La 44ª Vitrina de Anato —¡un exitazo!— cerró con cifras récord, consolidándose como excelente muestrario del turismo colombiano y allende las fronteras. Más visitantes, más negocios, nuevas oportunidades jalonan camino.

¡El espacio resultó chiquito!
Fueron más de 52.000 visitantes profesionales, de 30.000 citas de negocios y de 1.300 empresarios capacitados.

Por Evo Matrix
Antes del mediodía del último día de la 44ª Vitrina Turística de Anato, Día 3, ya se hacía tangible —digámoslo así— el exitazo del certamen tanto en número de visitantes profesionales, como de citas de negocios concertadas y hasta en capacitación de empresarios.
Sucede que cada vez —“este año, el espacio resultó chiquito”, pudiera decirse—, se superan ampliamente los resultados de la edición anterior y tan marcado fue el éxito presente, que Anato ya piensa en la habilitación de otro pabellón para el 2026.

Y es que, después de la hora del almuerzo de este viernes 28 día de cierre, las dependencias de Corferias que acogieron el desarrollo del 44ª ‘Vitrinato’ comenzaban a desocuparse aceleradamente a menos de seis horas de que cayera el telón: quienes se habían sentado en el interior de los estands —amplios o apretujados, lujosos o sencillos—, a atender interesados en sus respectivas especialidades, habían cumplido con su misión y se retiraban.
Sin embargo, quedaba algo menos de la mitad haciendo interrelación, atendiendo participantes, vendiendo lo suyo, y entre esos expositores, María Clara Barrera promocionando la guía turística de Artesanías de Colombia —completamente digitalizada— y Juan Pablo Réstom en su prédica de ‘Jesús, el buen pastor’. ¡El hijo de Dios exhibiéndose en ‘Vitrinato’!

Pero también estaban los que, este viernes, llegaban por primera vez a Corferias para compenetrarse con el tramo final del certamen y se animaban, maravillados, a fotografiar todo cuanto llamaba su atención. Porque aun quedaban en vitrina vestigios de la presencia de los destinos de paz, la promoción de tipologías como la del turismo de naturaleza y comunitario, la gastronomía tradicional, las experiencias ancestrales y las actividades de bienestar.
A las 4:00 P. M., tras haber almorzado lechona en el restaurante de un expositor genuinamente tolimense, en medio de aromas a café recién molido y bocados típicos que se resistían a abandonar el aire, caímos en la cuenta de que comenzaba a caer la tarde sobre Bogotá, tras un fuerte, pero fugaz aguacero con el sol en lánguido brillo.
Con el avance —quizás ya aletargado— de la ronda final de citas de negocios cerrándose y los últimos apretones de manos sellando acuerdos, la edición número 44 de la Vitrina Turística de Anato culminaba en medio del entusiasmo que despertaba el anuncio oficial que les reiteraba a los allí presentes que habían hecho parte de algo grande: que eran parte de esos más de 52.000 visitantes profesionales que llenaron los pasillos del evento más importante del turismo en Colombia.
Ellos habían sido fundamentales en el tejido de una estela de expectativas y compromisos que marcarán el camino del sector de viajes y turismo en los meses venideros.

Por eso, la presidenta ejecutiva de Anato Paola Cortés Calle no podía ocultar su satisfacción cuando, junto con la presidenta de ProColombia Carmen Caballero, el encargado viceministro de Turismo Juan Oswaldo Manrique y el encargado gerente general del Fontur Fernando Estupiñán, daba a conocer los resultados de la Vitrina durante la rueda de prensa de cierre, un cierre que esta vez, a pesar del exitazo que se había alcanzado, no tuvo fanfarria de clausura.
“Este es un gran resultado”, dijo Cortés Calle refiriéndose a los más de 52.000 visitantes. “Sin embargo, lo que más nos satisface es haber generado cerca de 24.000 citas de negocios, un 6 por ciento más que en 2024”.
El tradicional certamen de Anato, que cada año reúne a las principales agencias de viajes, aerolíneas, hoteles, operadores turísticos y destinos nacionales e internacionales, se convirtió, una vez más, en un hervidero de oportunidades.
Cada stand fue un universo en sí mismo. El Putumayo desplegó su riqueza amazónica con muestras de turismo comunitario y experiencias ancestrales que atrapaban la atención de quienes pasaban.

