En un coro de generaciones, historias y emociones, sus voces emergen. Desde la nostalgia hasta la crítica, cada palabra evoca un testimonio único que une tiempos, miradas y paisajes interiores.
Y esto dicen…
Por ‘Recorrido a pie’
Siervo Mora Monroy: ¡Escalofriante!
Por ‘Tres cumbres’
Guillermo Valderrama: Si pasas por Pijao, Buenavista, Génova y Córdoba, encontrarás otro Quindío, aún con paisajes vírgenes. Fuerte abrazo.
Por ‘999 mujeres’
Siervo Mora Monroy: ¡Qué barbaridad! Y dice Fernando Vallejo que la Iglesia Católica y su Papa Pío XII no condenaron semejante atrocidad.
Por ‘Señora’… Perdón’
Alba Quintero: Hola Jose, súper esta nota. Estuve este año en una charla con Iván Mejía Álvarez, y cuando le preguntaron por su vallenato favorito respondió: ‘Señora’, aunque sea todo un ‘himno a la infidelidad’.
Por ¡‘Irres-petro-s’!’
Carlos Rocha: Hola Jose, sacaste el manduco con este artículo… Muy acertado, Petro es carretillero.
Rafael Darío Jiménez: Ñerda, están diciendo que te volviste “voltiarepas” del lado de Matarife. Será cierto? En un rato abriré y leeré(sic).
Respuesta (JO): Por favor, intelectual, ¡respete! Yo no soy sectario. Manejo el equilibrio editorial y de opinión y no pongo talanqueras… Y ahí estuvo la nota del filósofo samario Alonso Ramírez Campo, ‘Trato desigual: El doble rasero’… Siempre te he respetado, como he respetado el fanatismo petrista. Yo no soy petrista. ¿Es pecado?
Por ‘Inter-travesía’
Camilo Torres Guanume: Esta muy bueno… José, muchas gracias.
Chateo por ‘Del 31/X al 2/XI’
Siervo Mora Monroy: De manera que de Irlanda nos viene esa horda que desplazó ‘El día nacional del ahorro’ impulsado por la Caja Agraria… Hoy (1/XXI) dijo Linero… “Hoy es el día de la gente buena. El proceso de santificación no todos lo alcanzan”. Un gran abrazo.
José Orellano: Cierto: ayer —31/X—, en el ayer, era el día del ahorro. Yo coleccionaba, para cambiarlas por plata, estampillas de I, II, V, X centavos. Acompañado de papá, iba a cambiarlas —31/X—a Adpostal, creo, a la sede del correo y el telégrafo en Soledad.
Siervo Mora Monroy: A mí en Garagoa, Valle de Tenza, Boyacá, a comienzos del año escolar, la Caja Agraria nos daba unas alcancías metálicas cerradas con llave… Uno de niño ahorraba lo que podía, y el 31 de octubre la abría el Banco y nos premiaban con útiles escolares… Y quedaba el espíritu del ahorro para toda la vida.
Por ‘¡Morir de sed!’
Diana Soto: ¡Está buenísimo! ¡Excelente nota! ¡Muchas gracias! Saludos, Jose.
Por ‘Ascenso-descenso’
Javier Jiménez Jordi: Por ahí leí que el primer ascensor que hubo en Colombia lo trajo un paisa desde New York vía marítima por Santa Marta. Lo transportó después hacia Medellín… Otros dicen que la empresa ‘Otis’ llevó el primer ascensor que tuvo Colombia a Barranquilla…
Por ‘El mundo del látex’
Sonia Pedroza: Excelente artículo.
Por ‘Ya nos la metieron’
Alfonso Noguera Aarón: Falta mucha lluvia para llegar hasta allá, uuufff.
Nota de Edgardo Caballero
“Entre pitos y matracas, entre música y sonrisas, el reloj ya nos avisa que ha llegado un año más…”
Así, con este estribillo de una de las tantas canciones navideñas que se volvieron clásicas del fin de año dando vueltas en la cabeza, hacemos un recorrido por centros comerciales de Bogotá y en los cuales, “desde septiembre se siente que viene diciembre”, como dice una promoción radial en la voz de Miguel Char.
Un extenso preámbulo navideño en una ciudad que arranca la madrugada con lluvia, al medio día está soleada, brillante, achicharradora y horas después, con la tarde metida entre lluvia torrencial y ‘toneladas’ de granizo, nos pone a ver no solo rugientes arroyos correr por muchas calles, sino inundaciones en sectores tanto residenciales como populosos y carros navegando en esos “ríos pluviales”, que, no hay tutía, nos recuerdan escenas cotidianas de nuestra querida “curramba”.
