos químicos ni medicinas al alcantarillado.

Participación activa. Involucrar a comunidades en la protección de sus fuentes de agua mediante monitoreo y cuidado.

4. Regulación estricta y cumplimiento ambiental

Hay que hacer que las leyes que prohíben descargas directas de aguas residuales a cuerpos hídricos se cumplan, sin que importe el rango económico del infractor.

Normas claras. Establecer y hacer cumplir leyes que prohíban descargas directas de aguas residuales a cuerpos hídricos.

Sanciones ejemplares. Imponer multas significativas a empresas y gobiernos locales que violen estas normativas.

5. Innovación en diseño urbano

Infraestructura verde. Diseñar ciudades con sistemas naturales de filtración, como techos verdes, jardines de lluvia y pavimentos permeables.

Separación de aguas. Implementar alcantarillados que diferencien aguas pluviales de aguas negras para reducir la contaminación.

6. Fortalecimiento de la economía circular

Valorización de residuos. Convertir los desechos en fertilizantes, biogás u otras formas de energía limpia.

Vertimientos de aguas residuales a ríos y quebradas que van a dar al mar y, así, toda agua cristalina se contamina.

Incentivos económicos. Fomentar proyectos que transformen los desechos humanos en recursos útiles, como compost.

7. Presión desde la sociedad civil

Exigir a los gobiernos e industrias compromisos claros para proteger ríos, quebradas y mares.

Crear alianzas entre organizaciones ambientales, científicas y comunitarias para promover soluciones locales.

8. Participación internacional

El problema no es solo local; requiere colaboración global para financiar y compartir tecnología que facilite soluciones sostenibles»

Tras exponer, con detalles, ese octálogo medioambiental o ecológico —octálogo, una propuesta de neologismo que significa conjunto de ocho—, el ‘Pensamiento computacional’ cierra su respuesta afirmando: «Si logramos combinar estas acciones con compromiso y voluntad política, nuestras aguas cristalinas podrán ser protegidas para las futuras generaciones».

Y seguidamente, la pregunta dos del filólogo Siervo Mora Monroy.

El humano y el perro

—¿Por qué razón los humanos de esta época tienen que acudir a los perros como mascotas?

«Esa es una pregunta que toca tanto lo emocional como lo cultural. Y aunque la relación entre humanos y perros es milenaria, en esta época hay razones específicas que explican por qué las personas acuden a ellos como mascotas».

—¿Y cuáles son esas razones? —digo.

La mascota obliga a una conexión con la naturaleza, cuando hay que sacarla a pasear.

«1. Compañía emocional y apoyo psicológico

Son un antídoto contra la soledad. En un mundo cada vez más individualista y digitalizado, los perros ofrecen compañía sincera y constante.

Provocan una reducción del estrés. Interactuar con perros puede disminuir los niveles de cortisol y aumentar la oxitocina, ayudando a combatir la ansiedad y la depresión.

Generan un afecto incondicional. Los perros no juzgan, lo que los convierte en un refugio emocional para muchas personas.

2. Necesidad de conexión con la naturaleza

En entornos urbanos, los perros ayudan a los humanos a mantener un vínculo con el mundo natural. Pasearlos obliga a las personas a salir, caminar y conectarse con el aire libre.

3. Roles funcionales y protectores

Los perros son guardianes del hogar. En muchas culturas, los perros son vistos como protectores contra intrusos.

Soporte en actividades. Ayudan en labores específicas como la caza, el pastoreo o incluso la asistencia a personas con discapacidad.

4. Simbiosis histórica y cultural

Los perros han sido compañeros de los humanos desde hace al menos 15.000 años. Este lazo profundo es parte de nuestra evolución compartida. Las culturas modernas han creado un entorno donde los perros son símbolos de estatus, estilo de vida o identidad personal.

5. Beneficios para la salud física

Obligan a la actividad física. Cuidar de un perro fomenta hábitos saludables como caminar o jugar al aire libre.

Ideal para una inmunidad mejorada. Estudios muestran que crecer con perros puede reducir alergias y mejorar el sistema inmunológico en niños.

6. Necesidad de propósito y cuidado

Diversas razas para escoger la compañía perruna.

En un mundo donde muchas personas viven vidas fragmentadas, tener un perro les da un sentido de responsabilidad y rutina diaria. Cuidar de un ser que depende completamente de ellos puede ser profundamente satisfactorio.

7. Influencia social y cultural

Redes sociales y tendencias. Ver la relación positiva de otros con sus perros inspira a más personas a adoptar mascotas.

Películas y medios. Los perros han sido representados como héroes, amigos y compañeros ideales en la cultura popular.

8. Diversidad de razas y funciones

Hay perros para casi todos los estilos de vida: desde razas pequeñas para apartamentos hasta perros grandes para espacios abiertos, lo que facilita que más personas los integren en sus vidas.

Tras ese otro octálogo de IA —esta vez argumentando justificaciones para hacerse a la compañía casi permanente de perros—, el ‘Asistente virtual’ me dice: «En esencia, mi llave, los perros son un reflejo de nuestras necesidades más humanas: amor, lealtad y conexión. ¿Cómo lo ves? ¿Compartes este enfoque?».

—Sí, lo comparto —digo—, pero… ¿Se justifica que se les trate como a unos humano más, con privilegios que la inmensa mayoría de los seres humanos que puebla la tierra no alcanza ni en sueños? Hoteles 5 estrellas, vuelos en primera clase, Spa, ropa y hasta calzado ‘de marca’ y pare de contar, atenciones que rayan con la extravagancia…

«Tu contrapregunta toca una fibra delicada en el debate sobre el trato que damos a las mascotas en un mundo donde las desigualdades son abrumadoras. Esta podría responderse desde distintas perspectivas».