Tolima sorprendió con su oferta de turismo de naturaleza, mientras que Casanare y Huila mostraron que sus paisajes llaneros y cafetaleros están listos para conquistar nuevos mercados.
La Guajira, con su inagotable encanto entre dunas y mar, y Buenaventura, con su cultura pacífica y su gastronomía de raíces africanas, se consolidaron como destinos estratégicos para la diversificación del turismo en el país.
Desde Sucre, se nos vino, entre otras manifestaciones, un halo de fe gracias a una muestra del festival Folclórico de la Algarroba —un fruto comestible— que se celebra en el municipio de Galeras. Allí estaba el cuadro vivo de ‘Jesús, el buen pastor’, tema para una próxima crónica.
Y desde Cartagena, la réplica de la torre del reloj que, con su inagotable tic-tac y la gente entrando y saliendo, anunció, durante tres días, que el turismo está en su hora eterna de avances en su desarrollo.

Brasil, como destino extranjero, y Santa Marta, como destino nacional, invitados de honor, compartieron movidamente sus gracias, sus atractivos, sus eventos —mar, playa, paisaje, festejos, historia—, y dejaron, durante los tres días de feria, un indeleble sello para la recordación gracias a la dinámica de sus respectivas delegaciones.
La alianza entre el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Fontur fue clave para que este año los “destinos de paz” tuvieran un espacio protagónico. La apuesta por el turismo como motor de desarrollo y reconciliación se vio reflejada en la presencia de regiones que antes no figuraban en la gran escena turística y que ahora buscan conquistar mercados internacionales.
Por El Muelle Caribe habíamos presentado el interés de la Cámara de Comercio de Miranda de llevar a este municipio caucano —mediante una cálida sencillez promocional— a la agenda de destinos tanto para el viajero nacional como para el turista foráneo.
Y otro gran logro de la Vitrina: 1.300 empresarios, no solo nacionales sino también extranjeros, capacitados, gracias a Anato Capacita Tech.
Y es que la feria no solo fue un festín para la vista y el paladar, sino también un campo fértil para la generación de acuerdos comerciales. La rueda de negocios organizada por ProColombia dejó expectativas de negocios por más de 53 millones 400 mil dólares, con la participación de compradores de 33 países.
“Los resultados preliminares de Colombia Travel Mart reflejan el gran interés internacional en nuestro país, no solo como destino turístico, sino también como oportunidad de inversión”, dijo la presidenta de ProColombia Carmen Caballero.
“Cada stand trajo la identidad de su región, sus raíces, sus colores, su gastronomía. Esta es la mejor forma de mostrar el alma de Colombia al mundo”, anotó el viceministro de Turismo (e) Juan Oswaldo Manrique, al destacar la esencia de cada territorio en los emprendimientos que participaron en la feria.
A su turno, el gerente general (e) del Fontur Fernando Estupiñán, destacó el trabajo conjunto entre el sector público y privado para fortalecer el sector y subrayar los atributos que hacen de Colombia ‘El país de la belleza’.

La asistencia superó en un 5 por ciento a la del año anterior y la red de contactos y negocios alcanzó una muy sólida expansión. Razones para que Anato vislumbre el futuro con ambición y diga que “estamos analizando la apertura de otro pabellón para el próximo año”. Un anuncio que —tras el incremento de un 14 por ciento en la amplitud del espacio en 2025: 40.000 metros cuadrados más— deja en claro que la Vitrina crece con la industria y que está lista para enfrentar nuevos desafíos.
Lo bien cierto es que Colombia sigue consolidándose como un destino turístico de talla mundial. La Vitrina de 2025 ha sido una muestra vibrante de un país que no solo es rico en paisajes, sino también en creatividad, cultura y oportunidades.
El telón se cerró en Corferias —exitoso cierre en asistencia, espacios de capacitación, culturales, gastronómicos y en generación de acuerdos comerciales—, pero la historia del turismo colombiano sigue escribiéndose con cada viajero que se deja seducir por la magia de ‘El país de la belleza’.