Si por Bogotá llueve a cántaros, por la Costa no escampa y así, con el invierno a todo dar y con los cambios de fechas y muchos centros comerciales de nuestra región también vestidos de Navidad desde bien temprano, lo que se está haciendo es quitarle el encanto no solo al mes doce del año, a ese “¡llegó diciembre!” gritado con el alma, sino también a las cartas al niño Dios y hasta a los reyes magos, las ilusiones infantiles que aun persisten por muchos lados.
Ahora, con tres meses de anticipación, las emisoras y las decoraciones decembrinas de los almacenes desde septiembre u octubre, nos trasladan, digamos que sicológicamente, hasta la Navidad, pero se trata solo de un espejismo, porque no lograrán que para cuando la Navidad llegue, sintamos que ya la hemos vivido…. No lo lograrrán. ¡No!, porque la Navidad es en Navidad.
Le doy la razón a Evo Matrix: nada nada cambiará el hecho de que será el 7 de diciembre, con las encendida de velitas para iluminar la noche en Bogotá, en la costa y en todo el país y al amanecer del 8, día de la Inmaculada Concepción, cuando caeremos en la cuenta de que ha de ser en este momento cuando realmente arranca la Navidad… Y entonces, ahí sí, los niños comenzarán a esperar con ansias la novena del Niño Dios, cuyos días son inamovibles… Y en ese lapso pondrán sus cartas al Niño Dios o a Papa Noel o a Santa Claus, al pie del árbol de Navidad.
Y así, pasarán los días hasta cuando suene por todas partes el estribillo: “Las mujeres y los hombres, un besito nos daremos y entre todos cantaremos llenos de felicidad…Vamos todos a cantar: Año nuevo… Vida nueva”.
Un envío de Luis Eduardo Castañeda Escobar desde Oslo-Noruega:
«PARA LOS QUE ODIAN A PETRO
Por, Juan Fernando Uribe D.
(Médico)
Petro no es comunista. Es un socialdemócrata que acepta el capitalismo con sentido social, inclusivo y ecológico.
Como todos los colombianos, está rodeado de ladrones, pero los va depurando. No lo odien porque sí, estúdienlo. No le teman, compréndanlo. Muy distinto a Maduro, Castro o Pinochet. Muy distinto a Trump y a Ortega. Muy parecido a Lula y a Mojica.
Buena gente, pero serio, austero, estudioso y comprometido. Cuando abraza y sonríe, lo hace con sinceridad. Es compasivo y admira a los empresarios honestos, pero detesta (fastidia) los codiciosos, a los egoístas y a los ricos quejumbrosos que creen que los va a arruinar, a los racistas, a los que segregan y ridiculizan, a los ladrones, a los esclavistas y a los delincuentes de cuello blanco, también a los que quieren apoderarse de las instituciones públicas para hacer negocio y hacernos creer que es para beneficio de la comunidad.
No ha expropiado a nadie, no ha cerrado ningún medio de comunicación; sin embargo, permite que lo insulten, que lo denigren y lo calumnien. No toma venganza, pero llama a cada cosa por su nombre y tiene la valentía de denunciar y exigir que se investigue hasta lo último a los enemigos de la patria, a quienes la han lastimado, a los despojadores, a los estafadores y a los asesinos.
A Petro le duele el país; le duelen los pobres, los marginados, los ancianos desprotegidos, las madres cabeza de hogar que madrugan y trabajan de sol a sol sin esperanza de una pensión ni un descanso. A Gustavo Petro le duele el campesino y el obrero al que cada año se le recatea el salario para dejarlo en el mínimo; le duele el muchacho sin prestaciones sociales que sin conocer a su patrón se mata en una moto o en una bicicleta para pagarle el arriendo a su mamá.
Al presidente le duele la universidad pública que pretenden privatizar, le duele el enfermo que tiene que apelar a la tutela para que lo operen o le den la droga sabiendo que al lado de la farmacia está la clínica privada construida con los dineros públicos.
También le duele la indiferencia a la tragedia que vive el campesino víctima de la guerra y el despojo, le duelen la selva, el cielo y los ríos.
Gustavo Petro es un patriota, no tiene un peso… y es honesto. Y es nuestro presidente.
Convenzamos a estos amigos que no es el delincuente que creen. Si lo fuera, ¡el país ya estuviera perdido!
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia».
Hasta ahí, lo enviado por Castañeda Escobar.