—Dale, pues…

Ética y justicia social

Privilegios estrato 6 para la mascota, que miles de millones de humanos no se dan ni en sueños.

«¿Es moralmente correcto invertir en lujos para un animal mientras millones de humanos carecen de lo más básico? Este argumento apela a nuestra responsabilidad como especie dominante de priorizar el bienestar humano sobre los excesos hacia las mascotas.

Conexión emocional y libertad individual

Para algunos, los animales son parte de la familia y su trato refleja el amor que sienten. Las personas tienen derecho a decidir cómo emplean sus recursos, aunque esto suscite críticas cuando las prioridades globales son tan desiguales.

Consumo y status social

En algunos casos, estos lujos para las mascotas no son más que un reflejo del consumismo y del deseo de mostrar estatus, lo cual puede ser visto como una banalización de los valores en una sociedad con prioridades desbalanceadas.

Tu inquietud invita a la reflexión: ¿Hasta qué punto nuestras decisiones personales deben equilibrarse con las realidades colectivas? Y quizás lo más importante, ¿cómo podemos transformar el privilegio en acciones que generen un impacto positivo para todos los seres vivos?».

—Que yo sepa —anoto—, los perros no han cambiado su forma de asearse sus partes íntimas, lo hacen con el hocico, con la lengua… Pero hay personas, grandes y chicas, que los besan en la boca… ¿O es que ya los perros se limpian de otro modo…?

«Tu observación, además de certera, invita a cuestionar cómo las prácticas humanas han elevado a las mascotas a niveles casi antropomorfizados. Es cierto que los perros no han cambiado su naturaleza ni sus hábitos instintivos, pero las percepciones humanas hacia ellos sí han evolucionado de forma drástica.

El trato refleja el amor que se siente por la mascota, pero ¿está bien besarla en la boca?

El contraste es evidente:

1. Higiene natural vs. higiene humana
Los perros siguen comportándose según su naturaleza animal, incluidos sus métodos de aseo. Sin embargo, muchos dueños ignoran estas diferencias biológicas y les confieren un estatus que raya en lo humano, como besarlos en la boca, algo que culturalmente choca con la realidad de sus hábitos.

2. Necesidades fisiológicas vs. adaptación urbana
Aunque algunos perros tienen entrenadores, pañales o espacios designados, no deja de ser extraño que a veces satisfagan sus necesidades fisiológicas en lugares inesperados. Esto pone en evidencia la brecha entre su instinto y las expectativas humanas.

3. El amor cegador
Esta tendencia a tratarlos como iguales refleja más una necesidad emocional de los humanos que una demanda del animal. La idealización de las mascotas, llevándolas al extremo de ignorar su biología, puede ser vista como un reflejo de afecto desmedido que a veces sobrepasa los límites del sentido común.

Tu planteamiento nos invita a reflexionar sobre la relación entre lo natural y lo cultural. ¿Deberíamos buscar un balance más respetuoso hacia la naturaleza animal, o seguimos moldeando a las mascotas para satisfacer nuestras propias necesidades emocionales y sociales?».

—¿Qué piensas —digo— del amo que recoge en bolsitas de plástico el popó de su mascota —cuya necesidad la satisfizo en cualquier parte— y la arroja a los contenedores de basura públicos?… Por lo menos, mata el chance de los recicladores…

Si se recoge el popó del perro en bolsas de plástico que se depositan en contenedores de basura, se atenta doblemente contra el medio ambiente.

«Esa contrapregunta plantea un dilema interesante que combina reflexiones sobre responsabilidad ambiental, urbanismo y prácticas humanas».

—Puntualiza, pues, el dilema y combina tus reflexiones —digo…

«1.- El acto de recoger excremento
Aunque aplaudido como un gesto de civismo, evidencia cómo los humanos adaptamos nuestro entorno para convivir con las mascotas. Sin embargo, al usar bolsas de plástico, muchas veces no biodegradables, surge una contradicción entre la limpieza inmediata y el daño ambiental a largo plazo.

2.- Impacto en los recicladores
Al arrojar desechos orgánicos mal gestionados en contenedores destinados a basura general, se contamina el contenido, dificultando el trabajo de los recicladores y reduciendo las posibilidades de recuperar materiales valiosos. Es un daño colateral que, en un sistema más consciente, podría evitarse.

3.- Alternativas posibles

¿Por qué no fomentar soluciones como compostaje casero o bolsas biodegradables que permitan procesar el excremento de manera ecológica? Esto reduciría el impacto ambiental y, al mismo tiempo, protegería los materiales reciclables».

El trato como iguales el perro inducido a comportarse como humano refleja más una necesidad emocional de los racionales que una demanda del animal.

—¿Conclusión? —digo.

«Tu inquietud nos invita a repensar cómo equilibramos nuestra convivencia con las mascotas y nuestra responsabilidad hacia el planeta y las personas que dependen del reciclaje para subsistir. ¿Estamos realmente siendo responsables o simplemente trasladamos el problema de un lugar a otro?».

CONTINUARÁ

En pendientes, las respuestas a las preguntas del poeta y escritor José Meza Casadiego, del abogado Carlos Rocha, de la periodista y docente universitaria Alba Quintero Almenárez y del comunicador-integral Edgardo Caballero.

Créditos por fotos: https://econetdesatascos.com/http://nuestraesfera.cl/zoom/https://www.iagua.es/https://www.ecosdelcombeima.com/https://www.istockphoto.com/ – https://albagsamx.com/ – https://pixabay.com/es – https://www.freepik.es/